El mercado del real estate es uno de los principales destinos de los inversores, y quienes saben del tema tienen sus inversiones diversificadas en distintos rubros. El real estate tiene una característica especial, que lo hace único: es “ilíquido”.
Esta característica hace que no genere información diaria en cuanto a su valor, como los activos financieros, lo cual es muy valioso ya que permite una toma decisiones más ordenadas y con menor estrés. Es una de las razones por las cuales los asesores patrimoniales recomiendan ladrillos, especialmente para las planificaciones y los traspasos de herencias.
Otra cosa interesante del real estate es que es uno de los pocos activos que se ajustan con la inflación, con lo cual su valor no sólo se aprecia por la suba del activo (es decir demanda vs. Oferta) sino que además se incrementa por el mero paso del tiempo.
Y si hablamos de inflación, una excelente forma de “combatirla” es con metros cuadrados: la historia marca que el real estate siempre ha subido de precio en el largo plazo.
Una cosa que es importante resaltar es que es fundamental la ubicación al momento de realizar una inversión. Si bien considero que “casi siempre” es bueno invertir en inmuebles, hay que destacar que la ubicación de los mismos es fundamental a la hora de tomar la decisión.
En oficinas
Invertiría, sin dudas en oficinas, pero sólo en aquellos edificios nuevos que generan una experiencia en el usuario. Los mismos deben ser modernos, con espacios ventilados, espacios recreativos comunes, con eficiencia energética y buenos accesos. Creo que la realidad marca que, a futuro, con el cambio de hábitos habrá menos oficinas, pero las que ofrezcan un valor diferencial se verán beneficiadas en precio y calidad de ocupantes.
*CEO de la Desarrolladora Branson
