“Cualquiera puede enfadarse, eso es algo muy sencillo. Pero enfadarse con la persona adecuada, en el grado exacto, en el momento oportuno, con el propósito justo y del modo correcto, eso, ciertamente, no resulta tan sencillo”
- Aristóteles
¿Cuándo fue la última vez que te enojaste fuerte? El enfado es una de las emociones que más me gusta porque trae un montón de información sobre nosotros mismos que, bien usada, permite mostrar determinación y poner límites.
¡Pero es un arte! Ya sabemos que somos seres emocionales. Es imposible no sentir emociones. El tema es qué hacemos cuando aparecen. La inteligencia emocional se puede desarrollar y según Daniel Goleman tiene cuatro pasos, los dos primeros hacia uno mismo y los dos últimos hacia los demás:
1. Autoconciencia emocional (identificar la emoción)
2. Autogestión emocional (identificar el pensamiento disfuncional que la hace aparecer y gestionarlo)
3. Empatía (identificar los sentimientos de los demás a través de lo que dicen y su corporalidad)
4. Liderazgo (lograr influir positivamente en las otras personas), lo cual implica haber dominado las tres primeras.
Lao Tsé decía: “Quien domina a otros es fuerte, pero quien se domina a sí mismo es poderoso”. Por eso es tan importante aprender a gestionar nuestras emociones.
Cómo hacerle frente al enojo y controlarlo correctamente
Reconozcamos un poco la emoción. Cuando nos sentimos atacados y nos enfadamos, la acción que se nos presenta como disponible es defendernos; o sea, también atacar. Corporalmente empezamos a sentir calor en las manos, dolor de panza, dureza en la cara, apretamos los dientes.
Automáticamente dejamos de escuchar y empiezan a enloquecernos nuestros propios pensamientos; todos asociados a la otra persona a través de juicios negativos: “¿Quién se cree que es?”, “Él es el que está equivocado”, “No le voy a permitir que me trate así”, “Es un engreído”, “Es un desconsiderado” y miles de cosas más.
Algunas personas atacan hacia afuera, verbal o hasta físicamente. Pero otros atacan “hacia adentro”, reprimiendo toda esa bronca y acumulándola en el interior en forma de cortisol que nos envenena todo el organismo.
La cosa es que siempre es algo que vemos “allá afuera” que juzgamos que nos quiere hacer daño ¿Qué podemos hacer? Lo primero es traer un poco de sangre a la parte prefrontal de nuestro cerebro, es decir la parte consciente. Para ello una buena respiración es muy útil (eso nos quitará los pensamientos dementes). Una vez recuperados, es importante hacer silencio y escuchar; y luego, intentar gestionar la emoción. Preguntarnos ¿Qué parte de esto me toca a mí? ¿Qué puedo hacer para bajar los decibeles?
¿Es fácil? No. El líder lo sabe. También sabe que desde un secuestro emocional puede perder cosas muy valiosas, por eso se entrena a diario haciendo ejercicios para aprender a controlar su mente, conociendo las diferentes distinciones lingüísticas para comunicarse más efectivamente, identificando sus propios registros corporales, y muchas herramientas más. ¡Vos también podés hacerlo! Empezá identificando tus propias emociones, poneles nombre.
Mi nombre es Julieta Casnati, Master Coach Internacional, y si querés saber más sobre coaching, ingresá a nuestra cuenta de Instagram @coachingpsicologicointegral para enterarte de todo lo que tenés que saber sobre nuestra academia ¡Nos vemos en la próxima columna!