Después de meses de un largo proceso, los padres de Charlie Gardel bebé británico que padece una rara enfermedad genética neurodegenerativa en fase terminal, decidieron renunciar a su batalla legal para mantenerlo vivo, al considerar que es demasiado tarde para salvarlo.
“Es la cosa más difícil que se nos ha planteado hacer” pero “hemos dejado partir a nuestro hijo”, declaró entre lágrimas Connie Yates, la madre del bebé de once meses, ante la Alta Corte de Londres.
“Los últimos once meses fueron los mejores y los peores de nuestra vida. Queríamos solamente darle una oportunidad de vivir”, agregó, reprochando a la justicia y al hospital donde está internado el niño no haberles permitido llevarlo a Estados Unidos, donde les proponían un tratamiento experimental para esta extraña enfermedad.
"Se ha perdido demasiado tiempo. Se le ha dejado meses esperando en el hospital", denunció su padre, Chris Gard, a la salida del tribunal.
Su combate judicial comenzó en abril, cuando el hospital londinense de Great Ormond Street había decidido cortar la respiración artificial al bebé, que sufre la enfermedad del síndrome de depleción del ADN mitocondrial, que afecta a las células responsables de la producción de energía y de la respiración.
La Alta Corte de Londres había dado la razón a los médicos, una decisión confirmada luego por la Corte de apelación, la Corte Suprema y la Corte Europea de Derechos Humanos, el 27 de junio.