El Futre, el “fantasma autóctono” que llegó con el Tren Trasandino: las versiones sobre su origen

La leyenda se remonta a los años en que se construían las vías en el lado mendocino de los Andes. La mayoría de las versiones sostienen que se trataba de un inglés, de apellido Foster y quien fue asesinado cuando iba a pagarle a los trabajadores a fines del siglo XIX.

El Futre, la leyenda mendocina que se remonta a la época en que se construyó el Tren Trasandino. Foto: Twitter @kodigomisterio
El Futre, la leyenda mendocina que se remonta a la época en que se construyó el Tren Trasandino. Foto: Twitter @kodigomisterio

¿El actor principal? Un hombre bien vestido y elegante –de traje-, pero sin cabeza y que suele aparecerse por las noches a quienes transitan por los caminos cordilleranos de Mendoza (hay hasta versiones que, indican, sujeta su cabeza en una de sus manos). ¿Su hábitat? La precordillera y Cordillera de los Andes, especialmente aquellas localidades por las que alguna vez transitó el Tren Trasandino, el mismo del que este 5 de abril de 2022 se cumplen 112 años de su primer viaje. ¿Su origen? Un mito o leyenda popular sobre un hombre que nació en Inglaterra, pero que llegó a Mendoza en los años en que se construía el tendido del Trasandino (entre 1886 y 1909) y encontró una trágica muerte en la zona del Cerro Tolosa, cerca de Las Cuevas.

La historia de El Futre es una de las más repetidas en Mendoza, sobre todo entre quienes alguna vez han viajado por la noche en zonas cordilleranas o quienes han acampado en el lugar, fogón mediante. “Es el fantasma autóctono de Mendoza, y llegó junto con el Tren Trasandino”, describe el presidente del Ferroclub Trasandino de Mendoza, Rubén Lepez. Y es que si de mitos y leyendas urbanas se trata en esta parte del mundo, no hay nadie que pueda siquiera hacerle frente en cuanto a fama a El Futre. Se trata de un ciudadano inglés, de apellido Foster y quien se encontraba en Mendoza en los años en que las vías del Trasandino se estaban instalando en los Andes, tanto del lado mendocino y como del chileno.

El Futre, la leyenda mendocina que se remonta a la época en que se construyó el Tren Trasandino. Foto: Twitter @hectorlocutor
El Futre, la leyenda mendocina que se remonta a la época en que se construyó el Tren Trasandino. Foto: Twitter @hectorlocutor

Y si bien hay muchas versiones sobre las circunstancias precisas en que encontró su muerte, de lo que no hay dudas es que fue asesinado mientras se disponía a cumplir con su trabajo de pagador a los jornaleros (pagarles a los trabajadores chilenos que trabajaban en el lugar).

Un pagador decapitado

Foster era empleado de la compañía que había llegado a Mendoza a fines del siglo XIX para concretar la construcción del tendido ferroviario que vincularía la Ciudad de Mendoza (Argentina) con la de Los Andes (Chile), proyecto que había sido impulsado por los hermanos Juan y Mateo Clark. Su función era la de pagarles a los trabajadores que montaban el tendido en un plazo preestablecido y por el trabajo realizado.

Puesto que no era uno de los hombres que pasaba horas y horas instalando durmientes y rieles, la apariencia y la forma de vestir de Foster era diametralmente opuesta a la de los trabajadores ferroviarios. Un traje azul impoluto, un rostro liso y limpio y otros rasgos que contrastaban de sobremanera con los trabajadores del lugar eran sus rasgos distintivos. Y por ello es que, en tono burlesco, los trabajadores chilenos que trabajaban del lado mendocino lo llamaban “Futre”. “‘Futre’ es una palabra que suelen usar los chilenos para referirse a la gente que es muy elegante y que siempre está bien vestida”, aclara Lepez a Los Andes sobre este personaje. Claro que también hay otra versión que sostiene que ‘Futre’ terminó siendo una palabra inventada que surgió de la deformación al momento de pronunciar el apellido de Foster.

“En el cementerio de Uspallata hay una tumba de un hombre inglés que era de apellido Foster, por lo que no quedan dudas de que existió”, reafirma Lepez. Es decir, de su existencia no quedan dudas, mientras que el tema de las apariciones queda a criterio y subjetividad de cada uno.

