Conciencia ambiental: crece el consumo de productos sustentables

La lista incluye copas menstruales, cepillos de bambú, shampoo sólido, entre otros elementos de uso diario. Cada vez más emprendedores los ofrecen y son muy buscados por los mendocinos.

Rocío comenzó a elaborar cosméticos naturales para sus hijos y familiares, luego los ofreció en ferias y este año por las redes sociales. Foto: José Gutiérrez / Los Andes.
Rocío comenzó a elaborar cosméticos naturales para sus hijos y familiares, luego los ofreció en ferias y este año por las redes sociales. Foto: José Gutiérrez / Los Andes.

El calificativo sustentable describe aquellos desarrollos que apuntan a crear valor económico, teniendo en cuenta la perspectiva social, minimizando el impacto ambiental. Un concepto que, si bien podría considerarse abstracto, es cada vez más cercano y que con el paso del tiempo ha captado el interés de los mendocinos. No solamente entre los consumidores que buscan este tipo de productos, sino también en los emprendedores locales que los ofrecen y venden con gran éxito.

En esta lista aparecen una serie de elementos de uso diario que llegaron como marginales y que se han ido imponiendo, tales como la copa menstrual, toallitas de tela, shampoo sólido, cepillos de bambú, bolsas compostables, entre otros. Algunos de ellos han comenzado a comercializarse en negocios tradicionales y hasta son promocionados en la televisión.

Lejos de desincentivar esta tendencia, la pandemia fomentó la reflexión sobre las rutinas de consumo y la necesidad de cuidar el medio ambiente. Además propició el acercamiento entre emprendedores e interesados a través de las redes sociales.

Martina muestra algunos de sus productos que elebora en su hogar. Se trata de toallitas de tela, además distribuye otros productos femeninos. Foto: José Gutiérrez / Los Andes.
Martina muestra algunos de sus productos que elebora en su hogar. Se trata de toallitas de tela, además distribuye otros productos femeninos. Foto: José Gutiérrez / Los Andes.

Cosmética natural

Sin extraños químicos, derivados del plástico y minimizando los envases, los productos de cosmética natural irrumpieron en el mercado local. Se trata de shampoo sólido, acondicionadores, desodorantes, entre otros elementos, que buscan reemplazar a los tradicionales.

La mendocina Rocío García Castellón elabora estos productos bajo su marca Panambi. Ella empezó fabricando estos elementos para sus hijos y hoy cuenta con una completa línea que comercializa a través de las redes sociales. “Antes de la pandemia mi fuerte eran las ferias, por lo que pensé que la cuarentena me iba afectar muchísimo, pero estaba equivocada”, relató.

Es que justamente en este periodo ella comenzó a observar mayor interés por productos de alimentación saludable y también cosmética. “Tiene muchos beneficios y el resultado es el mismo”, aseguró. Tal como precisó, los más interesados en este cambio son las generaciones más jóvenes, pero también genera curiosidad entre los más grandes. “Estamos en una crisis climática super importante. Me parece que hay mucha gente que se está dando cuenta de la necesidad de cuidar un poco el lugar donde vivimos”, consideró.

Gestión menstrual

El uso indiscriminado de toallitas descartables y protectores diarios durante la menstruación genera toneladas de basura que tarda décadas en degradarse. Por esa razón la copa menstrual, un recipiente de silicona médica que se introduce en la vagina y recolecta el líquido, comenzó a popularizarse como una alternativa más amigable con el medio ambiente. La que suele complementarse con toallitas y protectores de tela.

Martina Suárez, creadora de Mitra Sustentable, observó una demanda de estos productos insatisfecha en Mendoza y comenzó a ofrecerlos en su perfil de Instagram en plena pandemia. Si bien revende las copas, los productos de tela incluso son cosidos por ella misma. “Tengo todo el pack sustentable”, remarcó.

Sobre la repercusión, ella ha notado que cada vez más mujeres se animan a pasarse a esta tendencia. “A la gente le cuesta amigarse con la sangre, pero cada vez lo hace más por distintas razones: el impacto ambiental y en el cuerpo, así como para cuidar su propia economía”, enumeró. Es que según ella calcula con lo que se gasta en descartables en 4 o 5 meses se amortiza el costo de la copa que dura 10 años.

Cepillos y más

Cuando dejan de utilizarse, el plástico presente tanto en los cepillos de dientes como en las bolsas comunes pasa a formar parte de la pila de desechos que permanecen en la tierra por siglos. Consciente de esta realidad Laura Delú -con su marca Vita Verde asociada con Bienestar Green- comercializa cepillos de bambú que llegan a los hogares en bolsas biodegradables y compostables.

“Durante la pandemia empecé a trabajar con un proveedor que tiene una página web con estos productos y muchos otros que también apuntan a la alimentación saludable”, comenzó a relatar la emprendedora. Ellos además ofrecen copas menstruales, shampoo, sólido, entre otros.

En este tiempo ella también ha notado un crecimiento del interés de los consumidores. “Con la pandemia las personas se han salido de sus rutinas habituales lo que les ha permitido reflexionar y de alguna manera se han volcado a estas alternativas”, aseguró. Entre sus clientes también destacó veganos o vegetarianos que tienen mayor conciencia ambiental.

A cargo de la basura

En paralelo al aumento del interés por los productos sustentables, también se han multiplicado la cantidad de personas dispuestas a compostar su basura orgánica. Esto implica separarla, colocarla en un recipiente adecuado para luego obtener un producto rico en materia orgánica que puede utilizarse como fertilizante.

Por interés propio Natalia Daldi y su marido empezaron a preparar compost en su hogar. Esta acción fue el puntapié inicial para lanzar su marca Verde Vivo junto a otra pareja de amigos. Los socios se contactaron con la firma Greenheads que fabrica composteras en Buenos Aires y se volvieron distribuidores en Mendoza.

“Ellos diseñaron una compostera pequeña, estética, de plástico reciclado que da solución a la familia”, relató Daldi. Pero desde la marca local no solo comercializan el producto sino que brindan asesoramiento para evitar inconvenientes durante el proceso que dura entre 4 y 6 meses.

“Nuestro fin es vender conciencia y la gente cada vez se va animando más”, relató. Desde allí también tienen otro producto que es un sillón elaborado con neumáticos y telas recicladas y próximamente tiene previsto incorporar asesoramiento en paisajismo sustentable. En Instagram aparecen como “verdevivoproyecto”.

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