Patricia Sosa visitó este viernes Los Mammones y no solo habló de su carrera y de su relación con Oscar Mediavilla, sino también dio un recital junto a Jey Mammón para cerrar el programa. Uno de los momentos más divertidos fue cuando la cantante contó algunas anécdotas con su marido y padre de su hija, con quien lleva 46 años en pareja.
La artista y el productor musical están juntos desde su adolescencia, pero en el medio hubo un corte cuando se divorciaron. Sin embargo, estaba escrito ellos tenían que seguir unidos, por lo que tres años después volvieron a apostar al amor.
Semanas atrás, Oscar estuvo en el programa de Jey Mammón y contó la anécdota del día del divorcio, cuando le llevó flores a Patricia en agradecimiento, y ahora la artista contó su versión. “Estábamos decididos a no vernos nunca más”, dijo y dejó en claro que el divorcio iba en serio.
Pero el día que iban a firmar los papeles, Oscar le llevó flores al juzgado y ella no podía entender por qué, y no se quedó con la duda. Patricia relató que le preguntó muy seria y enojada por las flores y Mediavilla le respondió: “Son para agradecerte los años de felicidad”.
Al ingresar, y con el ramo de flores en la manos, la artista le preguntó a la jueza si quienes se separan se pueden volver a casar, situación que no le causó mucha gracia y realizaron el trámite, tal como lo habían previsto. “Firmamos el divorcio y nos fuimos a tomar un café”, concluyó la cantante, que tres años más tarde se reconcilió con el guitarrista.
Luego, Jey le recordó la “divertida” anécdota de cuando encontró a Oscar con cinco mujeres en un ascensor en Rusia y tras recordarle que para ella no fue “nada divertida”, dio su versión. “Oscar tenía un pedo chicos...”, resumió y comentó que después de un recitan de La Torre, Mediavilla se quedó hablando con un colega ruso. Pero ella poco interesada en la charla, decidió volver a la habitación.
El tema fue que se hicieron las 5 de la mañana y Oscar no estaba en la cama, por lo que decidió salir a buscarlo, ya que estaba convencida de que se había perdido. Y cuando fue a llamar al ascensor, se abrieron las puertas y se encontró con una situación que no se esperaba.
“Se abre la puerta del ascensor y estaba él con cinco minas, hecho un bollo, las minas todas entrelazadas. Un espectáculo inmundo”, contó aún enojada con esa escena. Y confesó que lo puteó y no lo dejó entrar a la habitación: “Andate a la reputa madre que te parió. Me fui, cerré la puerta y él empezó a golpear con un pedo atroz... Por una semana no le abrí”.