Severa caída del comercio exterior

Solo una urgente y drástica modificación en la política económica puede llevar a una reactivación de las exportaciones.

Los datos del mes de mayo, y de los primeros cinco meses del año, muestran una severa caída de las exportaciones y del superávit comercial, confirmando una tendencia que va camino a cumplir el cuarto año consecutivo de reducción del comercio exterior.

Esta situación confirma, con un resultado altamente negativo para la economía, las reiteradas quejas de los sectores exportadores sobre la pérdida de competitividad internacional y el consecuente desplazamiento de los mercados. Mercados que, paradójicamente, demandan cada vez más los productos que componen las exportaciones argentinas, aunque transitoriamente algunos, como Brasil, estén pasando por dificultades.

La situación del comercio exterior también contribuye al estancamiento de la actividad económica que lleva ya dos años largos, como lo demuestra el reconocimiento oficial de la nula creación de empleo en el sector privado. Al margen de algunos problemas en países compradores, el deterioro del comercio exterior obedece en gran parte a los errores, a los empecinados desaciertos de la política económica del gobierno nacional.

Un especialista en este tema define la situación como “mal resultado crónico de las exportaciones”. Antes de ir a algunos números, y repasar las causas de la situación, es necesario advertir que hace tiempo que los estudiosos de este tema vienen haciendo notar las importantes diferencias de los valores, según la fuente que se tome.

Una fuente es el denominado informe Intercambio Comercial Argentino –ICA- presentado periódicamente por el Indec. La otra es una fuente de datos alternativa de acceso limitado, llamada Base Usuaria. Según el ICA en lo que va del año se habría exportado por U$S 23,9 mil millones e importado por U$S 23,1 mil millones, con un saldo favorable de U$S 776 millones.

Pero un informe del Ieral muestra la disidencia de los guarismos entre ambas bases de datos, a pesar de que son relevados por el mismo instituto oficial. Dicen que si bien nunca fueron idénticos, con el paso del tiempo tendían a igualarse, sin embargo señalan que desde el 2013 los datos de exportaciones del ICA fueron sistemáticamente mayores que los de la Base Usuaria.

Finalizando el año pasado con importante brecha de U$S 4,5 mil millones entre ambas mediciones, la consecuencia de esta situación es que el superávit comercial que se da oficialmente sería significativamente menor que el obtenido realmente. Más sencillo, la caída de las exportaciones sería mayor de la que se anuncia; el resultados final este año sería de un déficit del comercio exterior importante, luego de 14 años de superávit.

En otras palabras ingresan menos dólares de los que anuncian, déficit en lugar de excedente, en circunstancias en que la falta de reservas hace difícil cumplir los compromisos de pago. Según el informe citado, tomando el año 2011 -registro pico de exportaciones de U$S 84 mil millones, año a partir de cual se implementó el denominado cepo cambiario- este año marcaría una retracción de 32,5%, una merma de U$S 27 mil millones. Un retroceso realmente abismal.

La contundencia de los datos debe llevarnos a tratar de desentrañar las causas que han provocado tan preocupante situación. Dijimos al comienzo que tanto los empresarios como los especialistas resumen el caso a una notable pérdida de competitividad de la economía. Esa pérdida se ha producido por una conjunción de factores, la mayor parte de origen interno.

La alta y persistente inflación, viene desde fines de 2007, el atraso del tipo de cambio, cuya variación lejos estuvo de acompañar la inflación real, implicó un enorme aumento de los costos de producción medidos en dólares. A ello debe agregarse una creciente y asfixiante presión fiscal y costos de transporte y logística, que dejan fuera de competencia a las producciones exportables más alejadas de los puertos.

Por cierto, contribuyó a agravar la situación la baja de precios internacionales de productos exportables como granos, lácteos y devaluaciones de moneda en países compradores de frutas, como Rusia.

Pero, sin duda, más que todo lo externo ha pesado el pésimo manejo de la política económica como las absurdas regulaciones, limitaciones o prohibiciones de exportar (trigo y carne son antológicos). Restricciones a las importaciones de insumo que han afectado la producción exportable. Sin una modificación drástica de la política económica no habrá recuperación del comercio exterior.

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