El fútbol de las chicas: cada vez más mendocinas se juntan a jugar por diversión

Los complejos de canchas reciben cada vez más reservas y torneos de fútbol femenino, en un nuevo paradigma que crece lejos de la competitividad y más cerca del disfrute y la distensión.

El aumento de mujeres que juegan a la pelota por hobby es un hecho que confirman también los dueños de los complejos de canchas. | Foto: José Gutiérrez / Los Andes
El aumento de mujeres que juegan a la pelota por hobby es un hecho que confirman también los dueños de los complejos de canchas. | Foto: José Gutiérrez / Los Andes

“El fútbol de los miércoles es sagrado”, suelta con naturaleza Florencia, casi como resumiendo la nota completa. Es, también, como si hubiera hablado por las cientos de chicas que transformaron una tendencia en una realidad de todos los días: cada vez son más las mujeres que se juntan a jugar al fútbol amateur en Mendoza.

Si bien el fútbol en cancha grande y el futsal ya han echado raíces fuertes en la provincia, esta es una nueva perspectiva que trata de juntarse en torno a la pelota para pasar un momento de distensión y diversión con amigas. Así como siempre se la relacionó como una actividad para hombres, ahora es un espacio que también les pertenece a las mujeres.

“No hay esquina de cualquier barrio o rincón de la provincia y Argentina en donde no haya mujeres jugando a la pelota”, reflexiona Giuliana Díaz, presidenta de la Liga Mendocina de Fútbol Femenino, en diálogo con Los Andes. Para esta referente provincial en el ambiente de la pelota, “es increíble la cantidad de mujeres que eligen el deporte de manera amateur o como un cable a tierra para poder disfrutarlo”.

Un ejemplo de este nuevo paradigma es Florencia Bustelo, una joven de 22 años que hace poco empezó a disfrutar “el fulbito” entre semana. “Me habló una conocida y me invitó a un partido porque les faltaba una jugadora. Fui a jugar con chicas que no conocía, después me uní al grupo y a partir de ahí jugamos todas las semanas”, cuenta. Ahora, tras varias semanas de partidos, afirma que “los miércoles de fútbol son sagrados” y que “cada vez hay más grupos de mujeres que juegan al fútbol”.

Fútbol femenino 
Cada vez mas mujeres juegan al fútbol como un momento de distracción y rélax
Foto: José Gutierrez / Los Andes
Fútbol femenino Cada vez mas mujeres juegan al fútbol como un momento de distracción y rélax Foto: José Gutierrez / Los Andes

Más allá de su rol como dirigente del fútbol mendocino en la rama femenina, Díaz también descargó su pasión por la pelota en las canchitas de fútbol 5 regadas por toda la provincia. “Allí donde antes los turnos eran solamente alquilados por hombres, en la actualidad están 50-50 alquilados por mujeres”, asegura.

El aumento de mujeres que juegan a la pelota por hobby es un hecho que confirman también los dueños de los complejos de canchas, como Juan Ignacio Brandi -de “Stad10″ en Las Heras y “El alargue” en San Martín- e Ignacio Fava, de “Todo pelota” en Godoy Cruz.

“Cada semana aparecen grupos nuevos, tanto de chicas que ya tienen un ritmo, como de las que vienen a jugar de manera recreativa y que, tal vez, ni cumplen con las reglas, pero lo hacen para practicar el deporte y divertirse”, dice Fava al respecto. Si bien es algo que se repite en toda la provincia, Brandi remarca que la tendencia es aún más marcada en el Gran Mendoza, donde hay mayor densidad poblacional y, por lo tanto, mayor público femenino.

Del prejuicio a la deconstrucción

Para Lucía Guillermet, fanática del “Tomba”, la pasión comenzó metiéndose en partidos de hombres en el club, el barrio o el colegio, como muchas debieron animarse hace años. “Después, ya un poco más grande, tenía amigas que también jugaban o les gustaba y alquilábamos alguna cancha o íbamos a algún parque. A veces era mixto y jugábamos un par de días a la semana”, relata.

De esa época recuerda: “Hasta una misma se sentía rara jugando a la pelota. La mayoría de las pibas que juegan de mi edad empezaron de grande, y tomar confianza en un deporte ‘de hombres’, como era en ese momento, era difícil. Para muchos pibes era imposible que una mujer jugara a la par de ellos”, agrega Lucía.

“A mí desde siempre me gustó jugar en el colegio, pero nunca hice fútbol como deporte, ni nada por el estilo. Al contrario, siempre hice danza clásica, pero me gustaba el fútbol”, recuerda Florencia sobre su niñez. “Empezó jugando con mis compañeros en el colegio, hasta que me cambié a uno donde íbamos sólo mujeres y no nos dejaban jugar al fútbol”, se lamenta la habilidosa joven.

