Exceso de ego ¿cómo recuperar la paz y la armonía?

En este segundo encuentro sobre el ego y la mente, charlamos sobre cómo nos damos cuenta de que estamos tomados por el ego.

Laura Yofe contó cómo hace ella cuando está tomada por el ego.
Laura Yofe contó cómo hace ella cuando está tomada por el ego.

Algunos signos de que estoy tomada o tomado por el ego es cuando hago juicios de valor, critico, encasillo o quiero tener el control de una situación. Incluso si pretendo estar todo el tiempo en el presente caigo en el control y el ego me toma otra vez.

Lo más importante es darme cuenta de que me fui. Es un ejercicio -reflexiona Laura Yofe-. Cuando empiezo a conectar con armonía y paz un ratito más por día, mi vibración empieza a cambiar. Y si yo empiezo a cambiar mi vibración, el afuera también empieza a vibrar de otra manera y la gente me va a ver de otra manera.

A Laura -que es correntina de nacimiento y mendocina por adopción- le gusta decir que acompaña personas en proceso de transformación personal. “En ese transitar tengo herramientas”, dice y enumera que es consultora en decodificación bioemocional y bioexistencia conciente; coach ejecutivo, tiene trayectoria en la industria de la hospitalidad y, actualmente, está haciendo la capacitación en constelaciones familiares.

Justamente, con la idea de acompañar a quienes quieran sumarse es que se ha abierto este espacio de encuentros a través de Los Andes Streaming con Laura Yofe. En casi media hora, proponemos reflexionar diferentes tópicos para tener otra mirada sobre nuestra vida.

Ego y egocentrismo

Egocentrismo tiene la connotación de que sólo me ocupo de mí y el resto no me importa nada. “Y en esta propuesta que he aprendido a vivir -dice Laura Yofe- y que charlamos: cuántas veces me olvido de mí para no ser egoísta y damos la vida para cumplir con las expectativas y necesidades de los otros. Eso no está bien ni mal. El tema es que cuando me olvido de mí para complacer al resto, generalmente no la paso bien.”

En la cuarentena, el mensaje más contundente fue somos uno: yo me cuido para cuidarte. Fue el mensaje más contundente porque asumimos que estamos separados.

El ego separa y diferencia, etiqueta, limita, encasilla… te deja en un lugar del que no podés salirte. También las generalizaciones conllevan una división. Y la división es una invitación del ego para desconectarnos.

Pretender que vamos a vivir una vida sin ego es caer en el ego. Lo importante no es no caer en la dualidad, sino darme cuenta que estoy ahí.

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