Impulso del nuevo gobierno a la boleta única electoral

Junto al importante avance que dio Mendoza desde el punto de vista institucional con su propia boleta única de papel, es de esperar que esta significativa mejora se instale de una buena vez en el plano nacional.

Foto:José Gutierrez / Los Andes
Foto:José Gutierrez / Los Andes

En el amplio paquete de iniciativas que promueve ante el Congreso Nacional, el presidente Javier Milei impulsa la implementación de la boleta única de papel para el sistema electoral nacional, en remplazo de la utilizada desde hace muchos años, conocida como lista sábana.

Se trata de un moderno mecanismo de votación, que ya viene siendo aplicado con éxito en varias provincias argentinas, incluyendo a Mendoza, que la incorporó en las últimas elecciones provinciales y municipales llevadas a cabo.

También ya se aplica en institutos penales y entre los argentinos que cuando votan lo hacen circunstancialmente fuera del país.

En el orden nacional el debate de este cambio no es nuevo y públicamente casi ningún referente político ha disentido con la innovación.

Sin embargo, está comprobado que en el momento de las concreciones siempre salen a la superficie excusas de diversa índole para no mover el expediente.

Un caso similar es el denominado “ficha limpia”, que prioriza los antecedentes judiciales de los candidatos; Mendoza fue pionera en su instrumentación, mientras que en el Congreso de la Nación la iniciativa duerme placenteramente en los cajones de la connivencia partidaria.

Volviendo al abordaje de la boleta única electoral, hubo en el plano nacional una iniciativa que recibió media sanción de la Cámara de Diputados en 2022, pero el tratamiento definitivo está pendiente en el Senado Nacional, donde fue girado a comisiones; allí quedó.

El oficialismo anterior tuvo mucho que ver con el freno al tema.

En su momento, en Diputados la ley había sido aprobada con 132 votos a favor contra 104 en contra, recibiendo la sanción inicial.

También en la Cámara baja los votos en contra provinieron, en su gran mayoría, del kirchnerismo y aliados.

Merece ponderación, fundamentalmente, el ahorro presupuestario que supone para el Estado reducir la impresión de boletas; incluso, el aporte en cuestiones ambientales, puesto que con la lista sábana la excesiva impresión lleva a un descarte de papel impreso significativo.

Por otro lado, el nuevo sistema desalienta el voto inducido, ya que nadie puede entregarle al potencial votante un sobre que contenga en su interior la boleta de los candidatos que se pretende impulsar.

Con la boleta única el que decide es exclusivamente el ciudadano en la sala de votación.

Resultaría un gran avance que el Congreso lograse destrabar este tema y avanzar con la propuesta enviada por el gobierno nacional.

Además de la previsión de ahorro presupuestario, por no ser éste un año electoral tienen las autoridades el tiempo suficiente para encarar una seria campaña de información para que el ciudadano común sepa realmente en qué condiciones concurrirá a votar cuando corresponda elegir a los futuros candidatos.

Y así como en más de una oportunidad desde este espacio hemos destacado el importante avance que dio Mendoza desde el punto de vista institucional con su propia boleta única de papel, es de esperar que esta significativa mejora se instale de una buena vez en el plano nacional.

Será, a no dudarlo, un paso que le demostrará a la muchas veces aletargada dirigencia política que resulta posible seguir avanzando, sin temor, en mejoras que coloquen paulatinamente a nuestro país en un lugar encumbrado en cuanto a su calidad institucional, virtud que fue perdiendo paulatinamente.

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