La ciudadanía mendocina concurre hoy nuevamente a las urnas. Esta vez el llamado es para la elección de gobernador y vice, legisladores provinciales en los cuatro distritos electorales e intendentes y concejales en 11 departamentos.
Una nueva convocatoria con la modalidad implementada este año por la Provincia, boleta única de papel, en reemplazo de la tradicionalmente denominada lista sábana, que, sin embargo, se sigue utilizando para la elección de autoridades nacionales.
El logro de la boleta única, que tuvo el apoyo de los principales sectores políticos mendocinos, es significativo, ya que también cuenta con el respaldo y consentimiento de la mayor parte de los sectores de la comunidad. Genera mayor transparencia en el proceso de elección de las autoridades, evita especulaciones con las boletas durante la jornada de votación y representa un significativo ahorro presupuestario. Con el nuevo mecanismo ya no se pueden repartir boletas de candidatos para promocionarlos vía domiciliaria y se evita un sobrante significativo al cabo de cada jornada electoral.
Otro detalle importante es la separación de la elección provincial de la nacional mediante un calendario electoral propio, es decir, de la provincia de Mendoza. Se evita de ese modo toda influencia de índole nacional, tanto positiva como contraproducente, para los distintos candidatos locales, lo que permite que durante la campaña se ponga principalmente el foco en los asuntos que debe resolver la dirigencia local porque atañen solamente a los mendocinos.
El respaldo que algún candidato provincial pueda otorgar a su referente nacional, en un año cargado de elecciones como el que estamos transitando, se transforma en este caso en algo meramente testimonial. De ese modo se concluye poniendo la mirada en los problemas que la política debe solucionarle a la ciudadanía mendocina.
Pese a estos detalles distintivos del sistema electoral de nuestra provincia, no está de más destacar que en general la ciudadanía argentina ha mostrado este año una indiferencia creciente y cada vez más evidente a lo largo del extenso proceso electoral transitado, teniendo en cuenta que la mayoría de las provincias desdoblaron sus comicios de las nacionales. Fue fácil de advertir en la mayor parte de dichas citas con el voto la cantidad de persona que directamente no concurrió, pese a la obligatoriedad tradicionalmente vigente en nuestro país, como también los porcentajes elevados de votos en blanco entre los que sí concurrieron.
Es responsabilidad de la dirigencia política intentar cortar con ese grado creciente de hartazgo entre la población mejorando la calidad de servicio que el Estado debe garantizar a través de quienes representan a la gente.
Es de esperar que la jornada cívica de hoy transcurra en orden y, en virtud de alguna expectativa que ha generado a nivel nacional, no haya acciones que llamen a la realización de denuncias que por lo general derivan en escándalos. La dirigencia de Mendoza, más allá de algunas fuertes divergencias que se escucharon en la campaña reciente, siempre se ha caracterizado por su apego y respeto a los preceptos institucionales.
En un contexto económico y social nacional de alarmantes carencias y de un futuro incierto, Mendoza necesita de sus gobernantes de turno la templanza e idoneidad necesarias para que el esfuerzo de los mendocinos se enmarque en una provincia que quiere retomar su rumbo pujante.