Dueños de bares y restaurantes de la Arístides se quejan porque no pueden poner música en las veredas

Una nueva disposición municipal regula el volumen de los parlantes. Comerciantes de la concurrida calle reclamaron ante la comuna para llegar a un acuerdo.

Los comerciantes también se quejan por el trato de los inspectores municipales y por la inseguridad / Los Andes.
Los comerciantes también se quejan por el trato de los inspectores municipales y por la inseguridad / Los Andes.

Propietarios de locales gastronómicos de la calle Arístides Villanueva realizaron una serie de reclamos a la Municipalidad de Ciudad. Se trata de “un sumatoria de situaciones” que les impide desarrollar con normalidad sus actividades. La gota que colmó el vaso, y por la cual llegaron hasta el edificio municipal solicitando una reunión con el intendente, está relacionada con la imposibilidad de poner música en las veredas.

Los temas que completan los cinco puntos sobre los que reclaman y buscan trabajar los comerciantes son: la ausencia de preventores en la zona, lo que, según explican, obligó a contratar seguridad privada para prevenir robos, hurtos y desmanes, incrementando los costos; la falta de limpieza y consecuente plagas de roedores; los malos tratos y prepotencia de los inspectores municipales y las faltas de controles en la habilitación de nuevos locales. Aseguran que ha crecido la cantidad de quioscos con mesas sobre la vereda pero que no cuentan con requisitos, como baños, y no se les realiza control bromatológico.

Con relación a la música, explican que el jueves 4 de marzo recibieron una notificación donde se informaba que estaba prohibido el uso de parlantes que apuntaran hacia la vereda. Andrés Civit, dueño de un local que recibió una multa, informó a Los Andes que ese mismo día inspectores municipales realizaron 18 multas.

“Al otro día, algunos locales gastronómicos teníamos programados, en conjunto con el Ministerio de Turismo como Puntos Vendimia, la presentación de artistas, bailarines al mediodía, justamente en la vereda. Nos llamó muchísimo la atención. Por un lado, teníamos la notificación de posibles multas y, por el otro, desde Turismo pidiéndonos que pusiéramos música para que los artistas bailaran. Hay una descoordinación en el sistema de trabajo. Para cumplir con el compromiso tuvimos que romper la norma. Absurdo”, disparó Civit.

En el interior de los locales, la música -según la normativa vigente- no debe superar los 65 decibeles. Los dueños lo califican de ridículo por equivaler a una conversación en voz baja. Explican que la ordenanza que establece ese límite es de 1990, por lo que se encuentra desfasada, e informan que- según la Organización Mundial de Salud, hasta 80 decibeles se considera saludable. “A ese volumen adentro del local se escucharía lo que habla un mozo con el cajero; no tiene sentido”, se quejó Civit.

El grupo de comerciantes solicita que se revise la normativa vigente y propone trabajar en conjunto poniendo a disposición inversión propia para realizar los trabajos de investigación y mediciones necesarias para llegar una solución, contemplando también que se trata aún de una zona residencial. “Nosotros necesitamos de la música. La actividad gastronómica desde siempre estuvo relacionada a la música. Y en un momento donde no se puede ir a bailar, la gente busca lugares con música. El cliente muchas veces decide dónde ir, justamente, por el estilo musical que maneja el lugar y la realidad es que la mayoría elige sentarse afuera”, explicó Civit.

Las multas recibidas rondan los $30.000 en adelante. Aseguran que hay locales con multas que ascienden a $80.000 al mes. Sumado a la dificultad económica, denuncian que son realizadas por inspectores en forma agresiva, generando situaciones desagradables para los propios clientes en el lugar.

Reclamo que persiste

El grupo de comerciantes fue recibido por autoridades municipales, que luego se acercaron a la calle Arístides, y se encuentran a la espera de una reunión con el intendente Ulpiano Suárez, que no se encontraba en la provincia, según les informaron. “Hubo una buena intención de dialogar; es la primera vez que nos sentamos a debatir así”, comentó Andrés Civit.

La propuesta de los afectados es constituir una mesa de trabajo donde sean incluidos como actores fundamentales del sistema económico municipal y provincial, y proponen invitar a los vecinos residentes, ya que se trata de un tema antiguo que por el momento no tiene una solución conveniente para todas las partes. “Creemos que es una medida poco estudiada y para salir del paso”, aseguró Civit.

Y cerró: “Sentimos un hostigamiento. Estamos muy cansados de sentir que estamos todo el tiempo en offside. No hay reglas claras, todo el tiempo es algo nuevo. Hay desinformación: cada inspector te dice una cosa diferente. Queremos saber cuáles son las reglas para saber qué hacer y en qué invertir”.

Desde el sector resaltan que son parte de una actividad económica que genera trabajo de manera directa a más de 450 familias, e indirecta a cientos de proveedores y pequeñas y medianas empresas, como así también a artistas y técnicos.

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