Se crió en la villa y ahora es universitaria

Con 25 años, un hijo y 7 hermanos, Gloria Hormazábal logró recibirse de Asistente Dental. Es la primera egresada del programa De la Esquina a la Universidad y ahora sueña con estudiar Odontología. “Pensé que nunca iba a poder salir de empleada doméstica”,

Se crió en la villa y ahora es universitaria
Se crió en la villa y ahora es universitaria

Gloria Hormazábal (25) vivía en el asentamiento Los Pajaritos junto a sus padres y sus 7 hermanos, una familia que sabía de luchas por salir adelante. Cuando a los 22 años se enteró que estaba embarazada, pensó que su  futuro estaba marcado: “Creí que iba a ser igual que todas las chicas que tienen hijos y no iba a poder seguir estudiando por tener que trabajar”. Sin embargo, en julio recibió su título de Asistente Dental en la UNCuyo, transformándose en la primer egresada del programa De la Esquina a la Universidad y por lo cual hoy recibirá una distinción del gobernador.

“Mi vida cambió rotundamente, pensé que nunca iba a poder salir de empleada doméstica o vivir ganando poco dinero y sobre todo con un hijo”, dice. Después de dos años de estudio, consiguió trabajo rápidamente en una clínica de implantes y estética. “Este trabajo te da dignidad, soy la mano derecha de la odontóloga y ayudo en las cirugías, me encanta”, asegura mientras cuenta con entusiasmo las tareas que realiza. Además, trabaja en el centro de salud del barrio la Estanzuela.

Historia de superación

Desde pequeña a Gloria le tocó esforzarse para educarse y salir adelante. Sus padres, oriundos de Chile, vinieron a la Argentina soñando con un futuro mejor. Su papá no fue a la escuela y su mamá hizo sólo la primaria, sin embargo siempre confiaron en que la educación de sus hijos les daría un porvenir y eso es lo que les inculcaron.

En 1986 se establecieron en Río Negro: su padre trabajaba en una chacra a cambio de lo cual recibían vivienda y un salario. Ella recuerda lo difícil que era llegar a la escuela con las bajas temperaturas del lugar: “Quedaba a 5 km e íbamos en bicicleta, demorábamos más de una hora en el trayecto”.

Cuando comenzó séptimo grado debieron trasladarse a Mendoza. La familia completa llegó montada en el camión de la mudanza junto a sus pocas pertenencias.

Aquí compraron una casa en la villa Los Pajaritos, de un solo ambiente para los diez. "No tenía agua ni gas, pero después de Río Negro para nosotros era el paraíso, un sueño, ¡la escuela estaba a dos cuadras! y además siempre habíamos tenido agua de aljibe", relata.
Sus padres siempre trabajaron mucho para mantener a la numerosa prole y como sucedió antes con sus hermanos, al finalizar la secundaria ella debió salir a trabajar ya que "cada uno se las tenía que rebuscar".

Gloria dice que siempre le gustó estudiar, por ello llegó a ser escolta y ya de más grande realizó cuanto curso gratuito encontró, como informática, inglés y enología.

En un momento acarició la idea de estudiar Derecho o Medicina pero ni lo intentó, porque había visto fracasar a su hermano mayor: “Tenemos la suerte de tener una excelente universidad pública pero esas carreras son para los chicos que tienen dinero, es muy difícil trabajar y estudiarlas”.

El joven se desempeñaba como jardinero para poder estudiar Derecho y mantenerse, pero no pudo hacer frente al costo de los libros y fotocopias y a los 20 años tuvo un pico de estrés. Sin embargo, la mayoría de sus hermanos logró capacitarse para salir adelante.

Mientras Gloria trabajaba como asistente en un consultorio dental y como empleada doméstica, se enteró que estaba embarazada de quien aún es hoy su pareja, pese a que viven en casas separadas. Para ese entonces ya estaba inscripta para seguir la carrera de Asistente

Dental en la facultad de Odontología, pero ante la novedad dio por perdido su sueño. Casi al mismo tiempo llegó a ella una promotora del barrio que le ofreció una beca del programa De la Esquina a la Escuela, del Ministerio de Desarrollo Social. Hoy asegura que si no fuera por este sostén no podría haberse recibido.

Nunca dejó de trabajar, tuvo un embarazo y parto difíciles pero  cumplió con la trayectoria académica en tiempo y forma. Finalmente, en julio recibió su diploma con mucha emoción: asegura que fue el segundo día más importante de su vida después del nacimiento de su hijo, quien hoy tiene 2 años y es su motivación.

“Él es mi orgullo, me sentía mal por tener que dejarlo para ir a la facultad pero tuve el apoyo de mi familia, pensaba que valía la pena hacerlo. Ahora la mamá tiene un título universitario y quiero que esté orgulloso de mí. Antes vivía el día a día pero ahora me toca pensar en el futuro”, asegura.

Y como nunca se da por satisfecha, ahora tiene pensado estudiar Odontología: “no hay quedarse con una sola cosa, hay que capacitarse siempre”, aconseja la flamante profesional.

Una beca de $ 450 por mes

El programa De la Esquina a la Universidad surgió hace 4 años, como una segunda instancia luego del primero, De la Esquina a la Escuela, creado en 2008.

Depende del ministerio de Desarrollo Social y actualmente incluye a 800 jóvenes de sectores vulnerables que reciben una beca de 450 pesos mensuales. La primera en adherirse fue la UNCuyo, donde los chicos además acceden gratuitamente el comedor universitario, pero después se sumaron la Universidad de Congreso y la de Mendoza, además de terciarios estatales.

“Llegamos con el diagnóstico de que muchos chicos no estudiaban ni trabajaban y de que el Estado debía volver a los barrios. Muchos terminaban la secundaria pero no llegaban a la universidad, entonces se hizo un trabajo conjunto con los municipios. Había que recrear la idea de que el estudio da la posibilidad de ascenso social, lo cual no está incorporado en muchos sectores”, explicó Ulises Moyano, coordinador del plan provincial.

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