El 12 de mayo de 2022, luego de más de un año de preparación en el Ecoparque de Mendoza y más de 5 días de viaje terrestre por rutas argentinas y algunas brasileñas, la elefanta asiática Guillermina llegó al Santuario Global de Elefantes de Brasil, en Mato Grosso. No lo hizo en soledad, ya que durante todo este proceso –así como durante gran parte de toda su vida- la acompañó su mamá, Pocha.
A casi 15 meses de este hecho histórico, que fue vivido con mucha emoción y celebrado por gente de todo el país y de todo el mundo, Guillermina disfruta en plenitud del recinto para hembras asiáticas en el Santuario Global de Elefantes. Hace poco menos de 10 meses –el 8 de octubre del año pasado- Pocha falleció mientras compartía su día a día con su hija. De acuerdo a la autopsia, el deceso se produjo por una falla renal y se hallaron síntomas compatibles con tuberculosis humana. Calculan que tenía entre 55 y 56 años.
No obstante, Guille –como llaman cariñosamente a la elefanta más joven- parece haber procesado el duelo y, con entre 23 y 24 años, ya ha hecho buenas migas con otras de las elefantas asiáticas del precinto.
“Guillermina pasa gran parte del día con sus ‘hermanas’. Le gusta mucho estar en el barro con Maia y también se lleva muy bien con Bambi, son sus dos amigas favoritas”, resume director del Santuario Global de Elefante, Scott Blais, en diálogo con Los Andes.
Además, el referente del lugar destaca que, si bien en el Hemisferio Sur estamos en pleno invierno, en la región donde se encuentra el imponente predio del santuario han comenzado los días de más calor del año. Esto mismo es lo que lleva a Guille a tener una vida más activa cuando termina de caer la tarde y comienza la noche.
“Ya no pasa el frío de Mendoza. Guillermina nunca más vivirá un invierno tan frío”, resume Blais.
La elefanta Guillermina, más sociable y curiosa
Entre agosto y septiembre, la región del Mato Grosso donde se encuentra el Santuario Global de Elefantes atraviesa uno de los momentos más calurosos del año. Esto mismo es lo que lleva a Guillermina –y a sus compañeras- a estar más bien quietas mientras el calor más agobia.
“Están muy vagas a la mañana y quietas casi todo el día. Pero de noche se observa mucho movimiento. La transición ha sido asombrosa en Guillermina, se ha vuelto mucho más social y mucho más apegada. Además, siempre es respetuosa y se la ve cómoda. Es increíblemente calma y relajada”, la describe el director del Santuario, quien recuerda que al principio se la veía un poco más insegura.
Lo que mantiene la elefanta es la curiosidad, ya que siempre está ávida de inspeccionar la zona. Sin embargo, esos episodios de enojo que eran muy frecuentes al comienzo –sobre todo, cuando estaba con su mamá- se han ido esfumando y, ahora, ha aprendido mucho de sus nuevas compañeras.
El día a día de Guillermina es un tanto rutinario y reiterativo, aunque hace 15 meses que la elefanta disfruta de un entorno mucho más acorde a su hábitat natural y después de toda una vida de cautiverio en un foso de piedras y concreto.
Durante el día, Guille desayuna frutas (manzanas y banana, principalmente) y también tiene su momento para que se le realicen controles y exámenes médicos. Esto no toma más de 30 minutos y no se repite todos los días. De hecho, los encargados del Santuario intentan no interrumpirla mientras se encuentra interactuando con las otras elefantas.
Además de Maia y Bambi, Guille suele interactuar mucho también con Rana, otra de las elefantas asiáticas que comparte ese recinto de las paquidermas.
“A la mañana se la ve hacer pocas cosas, está muy lenta y tiene que ver con el calor. Pero a la tarde y noche, cuando baja la temperatura un poco, se vuelve más activa y enérgica. Entre otras cosas, juega en el pantano. Pero eso siempre depende de la temperatura y de lo que hagan las otras elefantas”, explica Scott Blais.
Además de Guillermina, Bambi, Maia y Rana hay otra elefanta en el lugar: Lady. No obstante, esta última es más adulta que las demás, por la que se la suele mantener aislada. Y es que Lady suele ser más insegura y –por momentos- poco amigable.
La muerte de Pocha y el cambio en Guillermina
La muerte de la elefanta Pocha, mamá de Guillermina, en octubre del año pasado se convirtió en una noticia difícil de digerir para la comunidad. En especial, porque todos habían seguido con mucha alegría y pasión el traslado de las elefantas.
A Guillermina también la golpeó, ya que –durante años- fue su única compañía, en el Ecoparque de Mendoza y en los primeros días en el Santuario. No obstante, ya pasado el duelo, Guille evidenció importantes cambios en su conducta.
“Cuando Pocha falleció, Guillermina se volvió más social. Es algo que ya se había empezado a evidenciar antes. Era como que Pocha siempre mantenía la distancia, pero ahora se ven más interacciones entre Guillermina y las otras elefantas”, agrega Scott Blais.
Los otros traslados, demorados
El director del Santuario Global de Elefantes, Scott Blais, agrega –además- que el traslado de los otros elefantes de Argentina al Santuario se ha demorado.
“Estamos esperando el permiso de traslado, pero viene realmente lento. En parte, creemos que tiene que ver con las elecciones que habrá en Argentina este año y las transiciones de gobierno”, destaca Blais.
Siempre de acuerdo al itinerario provisorio que tienen desde el Santuario de Elefantes, el próximo ejemplar que llegará de Argentina al lugar es Kenya. Se trata de una elefanta hembra africana, quien también se encuentra en el Ecoparque de Mendoza y que estará en un recinto distinto al de Guille y sus “hermanas” (en el lugar hay cuatro grandes divisiones: hembras asiáticas, machos asiáticos, hembras africanas y machos africanos).
Una vez concretado el traslado de Kenya, desde Brasil creen que se seguirá con Kuky y Pupy, dos hembras africanas que se encuentran en el Ecoparque de Buenos Aires. Y, recién después será el momento de coordinar y concretar el traslado de Tamy, el elefante macho asiático que también se encuentra en Mendoza y que estará en el recinto de machos asiáticos. Más allá de esta planificación, no hay todavía fechas tentativas para concretar estos traslados.
“Es importante que los argentinos sepan que están cambiando el mundo con estos avances en los traslados al santuario. No solo el mundo de los elefantes en cautiverio, sino también la visión de la gente sobre los elefantes. Y están inspirando a otra gente en el mundo a hacerlo”, concluye el director del Santuario Global de Elefantes.