Intensa San Pablo

Gigantesca, populosa, cosmopolita y auténticamente brasileña, la primera metrópoli de América lo tiene todo. Una escapada foodie, cultural y de compras que da cuenta que merece una visita más allá de las escalas aéreas.

La inmensidad nos invade antes de aterrizar en el Aeropuerto de Guarulhos y atraviesa interminables decenas de minutos de sobrevuelo hasta tocar la pista. Desde arriba, es una jungla gris infinita de rascacielos enroscados en autopistas que se disuelven en el horizonte. No venimos a hacer negocios al centro financiero más importante de América Latina, ni a esperar un vuelo que nos lleve a otro lugar.

Venimos porque sí, porque Brasil sigue siendo contrastes y sones de samba aun lejos de la selva y el mar calentito. Porque São Paulo -en su idioma original- es también un destino de desenchufe, alta gastronomía y entretenimiento. Porque en esta ciudad surcada por expresiones artísticas, lujo y sangre iberoamericana, descansaremos con aromas de cafezinho y una canción de Marisa Monte. 

Sabemos que en lo que refiere a demografía, cultura y economía, estamos en una de las ciudades más importantes del mundo. En términos de construcción, San Pablo se ubica solamente detrás de Hong Kong y Nueva York.

Comenzamos el recorrido encarando los confines más populares, haciendo base en la Praça da República sobre la Avenida Ipiranga, en el Centro Novo. Desde allí vemos el mítico Edificio Italia, el tercero más alto del país, Patrimonio Histórico y emblema de la arquitectura brasileña. Para donde caminemos, nos rodearán edificios de los años sesenta, galerías sombrías y misteriosas como las de Santiago de Chile o Buenos Aires, con ascensores oscuros, patios centrales y una mélange de locales vacíos alternados con otros que ofrecen manicuría, podología y artículos de peluquería, venta de pilas para relojes, lanchonetes –o cafeterías- y  puestos de fritanga callejera.

Las veredas empinadas están dibujadas con piedras iguales a las míticas de Copacabana. Me llama la atención el olor característico a alcohol aún al aire libre, que imprime un insólito tono de asepsia en este entorno. En todas las cuadras sobreviven teléfonos públicos con casuchita redondeada, como los que dejamos de ver en Argentina a fines de los '80. En las arterias, la hora pico se hace sentir en el caos de tránsito sudamericano del último día laboral de la semana. La música está en todos lados.

El Mercadão y los indispensables gastronómicos

El Mercado Municipal de Pinheiros es la visita que no se puede obviar. En el corazón del casco histórico y muy cerca de la estación de Metro São Bento, un edificio art deco de 12.600 m2 que existe desde 1933, comienza a pulsar de madrugada y alberga 300 puestos con más de 350 toneladas de alimentos de todo el mundo por día. Frutas y verduras frescas, exóticas, de todos los colores y países imaginables. Fiambres y quesos. Especias. Pescados y carnes. Cafés de origen, vinos, cachaza.

Caminar las naves es una aventura multi sensorial donde experimentar pitayas dulces y frescas, peras crocantes y un bocado monumental de dátiles con frutillas, que se siente con gusto a chocolate. Fruta de la pasión.

Hierbas, tés y condimentos mezclados a la manera de la casa, y envasados al vacío, listos para viajar a la alacena. Castañas de cajú. Calabresa y pão de queijo. Todo se ofrece con sonrisas, se acepta y degusta y, después, se regatea y se cierra el negocio.

Además, hay puestos de comida con banquetas altas para darse un festín de platos típicos: coixinhas, ostras frescas, limonada, tapioca, brigadeiros, pastel de bacalao –una empanada cuadradita, frita y crocante-, pasteles dulces. La vedette del lugar es el famoso sandwich de mortadela, que llega a tener más de veinte centímetros de alto y pareciera contener entre dos panes todo el fiambre de la galaxia.

A pocas cuadras del Mercadão está Casa Mathilde, una doçaría portuguesa donde probar el tradicional y absolutamente necesario pastelito de Belem –una tarta individual de masa philo con relleno suave de vainilla y notas de canela- o el São Bento –un postre similar con relleno de almendras- con un café preto. La pastelería se encuentra enfrente del Edificio Martinelli, el primer rascacielos y un auténtico documento arquitectónico de la transición del centro de la ciudad, que supo ser el más alto de Latinoamérica hasta 1946 y de Brasil y San Pablo hasta 1947.

Al oeste, en el barrio de Itaim Bibi, se encuentra la única sucursal iberoamericana de Eataly, el marketplace italiano más grande del mundo. Además del fabuloso patio de comidas –donde comer carnes, pescados, pizzas, pastas, pastelería y gelatto-, se puede comprar de todo: libros importados, utensilios de bazar, regalos, cafés y vinos del mundo, condimentos, dulces y chocolates, pastas secas y productos frescos. En esta suerte de templo foodie también se dictan clases de cocina.

El esplendor de Jardins

Nos alojamos en Jardim Paulista, un barrio donde viven celebridades de la televisión, futbolistas y políticos, revela nuestro taxista indicando a quiénes pertenecen esos caserones. El nombre de la región de Jardins le hace justicia a la vegetación tupida de las calles, que huelen a sándalo, a hierba fresca, a pasto recién cortado, a flores. Caminamos unas cuadras hasta la paquetísima Rua Oscar Freire, la calle que concentra en pocas cuadras y sus laterales las tiendas más buscadas –desde Cartier hasta Forever 21, pasando por Lush, Melissa y Havaianas-, chocolaterías y galerías de arte como la de Romero Britto. El famoso mural de Einstein en bicicleta pintado por el artista paulistano Kobra está frente a otro de Frida Kahlo y vale la pena ir para la foto.

