Crimen del barra de la Lepra: una prenda de vestir y ADN, las claves en el final del juicio

Terminó la ronda de testimoniales en el debate por el asesinato de Omar Alfredo Jofré, alias “Camel”, ocurrido en febrero del 2019. Hay dos elementos trascendentales, en la previa de los alegatos.

Crimen del barra de la Lepra: una prenda de vestir y ADN, las claves en el final del juicio
Policía Científica trabajando el día del hecho en el boliche. A la derecha, el "Camel".

Entró en la recta final el juicio que busca esclarecer el crimen del “Camel”, el ex jefe de la barra brava de Independiente Rivadavia ultimado a balazos hace dos años en el boliche La Guanaca, de Chacras de Coria. Una prenda de vestir y material genético son las pruebas claves del debate, al que sólo le restan los alegatos y la sentencia.

Hace días se desarrolló una nueva audiencia por el caso de Omar Alfredo Jofré (36), asesinado el 24 de febrero del 2019 en la playa estacionamiento de la mencionada discoteca de Luján, y que tiene en el banquillo de los acusados a Rubén Alberto Tula (36). Esa noche la víctima había ido a bailar con amigos, pero a la salida se encontró con un sicario que lo enfrentó y le disparó en el cuello y en el tórax. El agresor, corroborado por todos los testigos, vestía indumentaria de la Selección Argentina y su cómplice era otro sujeto que lo esperaba en una moto. Con el “trabajo” cumplido, escaparon en el vehículo en dirección sur.

La precisión del destino que tomaron en la fuga la aportó un policía que estaba como custodio, a quien el fallecido se le acercó para pedirle auxilio. Este efectivo describió el rodado y dijo que el matador tenía puesta una campera.

Y justamente la vestimenta es uno de los dilemas en la causa, porque mientras el uniformado sostiene que era una campera de la Selección, otros testigos dicen que era la clásica camiseta del elenco nacional.

Esto toma vital importancia porque a horas del homicidio, a unos 800 metros de la escena, los investigadores encontraron una moto tirada-de características similares a la utilizada por los sospechosos-, un casco y una campera de Argentina. En esta prenda se detectó ADN del detenido, cuyo perfil ya estaba cargado en los registros judiciales por tener antecedentes.

Con este elemento y otras pruebas la fiscal Claudia Ríos imputó a Tula y lo llevó a juicio, instancia en la que han pasado varios testigos. Y a partir de estas declaraciones es que el acusado se ha visto en parte beneficiado, ya que nadie lo ha ubicado esa noche en La Guanaca”, además de las testimoniales que dicen que el autor llevaba remera y no campera.

Otro punto que puede jugar a su favor es que en el análisis de la ropa hallada se detectó un segundo ADN, aunque sin identificar. Esto lo explicó en el debate el director del Registro de Huellas Digitalizadas de la provincia, Miguel Marino.

Las testimoniales, una contradicción y el móvil

Dentro de la nómina de testigos presenciales, aparecía un joven que estaba señalado como fundamental porque podía llegar a reconocer al imputado. Sin embargo, este muchacho aseguró que sólo vio el fogonazo del arma de fuego, ya que se estaba subiendo al auto de Jofré.

Sobre esta versión las partes acusadoras detectaron una aparente contradicción, porque el resto de los presentes sostiene que este testigo estaba al lado de la víctima, con lo cual debió observar claramente a quien disparaba.

Las últimas testimoniales fueron de dos hombres vinculados a la hinchada de la Lepra y que estuvieron esa noche con el “Camel”. Uno de ellos dijo que apenas escuchó las detonaciones, mientras que el otro explicó que conocía a Tula del ambiente de la “cancha”. Respecto a esto último, la hipótesis del crimen apunta a un ataque contra Jofré por las disputas en el control de la barra y los presuntos negocios de narcomenudeo.

Con este objetivo hubo un autor intelectual y dos sicarios; el instigador y quien acompañaba al autor en la moto no fueron identificados en la investigación.

En este contexto el juicio llega a su final, y se espera fecha para que aleguen la fiscalía, el defensor Pablo Cazabán y la querella oficial. Cada uno hará su propio análisis de la prueba y luego la jueza Nancy Lecek dictará sentencia. Tula arriesga una condena de 10 a 32 años de cárcel por un homicidio agravado por el uso de arma de fuego.

Tenemos algo para ofrecerte

Con tu suscripción navegás sin límites, accedés a contenidos exclusivos y mucho más. ¡También podés sumar Los Andes Pass para ahorrar en cientos de comercios!

VER PROMOS DE SUSCRIPCIÓN

COMPARTIR NOTA