Una visita en doble rol y el desvelo fiscalizador

Massa no quiere ninguna presencia junto a él que lo pueda correr del centro de la escena. Con más razón aquí, en Mendoza, donde no hay un solo dirigente del peronismo que le aporte algo positivo en cuanto a imagen o posibilidades de más votos. Por su lado, Cornejo tiene una postura más coherente y prudente que alguno de sus pares radicales, como el jujeño Morales, que al pedir que no gane Milei dio su voto cantado al candidato peronista.

Massa en Mendoza
Massa en Mendoza

La visita de Sergio Massa trasladó por unas horas el escenario preelectoral a nuestra provincia. El ministro y candidato vino a hacer campaña en Maipú, donde congregó a gran parte de los sectores del peronismo local, pero también cumplió con su rol de funcionario nacional (en la práctica está a cargo del gobierno) para traer ayuda monetaria pedida por el gobernador Suárez a raíz de los daños que generó el viento Zonda el fin de semana anterior.

En realidad, vimos el viernes a un Massa en dos versiones. El candidato que, como señalábamos, reunió a la mayor parte posible del peronismo mendocino en un acto de campaña con anuncios destinados a despertar interés en la población en un tema siempre sensible: la inseguridad. Y como funcionario nacional, llegando sin ningún séquito hasta el despacho del Gobernador para cumplir con el pedido de la Provincia y, de paso, tratar de poner en orden o al día algunas cuentas pendientes de la Nación.

Se comenta que esa supuesta soledad del ministro-candidato no es una cuestión menor dentro de la estrategia electoral de su equipo de campaña. Massa no quiere ninguna presencia que lo pueda correr, aunque sea por muy poco, del centro de la escena. Con más razón aquí, en Mendoza, donde no hay un solo dirigente del peronismo que le aporte algo positivo en cuanto a imagen o posibilidades de más votos.

En efecto, los números son elocuentes. En la elección presidencial, Massa obtuvo en esta provincia muy poco menos del 24% de los votos, repuntando 7 puntos porcentuales con respecto a las PASO. Ninguna comparación con la elección del peronismo a nivel local, ya que la fórmula que encabezaba Omar Parisi obtuvo en las generales de setiembre sólo 14,7% de los votos, un mínimo no sólo histórico sino hasta catastrófico para el peronismo local. Además, aquel resultado que obtuvo aquí Massa estuvo bastante cerca de Juntos por el Cambio, que con Bullrich como candidata sólo acumuló 25,85%, con el PJ pisándole los talones.

El massismo sabe que debe consolidar lo que, a fuerza de aparato partidario peronista y dádivas, logró recuperar en el conurbano bonaerense y también en el norte del país, que le había sido bastante esquivo en las primarias de agosto. Eso deberá intentar consolidarlo o mejorarlo para lograr vencer a Milei el domingo 19. Pero también son apetitosos los votos que se puedan sumar en la franja central del país, que integra Mendoza junto con otras provincias en las que Milei viene sumando con números interesantes (PASO y generales de octubre). Son territorios esquivos para el peronismo, ahora conformados a modo de bloque debido a la derrota del PJ tanto en San Luis como en San Juan.

Es que también se presenta una necesaria pelea por los votos de la clase media argentina, que, aunque cada vez más golpeada, sigue siendo determinante a la hora de evaluar ofertas y conveniencias desde el punto de vista electoral provenientes de los distintos candidatos. La batalla por los votos en esta segunda vuelta está dada una vez más en los sectores medios de la población. En ese segmento cabe incluir a quienes se inclinaron por el cordobés Juan Schiaretti y a los que están indecisos, porque, no satisfechos del todo con las dos opciones para el balotaje, no saben si irán o no a votar.

Sabe bien el ministro-candidato que ese gesto de humildad con el que se muestra mayoritariamente en la campaña puede favorecerlo a la hora de la votación. Como señalan en su entorno, no quiere que nada lo aparte de esa imagen. Y sólo él y sus asesores más confiables, que no son militantes, determinarán en qué momento cambiar la actitud y por qué hecho circunstancial.

En la parte oficial de su reciente visita, que, como vimos, se enmarca básicamente en lo electoral, el ministro-candidato llegó predispuesto a generar un clima de cordialidad en el ida y vuelta con Rodolfo Suárez. Con más razón porque el Gobernador había expresado su intención de recibirlo siempre que respondiera al requerimiento efectuado para cubrir las necesidades que generó el temporal del fin de semana anterior.

