La Unidad Fiscal de Homicidios y Violencia Institucional de Mendoza investiga un total de cuatro causas, basadas en denuncias por irregularidades en la Clínica Santa María, ubicada en calle Federico Moreno y Entre Ríos de Capital. Dos de estas presentaciones corresponden a familiares de Alejandro Atencio, quien recientemente, y en el término de apenas 15 días, perdió a su padre y a una tía en episodios “confusos e irregulares” en el lugar, según su propia definición, que compartió con Los Andes.
La Unidad Fiscal señaló que las causas figuran como “Averiguación de muerte” en virtud de algunos hechos negligentes, en palabras de los familiares de las víctimas.
Las denuncias se dan en el contexto de un caso reciente que tomó incluso estado público, cuando, por un certificado de defunción mal confeccionado, se dio por fallecida a una mujer que estaba viva.
Una familia con tres fallecidos
Atencio enumeró a este diario cuestiones relacionadas con pérdidas de documentos de identidad, falsificaciones y errores en los certificados de defunción. Errores que la clínica niega, invocando investigaciones de la propia Justicia.
Las personas involucradas fueron su padre, Jorge Atencio, y sus tías, Mafalda y Elina Araujo -aunque las denuncias contemplan solo a los dos primeros-.Al parecer, según lo que expresa, el familiar nunca pudo reconocer los cuerpos debido al protocolo.
En medio de la pandemia que ha trastocado y puesto en tensión el sistema de salud, el denunciante dijo que su padre contaba con una enfermedad de base, pero que sus tías ingresaron por motivos ajenos a la Covid-19.
Atencio explicó que, en realidad, su padre sufrió una neumonía luego de que fue obligado a permanecer desde las 18 hasta las 3 de la mañana a la intemperie y con frío, a la espera de que atendieran a su esposa -es decir, su madre- en la misma clínica.
Lo cierto es que el pasado 4 de septiembre, finalmente, Jorge Atencio falleció sin que luego Alejandro pudiera hacer un acto tan básico, dijo, como reconocer el cuerpo. Tanto su DNI como su carnet de Pami, manifestó, se extraviaron y nunca los pudo recuperar.
Con su tía Mafalda, según relató, el caso fue aun más grave: según el denunciante, el 21 de agosto, cuando murió, llegó a la cochería y constató que le habían entregado un DNI y certificado de defunción de otro paciente. Atencio tampoco pudo reconocer a sus tías, ya que abrir el precinto de la bolsa implica riesgo de contagio, dijo.
La clínica negó las acusacionesSin embargo, desde un comienzo, la clínica negó las acusaciones de Atencio. “(Los cuerpos) en todo momento estuvieron a disposición de los familiares”, confirmó el fiscal Gustavo Pirrello en un comunicado.
De hecho, ante la consulta de Los Andes, desde el nosocomio respondieron con un descargo en el que rechazan especialmente este caso.
En el caso puntual de Atencio, negaron que hubiera mala praxis e invocaron el dictamen del cuerpo médico forense al respecto. Además, dijeron que fue Atencio el que dudó de la identidad de los cuerpos a pesar de la identificación hecha por la misma fiscalía.
Por otra parte, el escrito (firmado por el apoderado, Javier Parmucci) consideró que estas denuncias “sin apoyo ni sustento salvo un interés espureo” perjudican al personal médico que trabaja en el lugar.
Según explicó, ambos pacientes -Atencio y Araujo- ingresaron con serias dificultades, como insuficiencia cardíaca y respiratoria, neumonía bilateral y Covid-19 positivo, hechos que entienden que motivaron ambos decesos.
En el escrito, Parmucchi también expresó que el cuerpo médico forense determinó que Atencio debía retirar los cuerpos y que, en lugar de hacerlo, obstaculizó los pasos y se dirigió a los medios para desacreditar al sanatorio. “No hubo confusión de fallecidos”, aseguró.
Casos resonantes: la clínica reconoció un error, pero rechazó otras denuncias
El caso de la abuela que dieron por muerta en la clínica Santa María aún sigue dando que hablar. “Aún no salimos del asombro, nunca en la vida nos pasó algo así”, había señalado Shirley Hernández, nieta de María Garro, de 71 años. Es que el 7 de septiembre, los familiares de Dora fueron avisados sobre su “fallecimiento”. Hubo entrega de cuerpo y entierro. Pero poco después un nuevo llamado dio cuenta de que la señora esperaba en la clínica a sus familiares. Hoy se recupera de una neumonía.
En ese momento, el propio apoderado de la clínica reconoció el hecho. “Al otro día se hace revista de sala y se ve que se había cometido un error”, dijo a Los Andes en ese entonces. Otra denuncia la hicieron familiares de Milena Cataldo, quien en el nosocomio fue dada por muerta dos veces.