Límites de la ciudad y su interacción

Arquitectura sustentable. Conocé cómo se conforman los límites de la ciudad y cómo los habitantes interactuamos con ellos.

Por arquitecta Florencia Oña

Los límites son referencias espaciales, físicas o geográficas que conforman vallas más o menos permeables. Son momentos de transición entre dos instancias y dan cuenta de la existencia de una realidad para comenzar a transitar otra nueva diferenciada.

Los bordes en una ciudad son elementos lineales o sendas, los cuales un observador no utiliza como vías o caminos de recorrido. Estos ejes son constituidos por dos dimensiones, dos faces, e impli­can rupturas o costuras.

Existen bordes más fuertes e impenetrables o visualmente impo­nentes, en los cuales se limita la circulación transversal. En otros casos pueden ser vías permeables donde la graduación de penetra­ción transversal es mayor.

Existe una infinidad de límites y fronteras, las cuales conforman una ciudad. Estos espacios están definidos por los hechos los cuales se encuentran próximos. La realidad en el entorno que estos espacios reúnen, definen su existencia pudiendo conformarse por trayectorias, acciones, objetos o topografías.

En la ciudad de Barcelona por ejemplo es sencillo detectar los procesos históricos, el centro se encuentra definido por calles que parten radialmente desde un centro con un marcado crecimiento orgánico. Una implantación en cuadricula que evidencia el ensanche de edificación de una ciudad más amplia fuera del límite establecido y un plano irregular que obedece a un crecimiento espontáneo.

En algunos casos el concepto de limite ha perdido definición. En lugares donde no se vislumbra claramente su realidad o son poco definidos por los hechos que lo conforman. En algunos casos estos límites pueden ser claramente establecidos o detectados por hechos geográficos.

Los límites como un dispositivo instrumental y simbólico son nece­sarios para la existencia de una ciudad, intensifican la experiencia de ciudad. Es el lugar donde se experimenta la obsolescencia, don­de existe una mutación o muerte. “El horizonte es el límite efímero donde se vislumbra la muerte de la ciudad”.

Articular las prácticas urbanas arquitectónicas con estos momen­tos como parte constituyente son claves para entender el proceso de ciudad.

El piedemonte constituye un borde claramente definido por su geografía dentro de nuestra ciudad. Con características diferencia­das casi opuestas a las condiciones que conforman la superficie urbanizada.

Nuestra urbanización en damero está regulada por una sucesión de plazas. Las plazas definidas por sus espacios verdes, acciones y características son lo que ocurre en ellas. Cada habitante tiene una experiencia particular. Las plazas son instancias unificadoras de sumatorias de las realidades de sus habitantes.

Estos episodios geográficos y urbanos nos ayudan a entender el principio de orden de nuestra definición de implantación urbana desde la antigüedad a la actualidad.

Las plazas son las vivencias en las que ellas se realizan, el piede­monte constituye una memoria indisociable de nuestra imaginabili­dad común.

Podemos establecer la realidad del piedemonte como una “plaza periférica”. Es el lugar donde perece la ciudad y nace un nuevo ámbito indefinido y casi desconocido. Nos encontramos en una ins­tancia más inquietante donde las contradicciones y complejidades se evidencian. Un lugar donde las reglas de juego quedan abiertas.

La imagen de la ciudad continua y uniforme ejemplifica la crisis de la ciudad demasiado grande que es la otra cara de la crisis de la naturaleza.

En una plaza interna los límites están fijos en relación a su entorno con posibilidades acotadas de transformación, mientras que en una “plaza periférica” los límites son transitorios y variables.

Citando a Gertrude Stein con su frase: "Me gusta la buena vista pero me gusta sentarme dándole la espalda", podemos definir esta relación con el límite conformado por el piedemonte de forma estrictamente visual, cuando debería formar parte de un recorrido vivencial de circulación vital dentro de nuestras actividades, identi­dad y cotidianidad.

LOS LÍMITES COMO UN DISPOSITIVO INSTRUMENTAL Y SIMBÓLICO SON NECESARIOS PARA LA EXISTENCIA DE UNA CIUDAD, INTENSIFICAN LA EXPERIENCIA DE CIUDAD.

LA IMAGEN DE LA CIUDAD CONTINUA Y UNIFORME EJEMPLIFICA LA CRISIS DE LA CIUDAD DEMASIADO GRANDE QUE ES LA OTRA CARA DE LA CRISIS DE LA NATURALEZA.

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