Cuando hablamos de comunicación habitualmente se lo asocia a hablar; es decir, a sacar palabras hacia afuera, la forma en que lo hacemos, a la elegancia con que se expresa lo que se quiere decir. No digo que no sea importante, pero hoy me quiero centrar en dos cosas: en el contenido (lo que se dice) y a cómo escuchamos.
Usé la cita de Druker porque siempre me ha impactado. Parece una obviedad, pero si no hemos desarrollado la capacidad de escuchar, difícilmente podremos entablar una buena conversación con otra persona. Porque estaremos imbuidos en nuestro propio pensamiento.
Es habitual que las personas estén más preocupadas por lo que tienen para decir, en lugar de escuchar para comprender profundamente lo que el otro tiene para decirnos. Y esto claramente habla de una capacidad aún no desarrollada: la escucha. Ya volveré sobre esto. Veamos ahora el contenido de la conversación.
Cada vez que iniciamos una conversación, ésta tiene algún propósito. Hay una razón para hablar. En el caso de estar con algún amigo, podría ser profundizar nuestra relación, pedir un consejo, ayudar al otro con algo que le aqueja, contar algún logro y así con todo lo que se te ocurra.
En el caso que estemos en el trabajo el objetivo podría ser coordinar alguna acción, crear una nueva idea, evaluar algún resultado, reestablecer la confianza perdida por alguna situación, decidir la viabilidad de un proyecto, hacer un pedido, distribuir responsabilidades de algo que se pretende alcanzar, ver el estado de avance de los objetivos y, a partir de eso, ajustar procesos o recursos, y miles de cosas más. Es decir que nos reunimos “para algo”, y de eso dependerán los contenidos de nuestras conversaciones.
Esto sería el propósito que nos ordena el pensamiento a la hora de abrir una conversación con alguien. ¿Qué quiero lograr con esta conversación? Responde a la búsqueda de la efectividad en la conversación.
También podría ser ese propósito pasar un buen momento, o simplemente divertirnos. No tiene que ser siempre algo operativo o utilitario. Pero pensarlo nos permite ser más conscientes de lo que estamos haciendo a cada momento.
La capacidad de escuchar
Escuchar es mostrarle al otro que me importa lo que dice, que lo valido, aunque no estemos de acuerdo y el resultado de la conversación sea que tengamos que volver a hablar. Esta escucha, cuando es legítima, se puede “leer” a través de todo el cuerpo, y te puedo asegurar que la otra persona percibe claramente si es una escucha verdadera o simplemente estás haciendo como que escuchás.
El cuerpo habla, aunque no seamos conscientes de ello. Todo lo que hagamos comunica. La mirada, la inclinación del cuerpo hacia la otra persona, el dejar el celular en silencio para que no nos rompa ese momento, no interrumpir mientras el otro nos habla, tratar de aquietar nuestros pensamientos para lograr una escucha profunda, buscar ser empáticos (aunque nunca vamos a poder ponernos completamente en el lugar del otro, porque sencillamente no somos el otro). A esto le llamo lograr una escucha empática.
Este tipo de escucha tiene dos aspectos: la empatía intelectual, que tiene ver con hacer todo lo posible para realmente comprender qué me está queriendo decir la otra persona, cuál es su pensamiento respecto de lo que estemos hablando, cuál es su idea, qué es lo que no nos está diciendo con palabras, es decir aprender a leer el cuerpo. Pero también tiene que ver con una empatía emocional, con lograr captar qué es lo que está sintiendo realmente el otro, cuál es su dolor, qué siente.
Desarrollar la capacidad de quedarnos en silencio y escuchar empáticamente es lo que nos va a permitir ser cada vez más efectivos en nuestra comunicación, y por lo tanto, en nuestras relaciones.
Espero que esta columna te haya despertado las ganas de mejorar tu comunicación, de auto observarte cuáles son los contenidos de tus conversaciones y qué tan bueno sos escuchando y, a partir de eso, proponerte la mejora ensayando cosas en cada conversación que establezcas. Si realmente es tu intención mejorar, lo harás, porque solo aprende el que quiere hacerlo.
Mi nombre es Julieta Casnati, Master Coach Internacional, y si querés saber más sobre coaching, ingresá a nuestra cuenta de Instagram @coachingpsicologicointegral para enterarte de todo lo que tenés que saber sobre nuestra academia ¡Nos vemos en la próxima columna!