Juan Carlos Fasciolo fue discípulo de hombres de la talla científica de Bernardo Houssay, amigo, colega y compañero de camino de Luis Leloir, Alberto Taquini, Eduardo Braun Menéndez, entre otras eminencias de la ciencia con quienes plasmó un descubrimiento que despertó la atención y el respeto de la comunidad médica mundial.
Así comenzaba la nota publicada en las páginas de Cultura de Los Andes, a raíz de la presentación de un libro sobre los aportes de este científico.
Fasciolo trascendió principalmente por sus trabajos de investigación en el sistema renina angiotensina (sistema hormonal que influye en la regulación de la presión sanguínea) que permitieron tratar eficazmente la hipertensión arterial. Se radicó en Mendoza, donde formó su familia. Aquí se dedicó con porfía y pasión a la investigación científica (dejó importantes aportes en materia de Histología) y a la docencia en las aulas de la Universidad Nacional de Cuyo.
"Llegamos a Mendoza el 7 de marzo de 1952. Yo cumplía 9 años ese día. Al llegar, mi padre dijo: 'Hemos llegado al paraíso'. Y llamaba a la estadía en Mendoza: 'La aventura mendocina'. Nunca más quiso partir y se adaptaron junto con mi madre a este lugar al que quisieron como propio. Aquí vivieron desde el año 1952 hasta sus muertes. Amaron a su gente. Se deleitaron con su música de cuecas, gatos y tonadas", comentó su hija Susana, quien escribió el libro "Juan Carlos Fasciolo. Del hombre al científico".
En el año 1957 fundó la Cátedra de Fisiopatología, la primera en el país. Fue profesor titular de la misma hasta 1977, año en que se jubiló.