Dr. Julio Palmaz, ventajas de tener un padre colectivero

Julio Palmaz. Creó el stent expandible. (Infobae)
Julio Palmaz. Creó el stent expandible. (Infobae)

Mi reflexión surge de la lectura de una entrevista al doctor Palmaz residente en EEUU, actualmente gozando del retiro en su bodega de Napa, California (Conversaciones). Es el creador de la prótesis cardiovascular conocida como stent. Aconsejo leer la entrevista completa. Yo aquí quiero compartir unas reflexiones sobre cuestiones que van más allá de la Medicina y que nos tocan profundamente.

Palmaz nació y se educó en La Plata. “Sí. Hice primaria, secundaria y universidad, todo en La Plata- en la educación pública. Mi papá era colectivero y mi mamá, ama de casa.

¿Y de su mamá qué recuerda? Mi madre era la madre ideal, sumamente preocupada por nuestra seguridad y nuestra salud y, por supuesto, también por nuestro trabajo. Muy amorosa, muy presente. Era excelente, fabulosa. Murió avanzada en años, a los 93. ¿Siempre se interesó por la medicina cardiovascular? Sí, cuando René Favaloro volvió de Cleveland, más o menos en los 70, se dio la posibilidad hacer bypass coronario a mi suegro, que tenía isquemia de miocardio e insuficiencia cardíaca congestiva”.

Cómo no relacionar a René Favaloro con la Universidad de La Plata y sobre todo con el corazón, que en su caso va más allá de la dimensión orgánica, para simbolizar su amor por las personas. Él también como Palmaz recordaba siempre sus modestos orígenes sociales y atribuía a su madre costurera, la herencia de su genio extraordinario para cortar y coser.

Hace varios años leí una nota periodística que me pareció innecesariamente irrespetuosa. El autor re refería a una mujer – por demás exitosa- llamándola la hija del colectivero y describía su personalidad como propia de alguien que no quiere a nadie.

Tiempo después este periodista fue entrevistado en unos de esos programas de sábado a la noche. Allí supe de los orígenes inmigratorios cercanos de sus padres. Vivían en un subsuelo y trataban de que no se supiera que no hablaban castellano.

No obstante, en aquellos maravillosos años de colegios igualadores y de gran calidad, apenas ingresado fue llamado “gallego de m…”Pero esto era bastante cariñoso. No le impidió hacer una buena carrera en este país.

El escritor Guy Sorman, que vino a Mendoza recordaba con humor que en un cotizado liceo francés, fue recibido con un inevitable “j. . .de m…” A lo que otro compañero, también ajeno al mundo parisino, le dijo: “no te preocupes, a mí también me recibieron como “bretón de m…”

* La autora es docente jubilada de la UNCuyo.

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