El talento de Mendoza que guía al Arsat-1

Paula Rotondo (31) es ingeniera de la Invap, egresó de la UNCuyo hace 7 años y se fue a trabajar al proyecto del satélite de telecomunicaciones que el jueves despegó hacia el espacio. Participó del lanzamiento y confiesa su emoción: “Fueron muchos años de

El talento de Mendoza que guía al Arsat-1
El talento de Mendoza que guía al Arsat-1

Algunos ven cómo sus hijos se van a otras provincias o a otros países. En el caso de Paula Rotondo, el jueves observó cómo el suyo se iba directamente al espacio, exactamente a 36 mil kilómetros de aquí.

Claro que el “hijo” de Paula no tiene sangre sino combustible, y en vez de brazos usa dos alas con paneles solares. Su cerebro, además, es un complejo sistema informático que le indica en qué punto exacto del cosmos infinito debe ubicarse para vivir los próximos 15 años.

Paula es una ingeniera mendocina y su hijo es el Arsat-1, el satélite argentino que ha marcado un antes y un después en la industria espacial latinoamericana.

Ella vive desde hace 3 años en Bariloche y trabaja en una oficina que mira al lago Nahuel Huapi. Hace 7, cuando terminó la carrera de Ingeniería en la UNCuyo (después de especializarse en Mecatrónica en Francia), recibió una propuesta de trabajo en Invap, una empresa estatal que en esos días empezaba a desarrollar -a pedido de otra firma del Estado, Arsat- un proyecto que sonaba imposible en manos argentinas: fabricar satélites geoestacionarios, los aparatos de su rubro que más lejos de la Tierra orbitan y que mejor durabilidad deben tener debido al servicio que prestan.

“Estoy participando del proyecto desde la etapa en la que se empezó a diseñar el satélite”, contó a Los Andes Paula, que vivió el lanzamiento desde la estación terrena de Arsat en Benavídez (provincia de Buenos Aires), el lugar donde ahora guían al satélite hasta su órbita definitiva: la posición 71,8° longitud oeste.

“Soy parte del grupo que está a cargo del subsistema de guiado y control del Arsat-1. Y durante los últimos dos años participé de los ensayos del subsistema y del satélite”, detalló.

Hablar con Paula no fue sencillo: Invap es una empresa muy celosa de la información y de lo que dicen sus empleados, por lo que Los Andes debió sortear varios obstáculos antes de tener la palabra de esta ingeniera de 31 años.

La orden era que nadie en Invap y Arsat hablara con al prensa, salvo los voceros autorizados. Pero el éxito de la misión Arsat-1 ablandó a los directivos y esta nota encontró finalmente a su protagonista.

“El subsistema en el que participé es el encargado de controlar la posición y orientación del satélite. Para esto, el grupo diseñó e implementó la electrónica y el software necesarios”, continuó explicando su trabajo con el satélite Paula.

Que no fue el primero en la materia: antes fue parte del proyecto SAC-D, satélite lanzado en 2011, y ahora integra el equipo que está desarrollando al hermano gemelo del que orbita hoy en el espacio: el Arsar-2, que se proyecta lanzar en 2016.


"Con mucha emoción"
Desde su casa en Bariloche, Paula confesó cómo vivieron ella y sus compañeros el despegue del cohete Ariane el jueves: "Se vivió con mucha emoción, fueron muchos años de trabajo en equipo y con mucho esfuerzo.

Más allá de los nervios, todos queríamos que llegara ‘el día’ y finalmente llegó”. Después de los aplausos, las felicitaciones y algunas lágrimas, los técnicos en Benavídez no tuvieron tiempo para festejos: “Quedamos a la espera de la primer comunicación con el satélite para chequear que estaba todo bien”.

Por supuesto que un logro como éste se comparte con los más cercanos, que en el caso de Paula son sus padres y sus seis hermanos, quienes siguieron desde Mendoza y por TV el lanzamiento del Arsat-1. “Mi familia lo vivió con mucha emoción, ya que siempre estuvieron muy al tanto de todo el proyecto”, aseguró.

Y así como prefirió no opinar sobre los cuestionamientos a los componentes importados del Arsat-1 (para quitarle méritos al gobierno, que festejó el lanzamiento como un logro propio), la ingeniera mendocina valoró el éxito del proyecto porque “permite demostrar las grandes capacidades que tiene el país para desarrollar tecnología.

Para mí significa mucho, ya que puedo ver el resultado de muchos años de trabajo, es casi increíble que ya estemos recibiendo datos del satélite”.

Estará operativo a principios de enero

Después de constatar que el satélite responde a las órdenes, y que las piezas y componentes están en perfecto estado, ayer comenzó la tarea de elevarlo al lugar definitivo.

“Este tiempo de pruebas, demandará un mes o mes y medio”, precisó el presidente de Arsat, Matías Bianchi, a la agencia Télam. Por eso se calcula que a principios de enero podrá estar operando.

Ayer, el equipo de operaciones desde la Estación Terrena Benavídez completó con éxito la primera maniobra de apogeo del Arsat-1 (Apogee Motor Firing) que consistió en el encendido del motor principal de propulsión del satélite.

Cabe recordar que, a diferencia de un satélite de observación que se ubica en una órbita baja, uno de telecomunicaciones se ubica en la órbita geoestacionaria (a 35.786 km) en un hábitat hostil, su vida útil se estipula en 15 años y, en el caso del ARSAT-1, tiene un peso de 1,5 toneladas (sin combustible), lo que implica la necesidad de contar con requerimientos muy estrictos para su diseño y fabricación.

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