Crítica: “Juglares de Vendimia”, un espectáculo con ideas nuevas (y buenas) pero sin cohesión

Franco Agüero y Jorgelina Flores ponen en primer plano el cuidado de la Naturaleza, en una epopeya cuyano-alegórica que no termina de plasmarse con claridad en escena.

Crítica: “Juglares de Vendimia”, un espectáculo con ideas nuevas (y buenas) pero sin cohesión
Acto Central de la Fiesta Nacional de la Vendimia. Foto: Marcelo Rolland / Los Andes

Hay que reconocer que “Juglares de Vendimia. Un canto a la naturaleza”, el espectáculo de la Fiesta Nacional de la Vendimia 2023, se animó. Se animó a poner en el eje del guion el cuidado a la Naturaleza. Se animó a decir abiertamente que el cambio climático también es una amenaza para la industria vitivinícola mendocina. Se animó a plantear que en nuestra provincia los huarpes no son los únicos pueblos originarios, y que el poder creador de la Naturaleza es tan importante como la Virgen de la Carrodilla. También, que pese a que nuestra provincia tiene fama de ser muy limpia, a la gente que asiste a los eventos vendimiales le importa poco dejar un basural a su paso. Y también se animó a mostrarnos un San Martín con sable desenvainado y jugando bromas en la mesa (hubo indagación con historiadores respecto al sentido del humor del Libertador).

Todo esto lo sabemos porque contamos con un dossier y las explicaciones previas de la historia, firmada por el director debutante Franco Agüero y la guionista, también debutante en la Fiesta, Jorgelina Flores. Quien lea la crónica que acompaña a esta opinión puede ver lo complejo de la acción, con una Naturaleza (Celeste Álvarez) conducida por distintos juglares a través de distintos paisajes y planteos aleccionadores. Y también se habrá dado cuenta de cómo, en camino a materializarse en el Teatro Griego Frank Romero Day, esa epopeya vendimial no termina de plasmarse con claridad. Hay dos motivos, al menos.

Lo evidente es que “Juglares de Vendimia” parte de un lugar ambicioso, por no decir riesgoso: el mismo género alegórico, que a veces excluye más de lo que alecciona. Tan antiguo como nuestra necesidad de contar historias moralizantes, a las alegorías hay que tratarlas con claridad y pedagogía (como las fábulas infantiles) para que logren dejar aprendizajes. El guion, que quiere por momentos evocar la tragedia griega, haciendo recitar a los protagonistas al unísono, va en general en sentido contrario.

Es que las enseñanzas que nos propone quedan atrapadas en florituras, rimas y esa mala palabra para cualquier espectáculo que quiera enviar un mensaje limpio a un público masivo y en vivo (que no tiene la posibilidad de rebobinar o releer): el hipérbaton; es decir, cuando se pone el verbo al final de la oración, o cualquier otra alteración sintáctica.

El Acto Central de la Vendimia ya se vive a pleno. Foto: Orlando Pelichotti / Los Andes
El Acto Central de la Vendimia ya se vive a pleno. Foto: Orlando Pelichotti / Los Andes

Subido sobre ese andamio, Agüero - quien es un consumado bailarín y coreógrafo- no logra darle cohesión teatral a “Juglares de Vendimia. Los distintos elementos no terminan de encajar, se relacionan con dificultad en el espacio y el lenguaje escénico, en lugar de articularse para comunicar, prefiere no hablar: el diseño de luces no resulta un aliado a la hora de comunicar esta historia y le cuesta crear atmósferas (exceptuamos el cuadro de la Virgen de la Carrodilla, con luces led como luciérnagas); las cajas lumínicas cumplen una función discreta, las visuales intentan acoplarse a la escena (como en el episodio del Cóndor-Ave Fénix), pero en general no aportan nada, como tampoco otros elementos escénicos, que en el caso de alguna utilería mayor rozan la simpleza franciscana. ¿Se ve distinto todo esto con la tan publicitada realidad aumentada, que se vio vía streaming? La pregunta quedó flotando en las gradas.

Una murga fue la protagonista del primer acto de Juglares de Vendimia. Foto: Orlando Pelichotti / Los Andes
Una murga fue la protagonista del primer acto de Juglares de Vendimia. Foto: Orlando Pelichotti / Los Andes

Dirán: el público (y más los turistas) no van al teatro griego para entender el guion, sino para dejarse llevar por la magnificencia de una tradición que ha sabido forjar a través de las décadas un género único e irreplicable (las comparaciones con la Fiesta del Sol sobran), que interpreta el sentir del pueblo con puro maximalismo de artistas, luces y colores, cambios de vestuario y atronadores zapateos en su clímax. El impacto. “Juglares de Vendimia” juega también esa ficha, que pasa al plano totalmente subjetivo de cada espectador.

