“Nadie quiere ser el cirujano que dejó a Michael J. Fox en silla de ruedas”, dijo Michael J. Fox en su nuevo libro biográfico No Time Like the Future, cuando el actor contó el duro proceso de recuperación que tuvo que vivir tras su última cirugía.
Fox ha transitado largos procesos de salud a lo largo de los últimos 30 años. Luchó contra el Parkinson, el cual lo alejó de la actuación, y ahora reveló que también tuvo que enfrentar una delicada cirugía de médula.
En aquel entonces, cuenta en el libro, fue tan agresiva aquella intervención que tuvo que aprender a caminar de nuevo. “Era un caso tan complicado que nadie se atrevía a operar”, reveló.
Un complejo proceso de recuperación
Tras la cirugía, el actor de Volver al Futuro cuenta que tuvo que transitar diferentes etapas en su rehabilitación. “Al principio era como un equilibrista con botas de militar”, escribió. “A la hora de estirar el cuerpo, de realizar los movimientos fundamentales, de sentarme o levantarme de una silla, de agarrar algo... Todo para conseguir el ambicioso objetivo final: caminar sin necesidad de ayuda”, relató.
“Recorro kilómetros y más kilómetros en un corto tramo de pasillo situado en la tercera planta de la clínica, con andador primero, con dos bastones luego, con uno solo después”, fue recordando en las páginas de su libro.
Es conocida su lucha contra el Parkinson, el cual padece desde 1998, aunque este nuevo inconveniente fue nuevo para él como para todos. En 2018, le detectaron un tumor no cancerígeno que se expandió rápidamente por todo su cuerpo, amenazando con generarle una parálisis si no era operado de urgencia.
En ese momento, fue llevado al quirófano para poder intervenir su médula. La operación, si bien resultó exitosa, presentaba muchos riesgos y algunos médicos no querían arriesgarse a que algo saliera mal. El tumor estaba ubicado en una zona compleja y, de no ser removido correctamente, podía ser contraproducente.
Fox debió someterse a una rutina de ejercicios que duró cuatro meses para poder volver a caminar. En ese proceso, se fue de vacaciones con su familia unos días, y al regresar a Nueva York por cuestiones laborales, se cayó en la cocina de su casa y se quebró el brazo. “Definitivamente ese fue el momento más oscuro de mi vida”, declaró.
En una charla con Denis Leary, hace ya algunos años atrás, el actor se sinceró respecto a este momento. “Después de mi cirugía espinal fue difícil aprender a caminar, yo me pavoneaba andando sin ayuda ni bastón y entonces me rompí el húmero, que no es ninguna broma (...) Así que cada paso es una aventura”.
“Entre el Parkinson, mi espalda, mi brazo... Sé que no se compara con lo que vive mucha gente, pero no sabía cómo hacer para inspirar a otros a mirar el futuro de manera luminosa. No sabía cómo decirles ‘las cosas van a estar bien’”, dijo, haciendo referencia a cómo se convirtió en un vocero para pacientes con Parkinson.
Eventualmente, ese período de recuperación, en el que asegura, miró “en la cama muchos programas de los 70″, le devolvió el optimismo perdido. “Ese optimismo regresó cuando empecé a agradecer, y también a aceptar lo que me sucedió. Además, comencé a mirar el futuro y a disfrutar de las cosas que tengo, y sentí que podía seguir adelante”, aseguró. “A veces siento que no quiero vender esto del optimismo porque la gente tiene problemas, depresión real, y pasa por cosas en su vida que no puedo concebir. Solo quiero ir y simplemente decirles ´animate´”.