¿El malbec más puro en Chile?

Luis Fermosel - la.fermosel@gmail.com

La noticia sorprendió al aparecer en un importante sitio de internet dedicado a la vitivinicultura. Según productores chilenos del sur de ese país, ellos tienen los únicos cepajes de malbec genéticamente puros; dicen que las plantaciones en el resto del mundo están injertadas sobre pie americano para evitar los ataques de la filoxera. La información fue respondida por el enólogo mendocino Roberto De la Mota quien cuenta con la ventaja de haber aprendido de su padre, don Raúl De la Mota, calificado como el mejor enólogo de Sudamérica del siglo XX.

No nos corresponde juzgar si existe doble intención en la información, aunque para algunos observadores locales podría ser inicio de discusión sobre el “origen” americano del malbec, tal cual han planteado con Perú sobre la denominación Pisco, la bebida nacional de Chile que lleva el nombre de un puerto peruano. Pero sí puede señalarse que la nota es un ejemplo claro de la importancia que ha alcanzado la variedad en la consideración internacional, ligada esencialmente a la calidad del vino argentino.

En la nota publicada en el sitio Elmundovino.com, surgida de un cable de la agencia AFP se indica que “la plaga de la filoxera, hace siglo y medio, no sólo destruyó los viñedos de Europa y de otros muchos lugares sino que nos dejó un legado empobrecido: al reconstituirse las viñas con aquellas vides injertadas sobre raíces resistentes al voraz insecto, las de vitis labrusca o vitis aestivalis, vides procedentes -como la propia filoxera- de Norteamérica, se seleccionaron plantas sanas de las diferentes castas, pero se seleccionaron en general las que producían muchos kilos de uvas, no una menor producción de mejores uvas. Era el criterio imperante en la época, el cuantitativo”.

Señala que “las plantas no injertadas que han sobrevivido a lo largo de los años han sido las que han permitido recuperar la calidad, al ser propagadas. Pero ni en Cahors ni en su tierra adoptiva, Argentina, quedaron apenas cepas de malbec no injertadas. Por eso ha causado sensación un reciente descubrimiento en Chile, el único país del mundo en el que nunca penetró la filoxera, por motivos que podrían ir desde los suelos arenosos hasta el contenido relativamente alto en cobre de esos suelos”.

La publicación hace alusión al posicionamiento de Chile en el mercado de vinos, recordando que es el cuarto exportador mundial, con 470 millones de litros vendidos en 2015. Indica que sus viñedos se extienden casi 700 kilómetros a lo largo del país y que tradicionalmente las plantaciones se ubican en el valle central, pero que, favorecidos por el cambio climático los cultivos se han desplazado más al sur.

“Uno de estos grandes descubrimientos se produjo cerca de la localidad de San Rosendo, en la región del Bío Bío (a unos 520 km al sur de Santiago), donde los productores han elaborado durante muchos años un vino de mesa de muy bajo precio, llamado 'pipeño', mezcla de castas desconocidas o poco apreciadas de vid. Cuando los enólogos comenzaron a llegar a la zona, descubrieron que lo que se cultivaba eran cepas de malbec centenarias. Esta casta, tradicionalmente cultivada en Argentina y Francia, fue al parecer llevada a San Rosendo por colonos franceses en el siglo XIX.

Según los especialistas, no existe un malbec sin injertar tan puro como el encontrado en el sur de Chile. En otros lugares se cultivan cepas de malbec injertadas sobre portainjertos. El de Chile “es un malbec genéticamente 100% puro”, afirma el enólogo chileno-francés Francois Massoc. En San Rosendo se han encontrado siete hectáreas de malbec y otras pocas plantas de cabernet sauvignon y cabernet franc, convirtiendo a esa zona en un banco genético de estos tipos de uvas, lo que ha causado un gran interés en Europa y Estados Unidos”.

Una semana después de esa nota, el mismo sitio publicó la opinión del enólogo mendocino De la Mota, quien señala que el carácter único de esas cepas de gran pureza genética no es tal, puesto que lo comparte con gran parte de las cepas de malbec existentes en Argentina.

Recuerda que el malbec fue introducido en Chile y también en la Argentina por Miguel Aimé Pouget, quien llegó a Mendoza contratado por el gobernador Pedro Pascual Segura por sugerencia de Domingo Faustino Sarmiento. Destaca que en Mendoza Pouget fundó el 17 de abril de 1853 la Quinta Agronómica, introduciendo cepajes de malbec y semillón, entre otros y que por ese motivo el 17 de abril se festeja el Día Mundial del Malbec. Cabría recordar que la primera aparición de filoxera se observó en la zona de Gard, en Francia y en un invernadero de Hammersmith, cerca de Londres, recién  en 1863, diez años después de la llegada de Pouget a la provincia.

De la Mota dice que el malbec plantado en la Argentina y muy especialmente el de Mendoza fue a pie franco, es decir sin injertar, llegando a existir en 1968 unas 48 mil hectáreas.

“Esta vasta superficie de malbec es pre filoxérico (...) determinaron que Mendoza se transformara en el reservorio más importante de la variedad, pues se encuentran selecciones masales de calidad y fenotipos únicos”. Y finaliza indicando que el profesor de ampelografía de la Escuela Nacional Superior de Montpellier, Jean Michel Boursiquot le confirmó que los análisis realizados con muestras tomadas en Mendoza en 1989, 2003 y 2014, demuestran que el malbec de Argentina es el mismo cepaje original cöt de Francia, pero que indudablemente la población es mayor que en la zona de origen, asegurando que si existen nuevos viñedos plantados sobre portainjertos resistentes a la filoxera, la gran mayoría de los que se cultivan en la Argentina son viejos y a pie franco e incluso si se plantan nuevos sobre pies americanos, se utilizan yemas provenientes de selecciones masales locales de calidad enológica probada y reconocida.

Vuelvo a insistir en que la publicación de las notas sirve para demostrar el prestigio alcanzado por los vinos argentinos, esencialmente en base al malbec y que ha encontrado en Mendoza el lugar ideal para desarrollar todo su potencial. A modo de ejemplo puede señalarse lo afirmado por el periodista especializado James Suckling, actual director del área de vinos de la revista de lujo Asian Tatler, quien aseguró que “en Argentina el malbec es una variedad única, que define la grandeza de ese país. Los vinos malbec que se producen en Argentina tienen tal distinción que ninguna otra parte del mundo puede duplicar”.

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