¿Nos hemos puesto a pensar cuántas veces usamos el vocablo ‘pan’ en expresiones cotidianas, sin que estemos aludiendo, necesariamente, a la masa de harina que, cocida en el horno, se usa como alimento?
Vamos a revisar muchas de esas locuciones, con el significado que connotan. Así, sucede con la expresión que da título a la presente nota: ‘pan perdido’ es, en la actualidad, muy poco usada y puede transcribirse también ‘pamperdido’; con valor sustantivo y adjetivo, designa a la persona que ha dejado su casa y se ha vuelto holgazana y vagabunda: “Ya no es aquel trabajador que vos conociste, hoy es un pan perdido”.
También, en la actualidad, es poco usada la expresión ‘pan mal conocido’, que está referido a un favor o beneficio que no se ha agradecido: “Es muy ingrata pues, a pesar de todo lo que hice por ella, hoy se ha vuelto un pan mal conocido”. Lo contrario es ‘pan agradecido’, que indica a la persona que sí reconoce un beneficio.
¿Y a qué se denomina ‘pan de pita’? Es aquel pan plano y redondo, ligeramente fermentado y generalmente hueco, originario del Mediterráneo oriental”: “Cada uno de los invitados, llevaba pan de pita en sus manos”.
Estar observando una dieta estricta, ya por castigo, ya por un régimen especial, se indica con la locución ‘a pan y agua’; la locución se originó en la expresión ‘pan y agua’ que designaba una cierta cantidad limitada de maravedís dadas por las órdenes militares a sus caballeros en concepto de alimento.
Y de la oración que conocemos como ‘padrenuestro’ proviene la locución ‘el pan nuestro de cada día’ que no solo designa el alimento cotidiano sino que alude a algo que es habitual y frecuente: “Los cortes de calle se han transformado en el pan nuestro de cada día”.
Una locución que da a entender que se hace lo contrario de lo que se pretende es la que dice ‘hacer un pan como unas hostias’: “Por más que luchaba no conseguía lo que se proponía y hacía un pan como unas hostias”.
Algunas locuciones que incluyen el vocablo ‘pan’ no son conocidas entre nosotros, aunque la Academia las detalla y explica, sobre todo las que poseen sentido negativo: ‘No cocérsele a alguien el pan’ tiene carácter coloquial y significa que alguien está intranquilo hasta que logra hacer, decir o saber lo que se desea; ‘no comer alguien el pan de balde’ indica que algo no se recibe en forma gratuita sino por un trabajo; ‘no haber pan partido entre dos o más personas’ da a entender que existe estrecha amistad o confianza entre ellas; ‘no comer/pedir pan algo’ significa no estorbar u ocasionar gastos; ‘negar el pan y la sal a alguien’ implica no querer reconocer en él ningún mérito; ‘ni qué pan caliente’ tiene valor interjectivo y señala que se rechazan las propuestas de una persona.
Una rápida visita a los refraneros más conocidos nos da una lista enorme de paremias en que aparece el vocablo ‘pan’. Nos detendremos solamente en algunos: ‘Donde hay hambre, no hay pan duro’, que el Refranero multilingüe del Instituto Cervantes recoge como ‘A buen hambre no hay pan duro’; manifiesta que, cuando uno está hambriento, ha de comer lo que encuentra y no poner reparos a la calidad de lo que tiene a su alcance o de lo que se le ofrece. En un sentido más amplio, cuando se tiene necesidad, no se pone objeción alguna.
Similar interpretación puede darse a ‘A falta de pan, buenas son tortas’, que recomienda conformarse con lo que se tiene, si no se ha conseguido algo mejor. Otras versiones de este refrán son ‘A falta de carne, bueno es el caldo’, ‘A falta de faisán, buenos son rábanos con pan’ y ‘A falta de vaca, buenos son pollos con tocino’.
Un refrán que pondera la franqueza del castellano es el que dice ‘Castellano fino, al pan, pan y al vino, vino’, reducido a su última parte (‘Al pan, pan y al vino, vino’). Se aplica cuando se habla con sinceridad, llanamente y sin rodeos.
‘Donde pan comes, migas quedan’ es un refrán que nos lleva a reflexionar sobre las consecuencias evidentes después de cualquier acto. El mismo sentido lo da la variante ‘El que come pan, migas hace’.
Si se asocian el dolor y la pena al insumo de pan, el refranero nos da ‘Los duelos con pan son menos’. La interpretación de esta paremia nos indica que cualquier dolor, con pan, se alivia pues la adversidad es más llevadera si hay bienes materiales. Evidentemente, ‘pan’ toma, por sinécdoque, el valor de “alimento, sustento”. El mismo valor posee el término en el dicho del Génesis ‘Ganarás el pan con el sudor de tu frente’.
Se asocia el sabor del pan recién horneado con el gusto por comerlo y ello se exterioriza en dos refranes elocuentes: ‘Pan caliente, hambre mete’ y ‘Al pan caliente, métele el diente’. También pondera el gusto por el pan la paremia ‘Uvas con queso y pan, no hay en el mundo tal manjar’.
También la indigencia se relaciona con la falta de alimentación adecuada; en tal caso, traemos a colación ‘A pan de quince días, hambre de tres semanas’, que se asocia con el ya considerado ‘Para el hambre, no hay pan duro’ y con ‘A pan duro, diente agudo’.
Y cerremos la nota con algunas locuciones de carácter positivo: ‘valerle a alguien un pan por ciento’ significa que se ha obtenido, material o moralmente, considerable ventaja al hacer algo; si de una persona se afirma que es ‘pan de Dios/pan bendito’ estaremos significando que es muy bondadosa; si una cosa resulta ‘pan y miel’, indicamos que es buena y agradable; y, finalmente, algo censurable: ‘pan y circo’/ ‘pan y fútbol’/ ‘pan y toros’ son locuciones sustantivas que se aplican a las “distracciones y alimentos que, como recurso político, se proporcionan a la población para que no cree conflictos o para distraerla de problemas mayores”.