Se especializa en Enología en la Región del Véneto

A principios de 2013, Anabella Varela se ganó una beca para realizar un máster organizado por la Universidad de Udine. Piensa volver a la provincia para aplicar todo lo aprendido.

Se especializa en Enología en la Región del Véneto
Se especializa en Enología en la Región del Véneto

Desde una pequeña ciudad vitivinícola llamada Conegliano, se contacta la mendocina Anabella Varela (27). “Queda en la provincia de Treviso, Región del Véneto en Italia. Es una ciudad tranquila y con unos paisajes muy lindos. Todas las colinas están cultivadas con vid, principalmente con una variedad llamada glera, con la cual se hace el prosecco: un vino blanco utilizado para preparar el famoso trago spritz”, describió la ingeniera agrónoma que llegó hasta allí luego de ganar una beca para formarse en el exterior.

“El castillo de Conegliano queda en lo alto de una colina, visible desde cualquier punto de la ciudad. La ciudad cuenta con una Escuela Enológica de estudios secundarios muy antigua y renombrada”, continuó.

Con el deseo de viajar y vivir un tiempo afuera, la joven comenzó en 2011 a aplicar a distintas convocatorias que ofrecían en la península. “Como ya sabía inglés y mi esposo tiene ascendencia italiana, comencé a estudiar el idioma con la esperanza de ir algún día allá juntos”, contó.

Luego de completar varios trámites, certificados y entrevistas, a principios de 2013 le informaron que había ganado una beca para realizar un máster en Enología, Vitivinicultura y Mercados Vitivinícolas organizado por la Universidad de Udine y financiado por el Ministerio de Ciencia y Tecnología de la Nación.

“El programa es un inter ateneo, donde participan diversas universidades italianas asociadas (Udine, Pádova y Verona, entre otras)”, detalló. Durante todo este año, la chica cursó en la Universidad de Pádova y el segundo año lo hará en la Universidad de Udine. “En el primer año, el dictado de las clases fue en italiano y en Udine será todo en inglés”, comentó.

Pero además del estudio, Anabella aprovechó un receso en el cursado para adquirir experiencia en el rubro. “Estuve trabajando como analista de laboratorio en Tezze di Piave, en una empresa que ofrece variados servicios a bodegas, entre ellos insumos, asesoramiento y análisis enológicos”, expuso la ingeniera que aclaró que fue sólo durante la temporada de vendimia. “El horario era full time y el equipo estaba conformado por seis personas además de mí, todos italianos”, remarcó.

Anteriormente, también se dedicó a dar clases particulares de español. “Ahora me está reemplazando mi esposo Javier que vino a vivir conmigo hasta que termine el máster”, deslizó.

Ambos aprovecharon que se encontraban en una tierra de ensueño para contraer matrimonio. “Estábamos de novios desde hacía siete años y en octubre pasado nos casamos en el Museo del Castillo de Conegliano, fue hermoso”, destacó quien pudo disfrutar una luna de miel en Egipto.

Mirada extranjera

La joven profesional asegura que los italianos la recibieron muy amablemente. “Ellos tienen un gran aprecio por los argentinos; cuando se enteran que soy de allá siempre me preguntan de nosotros, nuestro país y cultura”, manifestó. Tanto es el cariño hacia nuestra tierra que varios de sus amigos están planeando venir a conocer Mendoza.

Lo que más le llama la atención de ellos es la notoria diferencia de personalidades entre los provenientes del sur y los del norte. “El estereotipo que tenía de los italianos como gente familiera, comiendo pasta y hablando fuerte es típico del sur. Acá en el norte la gente es más reservada y callada. Pero una vez que uno se hace amigo son como nosotros”, indicó.

Respecto a la cultura del vino, explicó que allá los jóvenes están mucho más inclinados a beber vino en sus salidas nocturnas. “Siempre se comienza la noche con algún espumante blanco”, contó la chica.

Con estos conocimientos sobre la industria más los aprendidos en el máster, Anabella tiene pensado volver a la provincia luego de presentar su tesis. “El consumo de vino podría crecer mucho más en Mendoza, si se popularizara entre los jóvenes y acercando a las mujeres a esta bebida”, señaló y dijo que le gustaría iniciar su propio emprendimiento vitivinícola.

Familia viajera

Que Anabella haya decidido emprender un viaje por el mundo, no es casualidad, sino que parece ser motivado por la herencia familiar.

“Mi mamá Graciela y mi papá Lucas viven en Mendoza, aunque no son originarios de ahí. Mi hermana María Clara vive en Ushuaia y mi hermano Santiago vive en Buenos Aires. Mis abuelos, tíos y primos están repartidos por el mundo: un poco en Buenos Aires, otro en Venezuela, mi abuela en Río de Janeiro y hasta una prima en Kuala Lumpur. ¡Nacimos con una valija en la mano!”, cerró con simpatía.

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