Importación: dos miradas

Los sanjuaninos fueron a Buenos Aires para pedir que no se permita la importación de vinos. Los mendocinos, para reclamar por la ley que no permite la publicidad callejera.

Por Luis Fermosel - la.fermosel@gmail.com

San Juan concurrió en pleno a la Secretaría de Comercio de la Nación, para plantear que se prohíba la importación de vinos, pero no contó con el apoyo de dirigentes mendocinos, ni siquiera de la Zona Este, donde suelen haber coincidencias con los vecinos del norte. Pero sucede que en Mendoza hay otra óptica sobre lo que está sucediendo con el mercado y sobre lo que hay que hacer mirando a futuro, y mientras unos, los sanjuaninos, ponen la mira en el productor y en los precios de la uva y del vino, los otros, los mendocinos, observan con preocupación el mercado y la fuerte competencia de las bebidas sustitutas, y el objetivo principal es que no siga cayendo el consumo. En tanto, la próxima cosecha ya “está encima”, y si bien será el INV el que determine con mayor seguridad los números, la mayoría de los observadores coinciden en señalar que podría ser “mediana”, superando en 20% a los números de este año.

Podríamos asegurar que, salvo algunas excepciones, la actividad vitivinícola se trasladó a Buenos Aires. Algunos, como los sanjuaninos, para reunirse con el secretario de Comercio de la Nación y otros, como los mendocinos, para plantear el enojo y la molestia por la sanción de una norma legal que prohíbe la publicidad callejera del vino en la Capital Federal.

Yendo por partes podemos hacer mención a la “gestión” sanjuanina. Los productores, liderados por el titular de la Federación de Viñateros, Eduardo Garcés, concurrieron a la Secretaría de Comercio acompañados por el gobernador de la vecina provincia, Sergio Uñac, y por el ministro de la Producción, Andrés Díaz Cano. Le pidieron al funcionario nacional que se prohíba la importación de vinos chilenos y que se fijen precios mínimos tanto para la uva como para el vino durante la próxima cosecha. La respuesta fue negativa, basada en dos conceptos: por un lado, poner un impuesto a la importación podría generar una dura sanción de parte de la Organización Mundial de Comercio y paralelamente una medida similar de parte de Chile hacia los productos argentinos. Y respecto de los precios mínimos, porque no concuerda con la política económica implementada a nivel nacional y también por el hecho de establecer sobre qué valores se fijarían esos precios mínimos. Según el mandatario sanjuanino, la importación de vinos es una medida “especulativa”, que implica “enrarecer el clima y bajar el precio del producto primario”.

Valdría señalar que no hubo representantes mendocinos en las reuniones con el secretario de Comercio. En el Centro de Viñateros y Bodegueros del Este se indicó que ese día se realizó la asamblea de renovación de comisión directiva, oportunidad en que fue reelecto Javier Palau como presidente de la entidad. De todos modos, se indicó que “estamos de acuerdo con poner la mira en la cadena de valor para evitar posiciones dominantes, aunque también creemos que no era ese el ámbito para la discusión”.

El grueso de la actividad vitivinícola local no estuvo de acuerdo con el planteo sanjuanino. “Están mirando la oferta y no miran la demanda”, dijo un dirigente local, quien agregó que los bodegueros que importan vino lo hacen por necesidad. “A un bodeguero le resultaría mucho más fácil comprar vino en el mercado local, porque para traer un millón de litros tiene que hacer una ingeniería impresionante, que parte de contratar al menos 25 camiones, gestionar la importación ante el INV, esperar los controles estrictos que hace el organismo sobre el vino ingresado, etc. Además, establecer un impuesto sobre la importación de vinos nos puede traer durísimas represalias de parte de la OMC. Y esencialmente porque tenemos otra óptica respecto del planteo sanjuanino. Ellos piensan en el productor, y está bien que lo hagan, pero no tienen en cuenta al consumidor y nosotros consideramos que no podemos perder más consumidores frente a otras bebidas sustitutas”.

Las diferencias también se concentran en la cantidad de vino importado. Para algunos, se trata de 1,2 millones de litros, para otros, de 2,8 millones. Una cifra u otra no resultan demasiado importantes si consideramos que las ventas de vinos en el país alcanzan los 100 millones de litros por mes.

La publicidad

Los vitivinícolas mendocinos también estuvieron en Buenos Aires. Pero concurrieron para reunirse con funcionarios de la Capital Federal, respecto de la norma legal que prohíbe la publicidad callejera del consumo de vinos. Se supo que individualmente muchas bodegas presentarán un recurso de inconstitucionalidad  y atribuyen la decisión al poderoso lobby que realizan las bebidas sin alcohol sobre legisladores y funcionarios. “El mayor peligro radica en que muchos están legislando sobre un tema que no conocen y tampoco saben el daño que le están ocasionando a una economía regional y nuestra preocupación se amplía cuando tomamos conocimiento que habría algunas provincias dispuestas a adoptar una medida similar a la de la Capital Federal”.

En relación con el futuro, ya todos están mirando lo que pueda suceder con la próxima cosecha. Si bien esperan las cifras que dará a conocer el INV en su pronóstico, hay coincidencias en señalar que puede “venir una cosecha mediana”, superior en un 20%. “Tenemos que estar atentos y comenzar a trabajar para evitar lo que sucedió este año, que en febrero estábamos pidiendo que el Estado comprara vino porque no tenía precio y seis meses después tuvimos que importar porque faltaba en el mercado”, dijo un dirigente, quien destacó que hay que aprovechar el momento institucional interno que vive la industria en la que los grupos más importantes, como Bodegas de Argentina, la Unión Vitivinícola Argentina, las cooperativas y otros sectores están trabajando de manera mancomunada. “También tenemos que aprovechar la buena relación que tenemos con el ministro de Economía local, Enrique Vaquié, que trabaja codo a codo con nosotros”, se indicó.

El párrafo final para lo que ocurre con la CAME (Confederación Argentina de la Mediana Empresa). El Centro de Viñateros y Bodegueros del Este se sumó al organismo, pero el resto de la industria no sólo no concuerda sino que manifiesta su malestar con la entidad. “No estamos de acuerdo con muchas cosas. (Osvaldo) Cornide es presidente desde que se fundó la entidad y aparecen otros dos Cornide en la comisión directiva. Además, en Economías Regionales, en el sector vitivinícola el representante de la industria es Juan José Ramos (Asociación de Viñateros de San Juan) que a nosotros no nos representa, como sucedió días pasados con la audiencia que les otorgó el secretario de Comercio”, dijo un dirigente local.

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