¿Pudo existir algún malestar en sectores del radicalismo mendocino por la recepción de Suárez a Massa? Probablemente a más de uno no le haya gustado la imagen registrada en virtud del clima electoral imperante, pero no mucho más que eso. Suárez, como Cornejo y la mayor parte del radicalismo mendocino que representan los intendentes departamentales dejaron en claro luego de la elección del domingo 22 de octubre que la UCR local se mantendría neutral con respecto a la segunda vuelta entre Massa y Milei. Y esa es la línea argumental que todos pretenden mantener en el oficialismo local.

Por otro lado, ¿qué otra opción tenía Suárez ante el panorama que ofrece hoy el oficialismo nacional? En un gobierno que prácticamente se quedó sin un presidente en ejercicio y en el que los numerosos ministros tienen un papel casi inexistente, ¿quién otro puede atender un reclamo desde una provincia si no es el propio Massa? Ministro, candidato presidencial y virtual presidente. Hasta llegó a decir en estos días que si gana la elección habrá una transición ordenada. Es que si gana el domingo 19 lo suyo será como una reelección.

Por otra parte, que un gobernador y un ministro nacional de diferente signo partidario puedan sacarse de encima por un momento sus respectivas pertenencias partidarias para cumplir los roles de funcionarios es un gesto de corrección política indudable. Aunque es indudable que en este caso el beneficiario es el ministro del Ejecutivo nacional en virtud de su rol como candidato presidencial más votado en la primera vuelta electoral.

No dejar de fiscaliza

Cornejo puso mucho énfasis en la necesidad de fiscalización en las mesas de votación de la segunda vuelta electoral. Dijo que no se puede tolerar que la democracia argentina celebre cuatro décadas de actividad ininterrumpida teniendo encima el fantasma del fraude electoral, tan grave, sostuvo el gobernador electo, como los índices de pobreza y marginalidad que hoy registra la población argentina.

De todos modos, se interpreta que cuando Cornejo habla de la necesidad de asegurar a través de Juntos por el Cambio la fiscalización en las mesas de votación de todo el país el próximo domingo 19 está refiriéndose al espacio que lidera Javier Milei. Fue La Libertad Avanza el sector que denunció fraude en las recientes elecciones, pero sin poder aportar pruebas que permitiesen tramitar una acción judicial.

¿Induce Cornejo, con esa postura, al voto a favor de Milei? El sostuvo públicamente que no está en condiciones de optar por uno u otro de los contendientes y que no lo hará de todos modos. Pero, como ya se ha señalado, el todavía senador nacional tiene una postura claramente más coherente y prudente que alguno de sus pares radicales, como el jujeño Morales, que dijo a los gritos en el acto radical de homenaje a Raúl Alfonsín que haría poco menos que lo imposible para que no gane Milei en la segunda vuelta electoral. Voto más que cantado.

Además, es muy evidente la intención de Cornejo de fortalecer desde ahora el espacio que a partir del 10 de diciembre integrarán los diez gobernadores surgidos de Juntos por el Cambio antes de que la derrota de Bullrich desembocara en la decisión explosiva de Macri de apoyar al candidato libertario. Siempre hay que tener en cuenta que los mandatarios provinciales suelen tener entre quienes ocupan las bancas intérpretes y ejecutores de estrategias que se arman en las usinas provinciales. Uno de los objetivos de ese armado, por lo tanto, puede ser evitar la ruptura entre espacios derivada de la pelea entre Macri y los radicales, fundamentalmente.

Es válido reiterar, por lo tanto, que Cornejo buscará ser partícipe activo en el armado de una estructura desde las gobernaciones que Juntos por el Cambio festejó antes de que su armado se desmoronase tras la última elección. El mendocino es uno de los dirigentes que no enterró el nombre de la coalición y esto puede ser así, entre otras razones, porque considera que recomponiendo las áreas dañadas por la pelea entre Macri y los radicales, con desprecios públicos mutuos muy fuertes, se puede recrear un espacio que vuelva a ser competitivo en un par de años sea cual fuere el próximo presidente.

En la semana que se inicia se espera la llegada de Milei. La otra cara de la moneda electoral. El gran ganador en Mendoza en las dos citas electorales previas. El libertario tiene aquí un anclaje partidario importante con los demócratas y ahora también con dirigentes del Pro, tanto de los que se quedaron en Cambia Mendoza como de los que siguieron a De Marchi. Y tal vez de radicales que, como Luis Petri, están convencidos de que la opción libertaria es la única en estos momentos para frenar al kirchnerismo, aunque muestre la remozada fachada massista.

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