El fuerte aumento en los precios de las aplicaciones fitosanitarias, es decir, de los productos para hacer curaciones y prevenir enfermedades y plagas, aprieta el bolsillo con más fuerza que en otros años. Es que, por los precios dolarizados (que también subieron) y un dólar oficial que entre agosto y mediados de diciembre pasó de $300 a $840, los valores crecieron con fuerza, lo que será un grave problema para quien sufra contingencias y deba curar más.
En principio, en una viña son importantes cuatro meses de aplicaciones: octubre, noviembre, diciembre y enero. Se aplica para controlar el oídio (azufre micronizado), la peronóspora (hidróxido de cobre), la Lobesia botrana (metoxifenocide) y las hormigas (sulfuramida), además de usar herbicidas como glifosato. Si ahora llega a sufrir una contingencia como granizo, hay que curar las plantas que “se salvaron”, para evitar aún más perjuicios.
Desde el Centro de Viñateros y Bodegueros del Este, su director ejecutivo, Mauro Sosa, afirmó que hay muchas variables a considerar para definir los costos, aún sin tomar en cuenta el valor de la mano de obra para aplicar las curaciones. “Son tan variables los precios de los productos como vendedores haya”, señaló Sosa, recordando problemas como la dificultad de importar, la disponibilidad de dólares y la competencia internacional.
De todos modos, Sosa realizó un cálculo modelo en pesos de cuánto un viñatero se gastó en los productos para los cuatro meses de aplicaciones fuertes de esta temporada y lo contrastó contra el costo del mismo período de la temporada anterior. Eso fue suponiendo unas 10 hectáreas de uva básica parral y 10 hectáreas de uva varietal en espaldero.
“Si hago un promedio entre las dos estructuras de costos a nivel de estos insumos, (esta temporada) me ha salido un 500 % más”, definió Sosa. Es decir, le salió seis veces más caro. El cálculo de este referente del Este no incluye el costo de la mano de obra, sino sólo los productos entre octubre y enero. En detalle, para un espaldero el costo aumentó un 600% (siete veces más) y para una estructura de parra el aumento fue de 400% (el quíntuple).
Fabián Ruggeri, presidente de la Asociación de Cooperativas Vitivinícolas (Acovi), coincidió en que el aumento de los insumos agrícolas es un problema para el sector, y en puntual se vieron afectados los productos dolarizados que aumentaron con la devaluación.
El presidente de Acovi sumó que el precio del vino ya venía desfasado con respecto a la inflación y con esto se perjudica aún más: “Vos tenés que el peso se devaluó prácticamente un 100% con respecto al dólar y el vino no ha llegado a un incremento en el mismo periodo ni siquiera del 15%. Así que el desfasaje, digamos, es importantísimo”.
Además, Ruggeri afirmó que quieren trabajar con los legisladores y las nuevas autoridades nacionales sobre Lobesia botrana, para explicarles bien el problema y reclamar los fondos que corresponden para combatir la polilla de la vid. A eso sumó que la Provincia también está en un periodo de achique del Estado, entonces tampoco parece que se pudiera encargar de un tratamiento completo contra la Lobesia.
Plagas entre huertas y frutales
Más allá de la vitivinicultura, los aumentos del costo de pesticidas afectan a todo el sector frutihortícola. A los problemas ya mencionados (Lobesia botrana, oídio, peronóspora y hormigas) se pueden agregar el hongo Monilia, que ataca a los frutos de carozo con la “podredumbre morena”, y la Mosca del Mediterráneo (Ceratitis capitata) que ataca a más de 40 especies de plantas, sobre todo frutales de carozo, pepita y hortalizas.
Desde la sede mendocina de la Unión Frutihortícola Argentina (UFhA), su tesorero Juan Martínez, aseguró que hay un fuerte impacto por “la suba de precio por variable del dólar y la especulación de las corporaciones”, además de la dificultad para conseguir los productos.
“Por ahí no conseguís y llegás tarde a suministrar los remedios necesarios para una buena producción”, afirmó Martínez, que también es productor. Además, cree que sería importante apoyar a los agricultores que sufran algún evento climático, ya sea granizo, viento zonda o heladas.
Un frutal muy importante en esta época es el durazno para industria, que ya empezó la cosecha y ahora aguarda por las variedades intermedias. La cosecha de las variedades más tardías se estira hasta mediados de marzo y por eso los cultivos se pueden ver afectados por Monilia, Carpocapsa, Grapholita (también llamada “gusano del brote del duraznero”) y hasta tormentas graniceras.
