Olvidos argentinos: educación, ciencia e inversión

La educación terciaria en el mundo de la revolución tecnológica digital es tan necesaria como lo fue cuando surge la revolución industrial la necesidad de la educación primaria.

Según algunos estudiosos de La India al iniciarse sus primeros gobiernos independientes en 1947, su primer ministro Jawaharlal Nehru soportó críticas por promover un programa de apoyo a la investigación en ciencia y tecnología en un país donde grandes cantidades de habitantes sufrían hambre. Precisamente por la miseria que sufren gran parte del pueblo es que debemos invertir todo lo que podamos en ciencia replicaba el estadista que acompañó a Gandhi en la lucha por la independencia del Imperio Británico, Hoy ese país ha superado a sus antiguos dominadores en su economía que ya es la quinta del mundo y en pocos años será la tercera desplazando a Alemania y Japón.

No es casual que los países con mayor nivel de vida tengan tasas de inversión en Ciencia y Tecnología varías veces superiores a los subdesarrollados. En nuestra región solamente Brasil asigna un punto del PBI a investigación, contrastando con el 0,52 de la Argentina y el 1,83 de Australia. La mayor parte de los países de Europa superan el 2,5 con más de 3 puntos de Alemania y el Reino Unido, Casi 4 puntos de los Estados Unidos y cerca de 5 puntos de Israel.

Nos enorgullecemos de los premios nobel en Ciencia que obtuvieron científicos argentinos, pero despreciamos desde algunas dirigencias a las instituciones que los formaron como la Universidad pública y los centros de investigación. Se deben corregir los excesos en gastos burocráticos o los aportes a investigaciones que no son prioritarias, pero es urgente invertir el triple, buscando además los aportes privados, en el desarrollo científico.

Otra tasa a tomar en cuenta es la de graduados terciarios. En los países con mejores niveles salariales el 60% de la población tiene estudios terciarios. En nuestra región y en particular la Argentina, sólo el 20% de la población en edad laboral cuenta con formación terciaria, por eso centenares de miles de puestos de trabajo vinculados a las nuevas tecnologías no encuentran personal.

La educación terciaria en el mundo de la revolución tecnológica digital es tan necesaria como lo fue cuando surge la revolución industrial la necesidad de la educación primaria. Eso lo comprendió Sarmiento que fue el adalid de la alfabetización y encontró en Roca un gran ejecutor mientras Rosas no lo entendía y escribía desde Inglaterra “Sarmiento con esto de la educación no comprende que nos habrá quien trabaje si todos van a la escuela”. Sarmiento no se limitó a la instrucción pública como lo muestra la creación de la Academia de Ciencias de Córdoba, recuperando iniciativas de Rivadavia cuando trajo al país a Físicos, Químicos, Astrónomos y laboratorios para que las Universidades fueran más que Seminarios para formar sacerdotes.

Parece evidente que algunos que ahora pretenden constituirse en herederos de esos hombres poco han leído de sus publicaciones y menos de sus obras de gobierno, que trascendían las preocupaciones mezquinas de la mera contabilidad, porque buscaron ser estadistas y pensar y gobernar al país con sentido de grandeza y por cierto, que con luces y sombras, tuvieron grandes logros.

Entre ellos consiguieron lo que es la tercera tasa a tener en cuenta: la Tasa de Inversión en relación al PBI fuera alta. Durante largos períodos osciló en el 30% y entre 1903 a 1914 en varios años superó al 40%.

Estas cifras contrastan con la baja inversión que hubo en los últimos 20 años a pesar de condiciones externas muy favorables para las economías como la Argentina. Se juntaron precios internacionales sólo comparables a los obtenidos en la primera década del siglo pasado y tasas de interés bajas en los mercados financieros internacionales.

Sin embargo, además de las restricciones a las producciones exportables que por ignorancia y prejuicios ideológicos se implantaron, se agregó la falta de incentivo a la inversión como vemos en tasas que en 2005 sólo son del 17% suben al 19% en 2007 y solamente en 2008 superan los 20 puntos para bajar al año siguiente a 17 y 16% en el año del bicentenario. Desde ese piso hasta la actualidad hemos oscilado entre el 17 y el 14 por ciento que fue un 12% en 2020, año de la pandemia de COVID.

La Tasa de inversión baja explica que se hayan perdido logros que teníamos en el 2001 como exportar petróleo, gas y energía eléctrica. O del deterioro de las rutas y del transporte. El estancamiento de la producción agroganadera, el escaso valor agregado a los productos de la tierra, la falta de competitividad y en especial la ausencia desde hace 10 años de generación de nuevos empleos privados de calidad son el resultado perverso pero inevitable de esas tres tasas descuidadas, Educación, Investigación Científica Tecnológica, Inversión.

Al combate a la inflación debe agregarse estos temas aquí señalados y por sobre todo la calidad institucional.

* El autor es presidente de la Academia Argentina de la Historia. Miembro de número del Instituto Argentino de Historia Militar.

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