Malvinas, 40 años de una guerra que nos tocó de cerca. A los argentinos y, como parte del país, a los mendocinos ubicados a 2232 kilómetros de las islas. En la provincia, rodeada de secano, hubo actos oficiales encabezados por las autoridades de la época. Allá, en la tierra rodeada de mar profundo con la mirada más cerca del círculo polar Antártico que del Aconcagua, los primeros argentinos pisaban tierra de combate. Aquí, como en todo el territorio nacional, la guerra se vivió de cerca, intensamente.
La doctora en historia Paola Figueroa recordó que cuando se llamó a la guerra todas las provincias estaban intervenidas por el proceso militar. En ese sentido, la intervención de Mendoza, encabezada por Bonifacio Cejuela, dispuso el reclutamiento de soldados a través de la radio, quienes debían remitirse a la octava brigada de montaña de la calle Boulogne Sur Mer. “Inmediatamente empezó el proceso de legitimación de la guerra a través de los medios de comunicación mendocinos”, señala la historiadora.
En tanto, dijo que por aquellos días se vivía un clima de guerra porque la propia dictadura había bajado el tema a las escuelas. “Había normativas específicas. De hecho, por ejemplo, las tareas de manualidades o de artes plásticas eran para la producción de bienes que les sirvieran a los soldados. Se manufacturaban bufandas, guantes o mantas para enviarles a quienes iban a la guerra. En este sentido, maestros, niños y niñas se vieron involucrados en la guerra también”, explicó Figueroa.
Continuando, aseguró que lo que se intentaba sostener era el disciplinamiento social. “Se hizo sentir muy fuerte en las escuelas. Pero recordemos que fue un hecho que atravesó a toda la sociedad, no solo a los docentes y estudiantes sino también a todas las familias”, remarcó la docente.
Recordemos que el 2 de abril de 1982, tropas argentinas desembarcaron en las islas Malvinas con el fin de recuperar la soberanía que en 1833 había sido arrebatada por fuerzas armadas de Gran Bretaña. A pocos días del desembarco y toma de las islas por parte de la tripulación argentina, la entonces primera ministra de Inglaterra, Margaret Tatcher, envió una fuerte dotación de militares ingleses para dar respuesta y desplazar a la milicia argentina.
El conflicto bélico resultó ineludible. Si bien fue corto, duró alrededor de dos meses y medio, tuvo resultados contundentemente trágicos: 649 bajas argentinas y más de 500 suicidios motivados por secuelas y traumas de posguerra.
Las despedidas
Figueroa añadió que otro tema fuerte en lo local, y que se replicó en todo el interior, fue que todos los soldados debían irse hacia Buenos Aires para partir desde allí hacia las islas. “Y no ocurría como ahora que había celulares. No se sabía mucho. Si se iban en barco o por tierra hasta Tierra del Fuego y luego cruzaban. Entonces era como una doble despedida, la del lugar de origen y después la de los puertos de Buenos Aires. Era muy duro”, indicó.
Continuando, aseguró que en Mendoza también se veía con mucho resentimiento la postura tomada por Chile, que apoyaba a Inglaterra. “Se decía mucho la frase ‘les damos de comer a los chilenos’ en referencia al veraneo en aquel país. Pero de forma muy despectiva. Y también se ensalsó mucho a los ‘hermanos peruanos’ que apoyaron a Argentina en la guerra. En su reivindicación”, explicó Figueroa añandiendo que se profundizó el rencor con Chile y la dictadura también se encargó de que esto sucediera.
En tanto, también señaló que en esta época la crisis económica no era un factor a tener en cuenta. Sobre todo pensando que la gran crisis llegaría con la hiperinflación durante el gobierno de Alfonsín y el levantamiento de Aldo Rico y Seineldín. Pero esos serían temas posteriores.
Malvinas, antes de la guerra
Figueroa indicó que desde lo escolar se enseñaba que las Malvinas eran argentinas aun antes de la guerra. Y que los niños debían pintar su ubicación en los mapas. “Estaba instalado el tema aun antes de la dictadura. El nacionalismo era general en lo vinculado con Malvinas. Y había reconocimiento de las islas como parte de territorio nacional. Lo que sí, si bien estaba la idea de que las Malvinas eran argentinas, nunca la sociedad imaginó que se iba a llegar a una guerra”, explicó agregando que estaba latente el aniversario 150 de la ocupación inglesa de las islas (están ocupadas desde 1833).
Para terminar, dijo que la guerra, en general era apoyada desde el primer momento. “La gente salía a la calle con la euforia, se festejaba y se apoyaba. Después se fue cayendo esto cuando la gente tomó conciencia de lo que es estar en guerra con una potencia. Una guerra que ya estaba perdida desde el principio”, terminó.
Desde la mirada del periodismo
El periodista de Los Andes Miguel Títiro contó, desde la mirada profesional del reportero, como se vivieron aquellos días en Mendoza. “Debo ser sincero…fui uno de los muchos argentinos que ‘se comió’ el amague cuando empezó la contienda, y creyó que la cosa se podía dar, tal como lo promocionaban los militares de entonces. Eso sentí y pensé en los primeros días de la ocupación de las islas por las fuerzas nacionales”, aseguró.
Además dijo que en las primeras semanas, había mucha efervescencia en la Redacción de Los Andes, que en los ‘80 se ubicaba en el quinto piso del edificio de avenida San Martín 1049. “Con el paso de las semanas, esa sensación de que recuperábamos las Malvinas se fue trocando en desencanto y desilusión por los resultados adversos que con cuentagotas las autoridades de turno iban filtrando. Durante las jornadas de trabajo, bajábamos varias veces al cuarto piso donde funcionaba la sección Telegramas, con sus teletipos entregando la información de las agencias sobre el frente de batalla”, rescató de sus recuerdos.
Además contó que uno de los periodistas de Los Andes viajó hacia el sur argentino, lo más próximo a las islas que se podía estar. “El diario comisionó a un gran periodista, Rafael Díaz Guzmán, para ir al sur argentino, lo más cerca del escenario de los hechos. Rafael, ya fallecido, nos puso en caja cuando volvió y confesó, abatido, ‘esto no va a ningún lado, perdemos seguro’”, cerró.
Una carta “intimidatoria”
En el Archivo General de la Provincia se encuentra una carta que constituye un antecedente de la relación militar conflictiva con Gran Bretaña por Malvinas.
En ella se advierte la intimación, traducida, ordenada por “el comandante en jefe de las Fuerzas Navales de S.M. Británica estacionadas en Sud América, de llevar a efecto el Derecho de Soberanía sobre las Islas Malvinas, pidiendo arriar el Pabellón Nacional o objeto de izar el pabellón de la Gran Bretaña, retirando todos los efectos pertenecientes al Gobierno Nacional J. Onslow. Buenos Aires, 2 de Enero de 1833″, tal como reza el documento.