En el reciente cónclave del Consejo de las Américas, en Buenos Aires, se produjo una coincidente invitación a la búsqueda de consensos políticos en nuestro país por parte del ministro de Economía, el jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y el embajador de Estados Unidos. Trascendente, si se tiene en cuenta que dicho evento contiene a la más importante organización empresarial estadounidense para el libre comercio.
Horacio Rodríguez Larreta dijo en su mensaje al auditorio que el próximo gobierno argentino deberá expresar un verdadero modelo de coalición “que marque un punto de inflexión” para el derrotero político, económico y social que vive el país desde hace muchos años.
El ministro Sergio Massa, a su vez, pidió a la oposición avanzar en forma urgente en “acuerdos básicos”, teniendo en cuenta –remarcó- que en marzo comenzará lo que él definió como la temporada electoral.
Admitió así el funcionario que una vez puesta en marcha la carrera hacia las elecciones de agosto y octubre difícilmente se pueda seguir avanzando en los consensos sugeridos.
Posiblemente, lo más impactante haya sido el mensaje del embajador estadounidense, Marc Stanley, quien sostuvo que su país pretende que la Argentina vuelva a ser líder en América Latina y pidió a la dirigencia política hacer una coalición “ahora. No esperen 16 meses”, dijo en alusión al recambio presidencial de diciembre de 2023.
Queda claro que la sugerencia del diplomático norteamericano es como un sonido de alerta urgente para la dirigencia política del país.
Seguramente haya querido explicar que no basta con la presencia de empresarios y posibles inversores de EEUU para garantizar el respaldo que la Argentina requiere.
Es menester, por lo tanto, que exista un derrotero claro que trascienda los intereses partidarios y garantice estabilidad y credibilidad institucional, algo que hoy se cumple en casi inexistente medida.
Lamentablemente, las dudas reaparecen con rapidez. Pocas horas después del evento con empresarios, la portavoz del presidente Fernández, Gabriela Cerruti, criticó al embajador de Biden señalando, entre otras consideraciones, que “es muy fácil opinar sobre otro país”.
Desacomodada actitud: la funcionaria tal vez no haya advertido que el propio diplomático dijo en su mensaje que Estados Unidos se encuentra en estos tiempos fracturado en dos partes debido a la creciente tensión entre republicanos y demócratas. Y recomendó que no siga ocurriendo aquí lo que hoy ya afecta a su país.
Es indudable que la Argentina necesita acuerdos políticos para salir de la crítica coyuntura y tratar de avanzar en base a reformas de fondo que no se sabe, ciertamente, si una parte del propio oficialismo está dispuesto a encarar.
De ningún modo se trata de cogobernar entre Gobierno y oposición. Se trata de acuerdos que deben darse en el marco del Congreso de la Nación, ámbito constitucional para la discusión de políticas.
El entendimiento de este año con el FMI sirve como ejemplo.
Seguramente, el diplomático extranjero lo que buscó proponer con su pretendida coalición inmediata no sea otra cosa que sentar las bases para acuerdos que trasciendan en el tiempo y le hagan más llano el camino al próximo gobierno, sea del signo partidario que fuere.
Recordemos que no pueden existir verdaderas políticas de Estado sin grandes consensos institucionales.