En la perpendicular Haddock Lobo aterrizará con sus cupcakes la pastelería neoyorquina Magnolia Bakery por primera vez en Sudamérica. El recorrido se hace tomando un helado de Bacio di latte o su vecina, la italiana Le Botteghe di Leonardo, ambos elaborados sin conservantes, esencias o pulpas artificiales, y con azúcar orgánica y frutas naturales. Hay chocolates a base de agua –sin lácteos- con cacaos puros de tres orígenes diferentes, pistacho, coco y una lista de sabores breve pero contundente, todos inolvidables y para ir más de una vez. En la misma vereda, Cabana es una hamburguesería con barra, donde nos animamos a probar un Smash de Manjericão -gin, limón, almíbar de azúcar orgánica y albahaca-.

A pocas cuadras de la Avenida Paulista, el restaurante Pateo Sabor Paulista es una buena opción para probar la tradicional feijoada, que los brasileros acostumbran a comer los sábados. Los domingos, la famosa avenida, que es uno de los monumentos característicos de la ciudad, se convierte en un paseo familiar. A la altura del MASP – Museo de Arte de San Pablo-  está cortada para el tránsito y habilitada para deportes, que los vecinos recorren en bici, rollers, trotando o caminando bajo los rascacielos del nodo financiero de la ciudad. También ese día y justo enfrente del Museo, el Parque Tenente Siqueira Campos –conocido como Parque Trianon- alberga una feria de artesanías donde conseguir los típicos atrapasueños que visten la ciudad, antigüedades, música y comidas regionales.

En el límite del Jardim Paulistano con el vecino Jardim Europa, el shopping Iguatemi es imponente por dentro y por fuera. Mármol y orquídeas naturales, lujosas marcas internacionales –Gucci, Prada, Tiffany, Chanel y Louboutin, entre muchas otras- y las muy accesibles Zara, Zara Home, Havaianas o Loungerie, para satisfacer la pulsión de consumo voraz. El elegante restaurante Piselli Sud, en la planta baja, hay muy ricos pescados y una original caipi con ananá y pimienta rosa.

Los hallazgos culturales

Vila Madalena es uno de los barrios más animados de San Pablo. Poblado de tiendas de autor, atelieres, galerías de arte y bares para todos los gustos, sus calles con casas de colores y arquitectura moderna están siempre habitadas por jóvenes, turistas y estudiantes. Entre las ruas Gonçalo Afonso y Medeiros de Albuquerque, se encuentra el Beco do Batman, una galería de graffitis convertida en un verdadero museo a cielo abierto y punto emblemático del street art. Los diseños cubren la totalidad de las paredes de este callejón, que son renovados constantemente. Esto hizo que en el último tiempo se convirtiera en un punto de visita obligatorio: siempre hay algo nuevo para ver. La zona, además, es una de las paradas donde se concentra uno de los más importantes blocos durante el carnaval.

Muy cerca del casco histórico -en el distrito da Liberdade y parte del distrito de Sé-, el Bairro da Liberdade es el sector asiático de la ciudad. San Pablo ostenta la comunidad japonesa más grande del mundo fuera de Japón, por lo que no es casual que el barrio que concentra también a las colectividades chinas y taiwanesas sea un “japatown” y no un “chinatown” como en la mayoría de las metrópolis del mundo. Además de las vistosas lámparas coloradas, dragones, jardines zen, simbolismos orientales y otros miles de clichés fotográficos para instagramear, Liberdade tiene tiendas para comprar desde delicias en los supermercados –auténtico matcha japonés, algas, sake, frutos secos con wasabi, raíces, brotes orgánicos, arroces infinitos y productos de todo el mundo- hasta verdadero (y prácticamente imposible de conseguir) papel de arroz para origami, teteras y sus cuencos, farolitos e infinitas chucherías decorativas.

Información

Mercado Municipal de Pinheiros: Rua da Cantaneira 306, Centro. Lunes a sábado de 6 a 18. Domingos y feriados de 6 a 16. www.oportaldomercadao.com.br

Casa Mathilde: Praça Antonio Prado 76, Centro. Lunes a sábado de 9 a 19:30.  http://casamathilde.com.br/

Eataly: Av. Pres. Juscelino Kubitschek 1489, Itaim Bibi. Lunes a domingo de 8 a 23. www.eataly.com.br

Bacio di latte: Rua Oscar Freire 136. Lunes a domingo de 10 a 00hs. http://baciodilatte.com.br/

Le Botteghe di Leonardo: Rua Oscar Freire 42, Jardim Paulista. Lunes a jueves de 12 a 23. Viernes y sábados hasta medianoche. http://www.lebotteghedileonardo.com.br/

Cabana: Rua Oscar Freire 56, Jardin Paulista. Lunes a jueves de 12 a 15:30 y de 17:30 a 23. Viernes, sábados y domingos, horario corrido desde las 12. http://www.cabanaburger.com.br/

Pateo Sabor Paulista: Rua Pamplona 869, Jardim Paulista. Lunes a domingos de 11:30 a 23:30. Jueves a sábados se extienden hasta lãs 00:30. Los sábados hay feijoada. http://www.pateosaborpaulista.com.br

Iguatemi: Av. Brg. Faria Lima 2232, Jardim Paulistano. Tiendas abiertas de lunes a sábados de 10 a 22, domingos y feriados de 14 a 20. Patio de comidas, de lunes a sábados de 11 a 23, domingos de 11 a 22 y feriados de 12 a 22. http://iguatemi.com.br

MASP: Avenida Paulista 1578. Martes a domingo de 10 a 18. http://masp.art.br
 funciona los días domingos de 8 a 18.

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