Los oasis mendocinos le ganan tierra

Un reciente estudio permitió establecer que la superficie alcanzada por los oasis productivos en la provincia alcanza al 4,8% del territorio, en lugar del 3% histórico que se conocía hasta el momento. Se realizarán mediciones cada cinco años y se tendrá

Puede responder a distintas perspectivas y es factible también que haya surgido de la forma de medición, pero la noticia que indica que Mendoza cuenta con el 4,8% de su superficie total cultivada, en lugar del 3% históricamente considerado, constituye algo valioso que debe seguir siendo medido a los efectos de establecer futuras políticas, incluyendo el manejo del recurso hídrico, tanto para las áreas urbanas como para las rurales.

Esencialmente porque los especialistas que estudian el calentamiento global anticipan que en un futuro no muy lejano pueden generarse menores precipitaciones en la zona de alta montaña. Si a ello sumamos el lógico crecimiento poblacional, se genera un cóctel difícil de enfrentar por las próximas generaciones.

Los datos actualizados fueron dados a conocer por la Secretaría de Ambiente, en base a un estudio realizado por el Sistema de Información Ambiental Territorial y allí se indica que las imágenes satelitales determinan que los oasis mendocinos alcanzan al 4,8% del total del territorio.

Se trata de un estudio científico que permite tomar los datos con mayor precisión y los propios autores del estudio aceptan que la diferencia con el 3% histórico puede responder al hecho de que el anterior estaba ligado a las tierras que tienen derecho de agua otorgado por el Departamento General de Irrigación.

Quienes coinciden con esta última teoría se basan en que en las últimas tres décadas se produjo un retroceso de casi 100 mil hectáreas de viñedos y de otras miles de hectáreas cultivadas con frutales y destacan que esas tierras han sido ganadas en gran parte por la expansión de los emprendimientos poblacionales, aunque advierten que de ningún modo puede hablarse de la ocupación de aquellas miles de hectáreas señaladas.

Para quienes advierten que hubo un incremento en el área cultivada, indican que los emprendimientos productivos surgidos en áreas del pedemonte han sido fundamentales y toman como ejemplo el incremento de las tierras productivas en el Valle de Uco. Y, por cierto, las dos teorías tienen fundamentos valederos.

Otro aspecto importante del anuncio se centra en el hecho de que estudios similares se realizarán cada 5 años, para ir actualizando las diferencias, a los efectos de determinar qué áreas crecieron y cuáles sufrieron un retroceso. En este último aspecto valdría considerar también lo que sucede con las inversiones que se realizan en los ríos y cauces de agua y a modo de ejemplo podría señalarse que, cuando se anunció la construcción del dique Potrerillos, se habló de la posibilidad de ampliar sustancialmente el área sembrada.

Otro tanto se afirma cuando se procede a la impermeabilización de canales. También valdría considerar la importancia que tiene para Mendoza la aplicación de tecnología en el riego, como sucede en los últimos años.

La actualización permanente de los datos constituirá en el futuro inmediato uno de los mayores desafíos para la dirigencia política en general, quienes, en este aspecto, deberían dejar de lado las diferencias coyunturales y electorales para trabajar en conjunto por una Mendoza con posibilidades de hacer frente a las exigencias que partirán de una mayor población frente a una posible menor dotación de agua, trabajando paralelamente en la concientización de la población sobre la necesidad de resguardar el recurso hídrico e incentivar el cambio en la metodología del riego en las zonas rurales

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