Podemos decir que en esa capa más superficial, y por lo general efectista del show, tenemos el baile y la música, que suelen ser el punto fuerte y esta vez no fue menos. Agüero, con varias vendimias en sus hombros, probablemente actuó en binomio con Paula Barbuzza, directora coreográfica, al diseñar con esmero las caligrafías de danza, que cuentan con algunas secuencias novedosas, como el momento en que un contingente de científicos clowns le toman la temperatura a los frutos de un viñedo cuyas hileras son los propios bailarines.

Acto Central de la Fiesta Nacional de la Vendimia. Foto: Marcelo Rolland / Los Andes
Acto Central de la Fiesta Nacional de la Vendimia. Foto: Marcelo Rolland / Los Andes

El descubrimiento de la murga estilo uruguayo, en este caso La Buena Moza, como comentadora de la acción resulta crucial para intentar seguir la travesía alegórica, y quizás vuelva en futuras ediciones porque demostró ser un recurso fresco, divertido y contrastante. La música (original en un 74%, apuntó el director) cumple con toda su evocación a nuestra identidad, entrelazando chacareras, zambas y más. La orquesta, apostada a un costado del escenario y en lo alto, cumple su función con la usual destreza de los músicos mendocinos convocados.

El cortometraje con San Martín (interpretado por Gerónimo Miranda), a cargo de Sergio Sánchez (Proyecto Celuloide), también fue un hallazgo interesante. Después de la experiencia pandémica de 2021 y del memorable trabajo de Matías Rojo el año pasado, parece que el lenguaje audiovisual se incorpora definitivamente al canon de la fiesta. En claro gesto de tomar esta última tendencia vendimial, Agüero convirtió al teatro griego en una fugaz sala de cine.

“Juglares de Vendimia” está arraigado en buenas intenciones y defiende que los tópicos tan gastados de nuestra Fiesta Máxima, si no se pueden erradicar, sí al menos pueden reinterpretarse según vamos viviendo como sociedad, con nuestros problemas actuales y nuestras inquietudes a futuro. Ojalá la fuerza de este impulso evolutivo siga vigente y se perfeccione en esta nueva generación de directores y guionistas, juglares y juglaresas de nuestro tiempo.

Tres destacados

Lo mejor. Incorporar a la Fiesta la temática ecologista y contar cómo el cambio climático afecta a la vid y puede alterar el sabor del vino.

Lo peor. El diseño de alguna utileria mayor.

El hallazgo. La murga estilo uruguayo como un recurso para comentar (y esclarecer) la acción y contrastar con el universo, más solemne y folclórico, del ensamble orquestal.

La ficha general

Dirección General: Franco Agüero

Autora del Guion: Jorgelina Flores

Producción General: Sara Verón

Director audiovisuales: Sergio Sánchez

Directora coreográfica: Paula Barbuzza

Directora de actores: Olga Graciela Lopresti

Directores musicales: José Darío Maugeri, Nicolás Palma

Escenógrafas / responsable de la idea escenográfica: María Claudina Gomenzoro, Florencia García Alcaraz

Responsable de cajas lumínicas: Felipe Santiago Gerardi

Jefe técnico y diseño lumínico: Enrique Poblete

Asistente de iluminación: Nicolás Alberto Carrasco

Asistentes de sonido: Fernando Cremaschi, Fernando Lorenzo, Matías Jodar

Responsable en efectos especiales: Rafael Sebastían Navarta

Responsable en utilería menor y mayor: Rodolfo Isaac Carmona

Jefe de traspuntes: Eduardo Alejandro Ortiz

Jefe de vestuario: Raúl Adrian Di Carlo

Asistente de vestuario: Vanesa Cano

Responsable de maquillaje: Sergio Ricardo Sotelo Montoya

Asistente de producción ejecutiva: Guillermo Walter Gómez

Asistente coreográfico folclore: Germán Ariel Aciar, Jonathan Zalazar

Monitores folclore: Abel Giménez, Claudia Fernández, Hernán Herrera, Melanie Pettitfour

Asistente coreográfico contemporáneo: Rodrigo Garro

Monitores contemporáneos: Jesús Garrido, Guadalupe Fuchilieri, Ignacio Bustos

Monitores de actores: Verónica Scerra, Walter Sánchez, Érica Gómez

Asistente del director audiovisual: Marcelo Julián Rivero Pallucchini

Artistas invitados: Celeste Álvarez (Naturaleza), Gerónimo Miranda (artista invitado personaje San Martín), Edgardo Trabalon (Primer bailarín del Teatro Colón, en personaje de Cóndor), Darío Sosa (bailarín del ballet folclórico nacional).

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