Respecto del EPAS

Profunda pena y a la vez mucha esperanza me ha causado leer la noticia que informa de la adopción del EPAS por parte del EPRE porque, no nos engañemos, esto no es una fusión de dos entes. Es mandar a la piecita del fondo, la de los cachivaches, a un ente de una importancia crucial en el sector agua potable y saneamiento.

El ente nació al amparo de la ley 6044 después reformada y deshilachada de acuerdo a las conveniencias de turno, pero que fue un inicio y una intención ejemplar. Por aquel entonces venían técnicos de otras provincias, con empresas de agua privatizadas, para asistir a talleres y seminarios que dictaba el EPAS para conocer cómo se conformaba un ente de regulación y control.

El EPAS fue el ente decano en el país, para discutir, compartir y ayudar a las autoridades de otras provincias para conformar sus entes. Con el tiempo eso se fue dejando de lado a medida que en el EPAS asumían autoridades que tapaban su desconocimiento del sector con la inacción.

¿Conoce o ha oído hablar el lector, de Pata Mora, de El Marcado, de Arroyito? y de muchos pueblos más de nuestra provincia, donde funcionan los más de 150 servicios de agua potable y en los que viven mendocinos, mendocinos de primera.

Allí estaba el EPAS con sus inspectores controlando, asesorando reuniéndose con la comunidad para resolver los problemas del agua, y su laboratorio móvil, analizando la calidad del agua del lugar. De paso vale la pena decir que el laboratorio del EPAS lleva un historial de los análisis del agua de cada uno de los servicios a los efectos de controlar si varía la calidad del agua a lo largo del tiempo.

También está el EPAS al servicio de los usuarios que reclaman por problemas con el servicio, se inspecciona cada reclamo y se piden explicaciones al operador sea el gran operador Aysam, los operadores municipales, cinco en total, o los operadores comunitarios, más de 150, y los operadores comerciales.

El EPAS sólo podrá realizar la tarea que le encomienda la 6044 sólo desde su lugar como ente autónomo. La electricidad con el agua no se llevan bien. Resulta de un alcance mínimo decir que el Estado no puede controlar al Estado; raya en lo corrupto. Claro que puede controlar planificar y resolver problemas con el operador estatal, en beneficio de los usuarios, que de eso se trata.

No quiero imaginar al Estado mendocino (todos nosotros) pagando el tendido de acueductos por el pedemonte en manos de los "exitosos empresarios mendocinos" conocidos por todos. Ésta es la parte de la pena.

La parte de la esperanza es que se presenta otra oportunidad para que las autoridades del EPAS y sus empleados con la camiseta puesta, salgan a defender con uñas y dientes al EPAS y otra oportunidad para mejorar su accionar, corregir sus falencias (que las tiene) y convertirse en el ente provincial del agua y saneamiento que todos esperamos y quisiéramos ver.

Julio César Livellara - DNI 6907024

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