Tercer tiempo. La charla y el brindis no pueden faltar después de cada partido. | Foto: José Gutiérrez / Los Andes
Tercer tiempo. La charla y el brindis no pueden faltar después de cada partido. | Foto: José Gutiérrez / Los Andes

Años después, fue en la universidad donde se volvió a despertar la inquietud de jugar al fútbol por diversión, cuando veía que sus compañeros organizaban partidos entre ellos. Así fue que decidió preguntarles a sus amigas si querían jugar, hasta que finalmente llegó la invitación al “fulbito” de los miércoles.

De aquellos años de prejuicio al presente de deconstrucción, ha sido un largo proceso. “Es un fenómeno que ha ido creciendo de manera exponencial, de la mano con la visibilización de los mundiales y los torneos femeninos. También de la mano de la cultura, desde que la familia acepte que su hija haga el deporte que quiera y la acompañe, que es también algo importante”, reflexiona Giuliana Díaz.

“Aunque quizás algún que otro hombre tira algún comentario, la verdad es que cada vez son más pibes que organizan mixtos, o les gusta y van a ver partidos femeninos de liga, sea en cancha grande o futsal, y está buenísimo eso”, aporta Lucía.

En ese sentido, el “claro y evidente” crecimiento del fútbol femenino amateur va acompañado “del avance cultural y de todas las cosas que estamos viviendo hoy en día”, concluye Ignacio Fava.

Brandi suma que actualmente no tienen ningún tipo de problemas de convivencia entre hombres y mujeres en las canchas. “Está bastante normalizado. Las chicas también se quedan a tomar algo ahí y conviven todos tranquilos. Nadie se desubica ni hay problemas en la relación entre hombres y mujeres en el predio”, sentencia. Bustelo lo reafirma, asegurando que no ha visto ningún trato diferente en sus veces jugando al fútbol con amigas.

Foto: José Gutiérrez / Los Andes
Foto: José Gutiérrez / Los Andes

De hecho, Fava reconoce que esta nueva realidad les ha puesto un desafío por delante a los dueños de canchas: “Tenemos que adaptarnos con las instalaciones para tener baños, vestuarios y duchas también para mujeres, porque antes el complejo estaba solamente pensado para hombres, y, de a poco, eso ha ido cambiando”.

Fuente de diversión y oportunidades

Ahora integrada con sus compañeras del “fulbito” de los miércoles, Florencia Bustelo disfruta no sólo de jugar a la pelota sino de todo “el ritual”. “A veces vamos a comer y hasta llevamos un parlante. Es un momento de distensión, para reírnos un rato. Me gusta cuando salgo de rendir e ir a jugar para distraerme un rato. Está bueno, la pasamos bien, no lo hacemos de manera profesional y creo que de eso se trata también”, reflexiona.

“Siempre va entrando gente nueva y vamos invitando a quien se quiera sumar. Hemos visto a otros grupos de chicas jugar y hemos jugado contra ellas”, continúa Flor. De hecho, también cuenta que están pensando en jugar algún torneo amateur, también para divertirse.

Fava, del complejo Todo Pelota, detalla que en sus canchas se desarrollan torneos femeninos los fines de semana y que hay una demanda muy grande. En Stad10 Fútbol también se realizan y Brandi sostiene que “llevan mucho público porque van con toda la familia”.

La presidenta de la Liga Mendocina revela que “hay muchos clubes que van a ver los torneos paralelos para ver jugadoras que no están fichadas e invitarlas a sus clubes”. Para muchas de las chicas, el “picadito entre semana” es el primer paso para iniciarse en un mundo del fútbol que cada vez da más oportunidades.

Así le sucedió a Lucía, que después de las canchitas y los parques pasó a jugar fútbol 11 en la universidad, luego en clubes y ahora en futsal en su querido Godoy Cruz Antonio Tomba. “Varias de las chicas que conocía jugando en canchitas y partiditos ahora hacen futsal también”, continúa la joven. Eso sí, los mezclados entre semana no se cortan: “Cuando está el receso y ninguna está compitiendo, nos juntamos. Es algo que disfrutamos y nos gusta, sea con pibas nuevas o un rejunte de las que todavía seguimos”.

En el caso de Florencia, jugar al fútbol con sus amigas despertó una nueva pasión. “El otro día fui a la cancha, cosa que antes no me había interesado. Y también presto más atención cuando veo fútbol”, confiesa. Giuliana Díaz está convencida de que todo lo que está sucediendo en torno al fútbol y las mujeres “es una base y un precedente para que realicen este caminito de después querer meterse a este deporte y hacerlo de manera profesional”.

Por el momento, Florencia y sus amigas disfrutan y se divierten en la cancha sin pensar más allá. “Creo que eso es lo lindo de que nos juntamos. Cada una tiene su vida y el fútbol es el momento para distendernos”, concluye convencida.

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