Peñaflor con nueva bodega e inversiones en el exterior

La familia Bemberg la construirá junto a 300 hectáreas adquiridas en Gualtallary. Quieren desembarcar en Chile.

Hace rato que Gualtallary es, dentro del atractivo que ejerce el Valle de Uco entre los inversores del mundo del vino, la niña bonita junto a Paraje Altamira.

Allí pusieron los ojos los miembros de la familia Bemberg, descendientes de Otto, fundador de cervecería Quilmes y dueños de bodega Trapiche, para encarar una inversión en paralelo a los planes de expansión del grupo: una bodega que llevará su apellido, además de 300 hectáreas de viñedos, en paralelo a un ambicioso plan de Peñaflor que trasciende Mendoza y también apunta a Chile e incluso España.

El diseño de Bemberg Estate, tal como se lo ha bautizado, está a cargo del reconocido estudio de arquitectura Bórmida&Yanzón con el concepto de bodega boutique de mediana capacidad.

Por sus características está destinado a ser un emprendimento más exclusivo que lo que hoy representa Peñaflor y particularmente Trapiche.

Al menos en eso se empeñan desde la familia vinculada también al negocio de la cerveza; como un capricho del destino, los caminos de ambas bebidas, grandes rivales, se cruzaron: es que la superficie productiva pertenecía a Alejandro Failó, ex gerente general de Cervecería Andes, la pata de los Bemberg en el rubro.

Pese a mantenerse en reserva los detalles por ser “un proyecto privado”, el CEO de grupo Peñaflor, Martín Ramos, coordina la ingeniería financiera para la nueva apuesta de la familia, calificada como “de nicho”.

Más allá de su rol ejecutivo, Ramos es hace tiempo accionista de la compañía y su hombre de confianza.

Sin apartarse del bajo perfil que el clan exige mantener a rajatabla, una fuente cercana al proyecto confió a Los Andes que la bodega y los viñedos de Tupungato son sólo el comienzo. “No involucra exclusivamente a Gualtallary y ni siquiera se limita a Mendoza”, consignó.

Comprar para crecer

Lo dicho. En paralelo, Peñaflor impulsa su propio plan de expansión. Como otros grandes jugadores, aprovechó la situación de una industria en pleno proceso de cambio con compraventas que favorecen a los de más espalda financiera, y se anima a más.

Después de adquirir la bodega Navarro Correas al grupo británico Diageo, el mercado argentino y su liderazgo exportador parecen quedar chicos al gigante vitivinícola argentino, que también quiere que la marca crezca en el exterior y para eso ya salió de “shopping” con un plan de inversiones fronteras afuera del país.

Un tren que tiene en Chile su primera estación y al que también quiere subirse la familia con su emprendimiento particular.

Pero tampoco cerró su raid de compras en el país. Sigue de cerca la situación de algunas firmas de la Patagonia y, en particular, en el polo vitivinícola de Neuquén, dispuestas a vender sus activos.

En definitiva, del seno del directorio de Peñaflor partió la premisa a los ejecutivos: duplicar la facturación actual. Para quienes siguen de cerca el plan resulta ambicioso, pero posible si se logra un desembarco gradual en otros países, empezando por Sudamérica.

El negocio de lo exclusivo

Aunque sea un emprendimiento más asociado a la familia Bemberg que a la actividad propia del grupo Peñaflor, ambas esferas se tocan.

Es que más allá del rol de Ramos como coordinador en la faz financiera, la elaboración de los vinos estará dentro de la órbita del responsable enológico de Trapiche, Daniel Pi, en colaboración con Marcelo Belmonte como responsable del manejo del viñedo, que ya tiene 30 hectáreas implantadas con malbec y cabernet sauvignon, sin contar el cabernet franc, nueva estrella del firmamento varietal.

Para Pi, que con la anuencia de los Bemberg se embarcó en una partida de vinos de la añada 2017 como prueba, el potencial de Gualtallary no es novedad.

De allí empezó a cosechar en 2010 las uvas Malbec para elaborar la línea Terroir Series Ambrosía, un blend de los 3 mejores exponentes del varietal insignia seleccionados por el mismo para ampliar el portafolio de marcas de Trapiche.

La evolución de los precios muestra que existe un mercado en franco crecimiento al que los vaivenes económicos del país no le afectan, y justifican una inversión como la de Bemberg Estate.

Por caso, el Terroir Series, que en 2015 se vendía en $ 500 en vinerías, hoy ya cotiza en $ 850 la botella. Pero no es el único producto de la zona. Con la misma materia prima el reconocido enólogo mendocino también desarrolló su propio proyecto, el Imperfecto Malbec, de Bodega Tres 14, con 97% de Malbec y 3% de cabernet franc, calificado por los críticos como uno de los mejores blends argentinos y el más destacado de esa zona de Tupungato.

La cosecha 2012 se posicionó en $ 480, y actualmente el precio sugerido al público es de $ 750, es decir, casi un 60% en dos años entre un lanzamiento y otro.

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