José Luis Giuliani, presidente de la Federación Plan Estratégico Durazno Industria (Fepedi), analizó el tema: “El aumento de los agroquímicos y los insumos ha repercutido considerablemente, teníamos un dólar a $370 y de un día para otro pasó a $820. Lamentablemente, la mayoría de los agroquímicos están valuados en dólares y para colmo estos productos habían tenido incrementos en dólares”.
El aumento de los costos y el largo camino hasta terminar la cosecha, aseguró el actual presidente de Fepedi, crean “una incertidumbre muy grande en los productores porque no sabemos si los precios que ha dado la industria van a ser rentables”.
Contra Lobesia y Mosca del Mediterráneo
Dos de las plagas más nombradas son la Lobesia botrana y la Mosca del Mediterráneo, y en buena parte hacia allí apunta el Instituto de Sanidad y Calidad Agropecuaria de Mendoza (Iscamen). Consultado por Los Andes, su flamante presidente, José Orts, describió el estado de situación actual de estas plagas.
En cuanto a Lobesia, el último operativo de control comenzó en septiembre 2023 y se trabajó en más de 130.000 hectáreas de vid con diferentes herramientas, de acuerdo a la fenología de los cultivos, la biología del insecto y los fondos disponibles. “Más de 7.500 productores fueron asistidos con una o más herramientas de control durante toda la campaña”, detalló el presidente del Iscamen.
En el sur provincial hay una situación diferencial sobre la polilla de la vid, con muy buenos resultados en las últimas campañas. Técnicamente, según afirman desde el Iscamen, se podría considerar al oasis libre de la plaga. “En relación con el Oasis Norte, Este y Valle de Uco, se logrará evitar la presencia de daños económicos y mantener niveles poblacionales ‘bajos’ en general. Es decir, no se producirán pérdidas en la cosecha”, analizó Orts.
En cuanto a Mosca del Mediterráneo, Mendoza tiene dos estatus fitosanitarios: el Valle de Uco y el Sur provincial son considerados áreas libres de la plaga, mientras que el Oasis Norte y Este se consideran de escasa prevalencia, es decir, con presencia de la plaga, pero en niveles bajos. Por eso, en Oasis Norte y Este se hace un seguimiento desde la finca hasta el galpón de empaque, para trasladar la fruta a la Patagonia y a otras áreas libres.
“Este protocolo, exigido por Senasa, es conocido como Sistema de Mitigación de Riesgo. Cada año, varios productores se inscriben en este sistema para enviar su producción al sur de Mendoza y a la Patagonia argentina”, explicó Orts. De los inscritos en el sistema de exigencia nacional, Iscamen elabora una matriz de riesgo para evaluar cada finca, asesorando y recomendando medidas preventivas para lo largo de la temporada.
Además, como herramienta de control en grandes áreas, Iscamen continúa con la liberación de insectos estériles en bloques urbanos y rurales. En complemento, con la colaboración de productores, se planifican acciones de liberación terrestre. Actualmente, se trabaja en la liberación aérea de Mosca del Mediterráneo en más de 85.000 hectáreas de los Oasis Norte, Este, Valle de Uco y Sur.
Por último, respecto a la subida de los insumos, Orts opinó a nivel personal (también es productor) que el aumento general puede tener varios impactos en la producción local, entre ellos, costos de producción más altos para las empresas locales. Estos aumentos de costos, analizó, conllevan un aumento del producto final y eso puede afectar los márgenes de beneficio, la competitividad internacional, la demanda interna y una mayor recesión.
Apoyo para el productor
Algunas asociaciones analizan cómo hacer frente a la suba de los costos fitosanitarios, por ejemplo con compras al por mayor o con asesoría. En el caso de la Asociación de Cooperativas Vitivinícolas (Acovi) ya cuentan con herramientas como un sistema de compra conjunta y un seguro por contingencias que permite destinar parte del dinero a curaciones.
El presidente de Acovi, Fabián Ruggeri, comentó que analizan productos de primera marca y también de otros para tener más de una opción y evitar dolores de cabeza si no hay existencia porque no se pudo importar. “También tenemos análisis de productos que son genéricos y que a veces dan excelentísimo resultado y hacemos compras de ese tipo de productos”, afirmó Ruggeri.
Desde la Federación Plan Estratégico de Durazno Industria (Fepedi), su actual presidente José Luis Giuliani comentó que su intención es “trabajar para lograr la obtención de insumos a menor precio para un beneficio para los productores y, en especial, los pequeños”.
Por último, desde Iscamen recordaron que quedan a disposición de quienes necesiten asesoría o tengan dudas con respecto a alguna plaga. Para eso se puede llamar al teléfono gratuito 0800 666 4722, visitar la web www.iscamen.com.ar o dirigirse a la delegación más cercana del instituto.