Los buenos resultados observados en una escuela de Fray Luis Beltrán, Maipú, a partir de una serie de talleres de reflexión para controlar situaciones de violencia, llevó a la profesora impulsora del proyecto, Andrea Federico, a dar un nuevo paso en procura de generar un ambiente de armonía y entendimiento.
La docente, que dicta Matemáticas en el nivel secundario del Cebja 3-128 “Marilín Penna de Ferro”, había observado a principios de año situaciones de violencia, escasa autoestima y bajo rendimiento escolar, entre otras problemáticas.
Sin tiempo que perder, puso manos a la obra e implementó un proyecto que rápidamente impactó entre los adolescentes y adultos que constituyen su alumnado. Impulsó talleres semanales con juegos y actividades para reconocerse, hablar de sí mismos y soltar sentimientos. Los resultados la sorprendieron porque el clima en el aula cambió drásticamente.
Fue por eso que avanzó otro paso más en este proyecto que involucra todo el ciclo lectivo y que, a la vez, genera gran entusiasmo y consciencia entre los estudiantes.
En esta ocasión también participaron activamente docentes y directivos y se abordaron tres ítems: fortalezas, debilidades y empatía, término muy de moda en estos tiempos y cuyo significado radica en la capacidad que tiene una persona de percibir los pensamientos y las emociones de los demás, basada en el reconocimiento del otro como similar pero con mente propia. Y por eso es vital para la vida social.
“Nuevamente nos hemos quedado sorprendidos. Salieron a la luz numerosas debilidades como la propia violencia, la furia, el enojo y la timidez. Es muy importante reconocerlo para poder cambiar la actitud”, sostuvo la docente.
Sin embargo, uno de los momentos más interesantes del taller, tras hablar de las fortalezas, resultó cuando se abordó la empatía a través de la diversión y de distintos entretenimientos y espacios de reflexión,
En este caso el juego se denominó “mensaje del descompuesto” y contó con la colaboración del profesor de teatro Cristian Bucci.
“Consistió en una dramatización. El juego proponía dos maneras de hablar con sinceridad acerca de un compañero: uno, siendo directo y sin utilizar la empatía; el otro, con empatía”, relató.
Esta actividad pudo dejar en claro el daño que se le puede causar a una persona cuando el mensaje llega distorsionado, tipo “chisme” y tras haber pasado de boca en boca.
“Todos entendieron a través del juego lo distinto que puede llegar un mensaje y el daño que se puede generar. También la importancia de no llenarle la cabeza a nadie y ser cuidadosos con el otro”, amplió.
Para Andrea Federico, las emociones representan un pilar para abordar cualquier tipo de aprendizaje. Si bien ella es profesora de Matemáticas, desde esa disciplina hay muchísimo por hacer.
“Desde que empezamos con este proyecto y con los talleres, hemos podido controlar los conflictos en el aula y hay más tolerancia”, repitió, para adelantar que se continuará con estas actividades hasta el fin del ciclo lectivo.
La primera parte del año abordó el tema de la autoestima debido a las pelas, insultos y clima de violencia. Ahora fue el turno de la empatía. Y nuevamente los resultados sorprendieron.
El proyecto se titula “Quién y cómo soy” e intervienen varios docentes de distintas materias.
“Pero aquí no se trata de lo que esperamos, sino de llegar a descubrir el problema que está influyendo en el proceso de aprendizaje y en la continuidad de sus estudios”, había advertido Andrea en la anterior oportunidad, entrevistada por Los Andes.
Para ella, dedicar un rato a dialogar también es trascendente en el aula, así como poder expresar qué ven cuando se ven.
Andrea espera dejar una huella sólida y positiva entre los estudiantes que están de paso por la institución. Personas, dijo, que puedan tener un futuro y realizarse en la vida.
“Pero para eso deben empezar por ellos mismos, por su seguridad y su autoestima. A partir de allí se puede dar el progreso que todos necesitamos en la vida”, reflexionó.
Es por eso que el proyecto permite a los estudiantes conocer, descubrir y valorar sus potenciales, habilidades y destrezas, tal vez desconocidas u ocultas por temor o por un sentimiento de incapacidad a tomar decisiones de actuar.
“Queremos lograr personas capaces de superar dificultades; de reaccionar y superar obstáculos, chicos responsables que confíen en sí mismos y crean en sus aptitudes, personas creativas, preparadas, autónomas, autosuficientes, seguras de sí mismas, que puedan tomar decisiones y se acepten como son”, agregó, para concluir en que todos contamos con grandes cualidades y habilidades que deben ser explotadas.
Así, hasta diciembre el equipo se propuso promover cambios de hábitos, instaurar un clima de afecto, comprensión y comunicación, buscar el diálogo, la confianza, la empatía, el respeto y el reconocimiento.
Finalizó la docente que a principios del mes próximo tendrá lugar el tercer y último taller. “Los chicos ya lo están esperando”, sostuvo.