Con su icónica tonada que mezcla el italiano con el español, Donato de Santis ha conquistado a todos los argentinos. El chef profesional comenzó a ganar gran repercusión desde que protagonizó las primeras temporadas de Masterchef y hasta hoy se consagra como uno de los jurados favoritos en los certámenes de cocina.
Sin embargo, su historia con la cocina va mucho más allá de la simple profesión. Es una pasión que lo recorre, y que hasta lo llevó a conocer el amor. Fue hace más de 20 años atrás que Donato decidió dejar su país de origen para trasladarse a Miami y poco después, a Argentina.
Eran los comienzos del nuevo milenio, las oportunidades eran lo que él tanto añoraba. Aunque jamás pensó que lo llevarían a los brazos del amor. Cuando llegó al país se le presentó la oportunidad de hacer un casting para El Gourmet, un canal de cable de cocina.
Del otro lado de la pantalla, Micaela Paglayán, una diseñadora textil que quería aprender a cocinar comenzó a mirar sus programas. Sólo pasaron algunas semanas para que Micaela cayera rendida a sus pies.
No podía dejar de mirarlo, por lo que entendió que el amor había llegado a su vida. Aquella joven enamorada decidió contactarlo mediante una carta, la roció con perfume y le dedico un mensaje especial. Aquel detalle sorprendió al chef: “¿En serio es para mí?”, preguntó en italiano, claro.
Eso bastó para que Donato la invitara a salir. Salieron, se divirtieron y ella emprendió unas vacaciones con amigas. Cuando regresó, jamás volvió a separarse del tano y en 2004 decidieron sellar aquel amor cuando contrajeron matrimonio.
“A Donato lo ven dócil, ameno, agradable, simpático y divertido... y es verdad que es así, pero también es una locomotora y una bomba que cuando explota, agarrate. Y yo soy una mujer de armas tomar, indudablemente. Tampoco me guardo nada. Nuestros choques son fuertes, pero evidentemente nos sirven mucho”, describió la mujer hace un tiempo a Noticias.
Un amor de por vida
Llevan más de dos décadas juntos. Formaron su propia familia, comparten a Raffaela y Francesca. La cocina se convirtió en un lugar de unión, de amor y de estabilidad: ambos se dedican a manejar los negocios gourmet del chef.
Se conocen mejor que nadie, comparten la vida y, por sobre todo, su filosofía para enfrentarse a ella. “Quise buscarle el sentido a la vida. Yo salí de mi país muy joven, con la necesidad de conocer, de explorar y de ir más allá de lo que decían los demás. Encontré el budismo en Estados Unidos y en él empecé a entender las respuestas a mis inquietudes sobre la existencia en general”, relató Donato en una entrevista.
“A Mica le interesó y percibo que a ella le pasó lo mismo que a mí y reconoció que era un buen camino para entender los mecanismos que nos hacen felices”, contó el chef.