Sergio Maldonado reconoció el cuerpo: "Estamos convencidos de que es Santiago"

Sergio Maldonado afirmó esta tarde, tras ver el cuerpo en la Morgue Judicial al que se le está practicando la autopsia, que la familia está "convencida" de que se trata de Santiago, y comentó que esa seguridad se debe a "los tatuajes" que tiene el cadáver.

"Pudimos mirar el cuerpo, lo que reconocimos son los tatuajes del cuerpo, así que estamos convencidos de que es Santiago", dijo el familiar a los periodistas apostados en la puerta de la Morgue Judicial.

No obstante, Sergio Maldonado aclaró, pasadas las 18, que "recién se va a empezar a peritar" el cadáver, y explicó que "lo único que se hizo hasta ahora es presentar el cuerpo". Además, aclaró que recién "en unos días se va a conocer el resultado final", cuando se haga el cotejo de ADN.

Sergio Maldonado, quien se negó a responder preguntas de los periodistas y se limitó a realizar una breve declaración, reiteró la postura de la familia en el sentido de que la "responsable" de la presunta muerte de su hermano "es la Gendarmería".

"Esto no quita que el responsable es Gendarmería, por lo cual nosotros seguimos investigando", dijo Sergio, y aclaró: "Es para que se sepa la verdad y haya justicia".

Finalmente, reclamó a la prensa: "A partir de hora vamos a pedir que tengan respeto a la familia, a nosotros, porque necesitamos estar más tranquilos".

El cuerpo fue trasladado desde Esquel, en un avión sanitario y en medio de un fuerte operativo de seguridad, y llegó ayer a la mañana a la morgue judicial de Capital Federal, dependiente de la Corte Suprema.

La persona hallada en el río tenía puesta ropa del joven artesano y tatuador de 28 años y en el bolsillo de su pantalón se encontró su documento de identidad, pero la familia pidió esperar las pruebas de ADN y la autopsia para confirmar que se trata de Santiago.

Maldonado desapareció en medio de un violento operativo de la Gendarmería  cuando participaba de una protesta de la comunidad mapuche de Cushamen, que reclama por sus tierras ancestrales, vendidas al magnate italiano Luciano Benetton, dueño de 900.000 hectáreas en la Patagonia.