En un escenario donde el cambio climático ha desencadenado un aumento generalizado de las temperaturas oceánicas, ha surgido una anomalía intrigante en el Atlántico Norte que desafía esta tendencia. Llamada ‘blob frío’, esta mancha de enfriamiento ha captado la atención de investigadores, quienes plantean que su origen podría estar ligado a la desaceleración de la Circulación de Vuelco Meridional del Atlántico (AMOC), un componente crítico del sistema de circulación oceánica global.
A lo largo de casi una década, este misterioso fenómeno ha desconcertado a los científicos, ya que contradice la pauta de calentamiento experimentada por otros océanos. Expertos señalan que las temperaturas superficiales en el Atlántico Norte subpolar han registrado una disminución de aproximadamente 0.7 grados Fahrenheit durante el último siglo.
La relación entre esta anomalía y la Oscilación del Atlántico Norte (NAO) también se encuentra en el centro del debate, ya que la tendencia hacia una fase positiva más frecuente de la NAO podría estar influyendo en este enigmático ‘blob frío’. Este misterio supone una anomalía en el panorama actual y se encuentra en la costa atlántica de Canadá y Groenlandia.
Un nuevo estudio ha arrojado luz sobre este enigma, destacando la influencia de cambios en los patrones atmosféricos a gran escala. La investigación, liderada por Laifang Li, profesor asistente de meteorología y ciencia atmosférica en Penn State, revela que “el cambio en la circulación atmosférica es lo suficientemente significativo como para inducir un impacto a largo plazo en el sistema climático”.
Laifang Li, profesora de la Universidad Estatal de Pensilvania y coautora de la investigación, explicó que este proceso se asemeja a enfriar una taza de café caliente, donde la intensificación de los vientos en la superficie del océano tiene un efecto de enfriamiento similar.
“Cuando queremos enfriar una taza de café caliente, removemos la superficie, y eso promueve la pérdida de calor. Eso es exactamente lo que va a hacer la intensificación de los vientos con la superficie del océano: tiene un efecto directo de enfriamiento”, detalló.
A medida que la comprensión de esta anomalía continúa evolucionando, los científicos buscan descifrar cómo esta singular zona de enfriamiento puede estar conectada con la circulación oceánica global, que se encarga de transportar agua cálida desde los trópicos hacia el norte del Atlántico y envía agua fría hacia el sur, debajo de la superficie, y cómo los patrones atmosféricos podrían estar influyendo en su comportamiento.