La grieta, también por el recuento de los votos en Buenos Aires

El Gobierno negó que se manipularan datos en Buenos Aires y volvió a pedir por la boleta electrónica. Consideraron cínica e hipócrita la denuncia K.

El jefe de Gabinete, Marcos Peña, y el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, negaron ayer que se hubiera manipulado el conteo de votos en la provincia de Buenos Aires, a la vez que calificaron de "cínica" e "hipócrita" a la acusación del kirchnerismo.

Ambos dirigentes se pronunciaron varias veces a favor de implementar la boleta electrónica, iniciativa que fue rechazada el año pasado en el Senado. Frigerio también negó que el gobierno esté pensando en una reforma constitucional para llevar a seis el período presidencial. “No se piensa en un 'Mauricio eterno'”, chicaneó el ministro.

La controversia electoral bonaerense consumió la conferencia de prensa realizada en el Salón de los Pueblos Originarios de la Casa Rosada. Tanto Peña como Frigerio se mostraron mordaces frente a las críticas realizadas por Cristina Fernández. La ex presidenta quedó mordiéndole los talones a Esteban Bullrich, el candidato a senador por Cambiemos, cuando a las 5.40 de ayer se detuvo el escrutinio provisorio: 34,19% contra 34,11%. Falta escrutar el 4,5 de las mesas. "Unas mil cien, más o menos", tiró a este diario un funcionario del ministerio del Interior.

“Qué la ex presidente se quede tranquila, hace 19 meses que vivimos en una república, donde la justicia no recibe órdenes del Poder Ejecutivo”, respondió Frigerio, sonriente, ante la consulta sobre el pedido de contar “voto a voto” la elección bonaerense.

“Que se quede tranquila (Cristina Fernández) que con certeza sacó el 100% de los votos de su frente; no es una elección para ganarle a otro”, agregó Peña.

El ministro del Interior defendió “la transparencia” de las PASO y aseguró que no se habían recibido denuncias en ningún distrito del país, negando así las quejas kirchneristas respecto a la manipulación en la carga de datos en Buenos Aires y Santa Fe. En la noche del domingo, ambas provincias fueron contadas como triunfos de Cambiemos, situación que podría modificarse cuando dentro de unos veinte días la justicia electoral termine el escrutinio definitivo.

"El único válido", apuntó Frigerio.

“A las 5.40 se detuvo el conteo (bonaerense) porque a esa hora dejaron de entrar los telegramas. En las PASO de 2015, a esa hora, sólo se habían contado el 38% de las mesas y no el 95,5 como ahora”, argumentó el ministro.

También explicó que en el recuento provisorio "jamás se llega al 100% de las mesas escrutadas". Dio tres razones: telegramas "ilegibles", errores de confección de los mismos, y el hecho de "que algunas autoridades de mesa se equivocan y meten el telegrama en la urna y no llega jamás al centro de transmisión de datos". En esos tres casos "es la justicia la que termina realizando el conteo final".

El kirchnerismo denunció que esa carga fue sesgada: primero se cargaron los distritos donde ganaba el oficialismo mientras que tardó la carga de la Tercera Sección, área conformada por municipios del conurbano donde se impuso Cristina Fernández.

“No es cierto; en un momento se había cargado el 80% de los datos de la Tercera Sección mientras que solo contábamos con el 60% de la Quinta y Sexta Sección”, afines al oficialismo, replicó Frigerio.

Un funcionario del Ministerio del Interior le dijo a este diario que era "imposible" manipular la carga de datos. "El Correo Argentino recoge los telegramas en las escuelas y los lleva a los centros de transmisión de datos, donde se cargan y envían a la sede central (del Correo) donde 1.500 operadores lo vuelcan al sistema, a la página de Internet que todos podemos consultar", explicó. El kirchnerismo afirma que ese circuito de distribución de los telegramas sí puede ser manipulado. El escrutinio provisorio fue tercerizado por el Correo Argentino a la española INDRA.

Frigerio destacó algunas novedades que se implementaron en la elección del domingo: “Duplicamos los centros de transmisión de datos y pusimos el 'cuarto oscuro de contingencia' donde había boletas para el caso de que faltaran en alguna mesa”. Fue entonces que volvió a insistir con el proyecto de boleta única electrónica. Ni Peña ni Frigerio mencionaron la posibilidad de que el sistema electoral avance hacia la boleta única pero de papel.

“Es un extremo de cinismo que aquéllos que lo hicieron al sistema (electoral) ahora lo denuncien. Estamos absolutamente tranquilos que este proceso fue más transparente, veloz y con menos problemas que cuando el kirchnerismo lo manejaba”, se defendió Peña.

El jefe de gabinete mencionó a Córdoba como una de las provincias donde la gente “expresó un deseo de alternancia hacia una expresión que sincronice con el Gobierno nacional”.

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