Lo que varía, según la versión escuchada, son las circunstancias en que Foster falleció –por supuesto- decapitado. “La versión más verosímil es la que sostiene que Foster era un pagador de la compañía que llevaba adelante la construcción del Ferrocarril Trasandino. Según esta historia, su trabajo consistía en viajar a caballo a lo largo de los distintos puntos del camino cordillerano donde estaban trabajando los operarios para pagarles el jornal. Y, siempre de acuerdo a esta versión, fue asaltado en medio del camino y lo mataron cortándole la cabeza”, recapitula el presidente del Ferroclub Andino de Mendoza.

La versión del tesoro escondido

Sin embargo, hay otras voces que sostienen que al Señor Foster (o Mister Foster, dado que era inglés) lo interceptaron en su periplo para asaltarlo. Y que, aunque luego fue decapitado, no lograron quedarse con el dinero, puesto que Foster llegó a esconderlo en alguna cueva o parte de la cordillera. “De acuerdo a esta versión, hay algún lugar de la Cordillera de los Andes donde quedó escondido ese dinero y nadie lo ha encontrado todavía”, agrega Lepez.

El Futre, la leyenda mendocina que se remonta a la época en que se construyó el Tren Trasandino. Foto: Instagram @616barney
El Futre, la leyenda mendocina que se remonta a la época en que se construyó el Tren Trasandino. Foto: Instagram @616barney

Una tercera versión –y que también encuentra sus adeptos- ubica a Foster en un lugar más de villano, mientras que sostiene que fueron los propios trabajadores quienes lo asesinaron. “Hay quienes dicen que Foster había apostado ese dinero y lo había perdido. Entonces, cuando llegó sin plata para poder pagarles, los trabajadores lo mataron”, detalla.

Claro que hay otras versiones más infundadas que sostienen que el hombre fue mandado a asesinar por mantener un romance prohibido con la hija de una de las personas más influyentes y adineradas de Mendoza.

¿Un ladrón en vez de un pagador?

En una recopilación llevada adelante por la investigadora del Conicet, Gloría Videla de Rivera en su trabajo “Tres formas literarias de una leyenda: El Futre”, se cita al conocido escritor radicado en Mendoza, Juan Draghi Lucero y su versión sobre la leyenda de El Futre. De acuerdo a esta versión, que tampoco está entre las más propagadas, el protagonista no era quien le pagaba a los jornaleros precisamente, sino todo lo contrario: un elegante ladrón que asaltaba a los trabajadores chilenos ni bien había cobrado por su trabajo y en el lado mendocino del camino de la cordillera.

“Los sábados, cuando se hacía el pago quincenal, en Uspallata sobre todo, se producían muertes y muchos hechos de sangre. Poco a poco, se fue generalizando la popularidad de este personaje extraordinario que hoy se conoce con el nombre de El Futre. El vocablo proviene de un chilenismo que significa hombre elegante. Precisamente la leyenda cuenta que un hombre muy elegante desvalijaba a los peones chilenos de su cobranza semanal. Este ladrón robaba con tal maestría que no era advertido por sus víctimas (...) Con el tiempo ocurrió que alguien mató o creyó matar a este famoso Futre. Se dice por ahí que lo enterró en la parte trasera del cerro Tolosa, junto con el dinero que había robado. Desde entonces quedó viva su leyenda”, describió Draghi Lucero.

La leyenda de El Futre se remonta a la época en que comenzó a construirse el Ferrocarril Trasandino. Foto: Gentileza Ferroclub Trasandino Mendoza.
La leyenda de El Futre se remonta a la época en que comenzó a construirse el Ferrocarril Trasandino. Foto: Gentileza Ferroclub Trasandino Mendoza.

Sus apariciones

Haya sido como haya sido su muerte y se tratara de un pagador o de un asaltante, de lo que no quedan dudas es de que El Futre (o el señor Foster) murió decapitado en la zona cordillerana de Mendoza.

De acuerdo a la leyenda, a quienes pernoctan en la zona se les suele aparecer la figura de un hombre elegante, vestido de traje y que sostiene su cabeza con su mano derecha. Sin inmutarse demasiado, le pregunta a quien se encuentra cara a cara por “el dinero de la partida” y, luego de hacerlo, desaparece dejando únicamente sus huellas.

“Lo más común, de acuerdo a la leyenda, es que se le aparezca a personas que tengan alguna cuenta por saldar”, acota Lepez.

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