“El Equilibrista” de Mauricio Dayub, se despidió de Mendoza a sala llena e ilusiona al público con su regreso

El unipersonal de Mauricio Dayub, El Equilibrista, se presentó el sábado por la noche con un Teatro Mendoza al máximo de su capacidad. El público, emocionado, aplaudió de pié tras un show formidable.

Mauricio Dayub en El Equlibrista.
Mauricio Dayub en El Equlibrista.

El sábado por la noche Mauricio Dayub lo dio todo en “El Equilibrista”. Pero al parecer siempre es así, y ese es el secreto del compromiso y comunión con el público mendocino, que una vez más llenó la sala del Teatro Mendoza para disfrutar de una de las obras más encantadoras que visitó la provincia.

El equilibrista, Mauricio Dayub
El equilibrista, Mauricio Dayub

Era la tercera vez que El Equilibrista se presentaba y, por este motivo su autor, productor y actor, Mauricio Dayub, estimó oportuno que fuera la última: “La despido de Mendoza porque supongo que ya no tendré más espectadores”, confesó en una reciente entrevista a este mismo diario. Sin embargo el público lejos de mostrarse hastiado, acompañó y hasta aplaudió de pie al artista.

Porque Dayub demostró una vez más que supera los límites del término “actor” y lo amplia a cada paso en el escenario, trasmutando los conceptos espacio temporales que permiten, mediante un sinfín de recursos, un viaje hacia el pasado de su familia para contar una historia de amor, de separación y de reencuentro mediante un vector común: él mismo.

El despliegue escenográfico y de recursos lumínicos, entre otros, son de una exquisitez y una delicadeza solo concebibles para contar una historia de las mismas características.

Equilibrio propio. El actor se consagró con un unipersonal escrito, protagonizado y producido por él. (Prensa El equilibrista).
Equilibrio propio. El actor se consagró con un unipersonal escrito, protagonizado y producido por él. (Prensa El equilibrista).

El ritmo no decae ni un instante, pero tampoco agobia. Tal como un equilibrista, transita el relato de la vida de algunos integrantes de una familia de ascendencia italiana con gracia, sutileza y emoción mediante un incalculable caudal de despliegue físico, convirtiéndose con apenas un movimiento y algunos artilugios, en un adolescente, su abuelo, su tío o un árbitro de fútbol.

La obra está inspirada en una experiencia personal y familiar del actor. “Cuando llegué a ser adulto me di cuenta que estaba en un problema: No me gusta la vida de los adultos. No me gusta la resignación, los cumplidos, los bancos, ni los remedios. Me gusta la ilusión, la euforia, la posibilidad. En eso ando. Por eso este espectáculo”, reza la sinopsis en primera persona.

Dayub recorre su propia historia a través de diversos personajes. (Prensa El equilibrista).
Dayub recorre su propia historia a través de diversos personajes. (Prensa El equilibrista).

El hilo conductor de “El Equilibrista” está fundado en las experiencias en común que tenemos todos, desde el punto de vista de nuestras infancias. “Es la historia que cada uno de nosotros podría contar si pudiera volver a ser niño. Es una forma soñada de compartir parte de nuestra vida, deleitando, ilusionando. Sin tristezas, con euforia y emoción. Para salir con el ímpetu necesario y demostrar que el mundo es de los que se animan a perder el equilibrio”, asegura la presentación.

Pero fuera de las formalidades de la presentación escrita, la obra de Dayub nunca cae en lugares comunes, todo lo contrario, ni en golpes bajos para llevar al público al interior de sus propias experiencias familiares, que son comunes a todos. Y lo extraordinario es que lo logra de una manera casi mágica, convirtiendo la experiencia teatral en un momento memorable. Ojalá lo de “despedida” sea solo un anticipo para otro futuro.

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