Europa y la invasión a Ucrania: una nueva “cortina de hierro”

Una nueva “cortina de hierro”, se cierne sobre Europa, con una nueva significación; desde el norte de Finlandia a Odessa, en el Mar Negro.

Europa y la invasión a Ucrania: una nueva “cortina de hierro”
El epítome del conflicto es el intento de aislar a Rusia del ciberespacio y los intentos rusos de crear su “propia” internet. / Foto: AP

“… Desde Stettin, en el Báltico, a Trieste, en el Adriático, ha caído sobre el continente una cortina de hierro…” (fragmento del discurso de Winston Churchill en Westminster College, Fulton, Missouri, 5 de marzo de 1946).

La guerra en Ucrania trae continuamente imágenes del pasado reciente de Europa. Una de ellas es, precisamente, la que quiso significar Churchill, con aquella metáfora de la “cortina de hierro”, en los inicios de la Guerra Fría: la división de Europa en dos áreas geográfica e ideológicas completamente distintas y opuestas.

Esa imagen parece materializarse, en la revitalización de dos bloques opuestos, la OTAN y la UE en el Oeste y un espacio postsoviético dominado por Rusia al Este, que pujan por correr la frontera que los separa.

Esa nueva “cortina de hierro”, en parte ya trazada, está tratando de ser demarcada definitivamente en Ucrania, de forma violenta. Si bien la analogía no es completa, es claro que se está conformando una frontera ideológica y que reaparecen las visiones o percepciones mutuas de tiempos pasados, con mayor o menor grado de verosimilitud, según se esté de un lado u otro de la línea.

Ahora, desde un lado se habla de falta de libertad, de la censura a los medios de comunicación no oficiales, de represión de la oposición, etc. Desde el otro lado, de penetración cultural, de menosprecio por la nación rusa, pero principalmente de un “decadente y vicioso Occidente”.

En Europa hay una fuerte sensación de inseguridad y de amenaza por parte de Rusia y del otro lado se perciben como “no europeos” (aunque geográficamente Rusia es parte de Europa, por lo menos hasta los Urales).

Más aún, las sanciones económicas y de todo tipo de Occidente a Rusia, y las contramedidas de Moscú parecen potenciar esa separación. El epítome del conflicto es el intento de aislar a Rusia del ciberespacio y los intentos rusos de crear su “propia” internet.

Se podrá argüir que lo dicho va en contra de proceso de globalización dominante, que hace del mundo una aldea. Pero precisamente, si en algo coinciden los analistas, es que el conflicto por su importancia y sus repercusiones, es un proceso de desglobalización. Se habla de una vuelta a la geopolítica, al realismo político, a las cuestiones de seguridad nacional, al ámbito reducido del estado nación.

Aquel proceso –si no es una falsa impresión- recién comienza. Que perdure en el tiempo y que alcance para reconfigurar el orden mundial está por verse. Porque hoy la dinámica mundial pasa por el tándem Washington/Pekín y el eje del mundo es la cuenca del Pacífico, todo en lógica de globalización.

En aquella dinámica europea, hay países con poco margen de maniobra (Serbia y Bulgaria) de históricos lazos con Moscú, pero ubicados en el bloque occidental y otros, que corren una “carrera contra reloj” para no quedar detrás de esa “cortina de hierro”, como Moldavia, Georgia y Armenia.

También hay situaciones anómalas, como Kaliningrado, el enclave ruso en el Mar Báltico, entre Polonia y Lituania, que se puede transformar en un nuevo Berlín Occidental (ahora en un sentido inverso).-

Por ello, decimos que una nueva “cortina de hierro”, se cierne sobre Europa, con una nueva significación; desde el norte de Finlandia a Odessa, en el Mar Negro. Y que Ucrania y otros países, luchan por quedar en el espacio de libertad y pluralismo, antes de que caiga definitivamente el telón.

*El autor es Licenciado en Relaciones Internacionales.

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