Pablo Lacoste: “Pareciera que Alberto Fernández está trabajando a favor del Mendoexit”

Experto en las relaciones entre Argentina y Chile, cuestiona con dureza al Presidente por no haber llevado a Suárez a su viaje. Por eso, justifica la idea de una mayor autonomía de Mendoza.

Entrevista al historiador Pablo Lacoste / Ignacio Blanco
Entrevista al historiador Pablo Lacoste / Ignacio Blanco

Historiador con una profusa actividad como investigador, sobre todo de la industria del vino, Pablo Lacoste es además un profundo conocedor de las relaciones entre Argentina y Chile. Recibido en la UNCuyo, trabaja como académico en la Universidad de Santiago de Chile (Usach).

Allí vio de cerca la primera visita oficial de Alberto Fernández a ese país. El presidente argentino fue recibido por su par Sebastián Piñera pero, de este lado de la cordillera, en Mendoza, se habló muy poco de esa cumbre y mucho de la ausencia en la comitiva argentina de Rodolfo Suárez. “Es como que Europa se vincule con América del Sur sin Brasil”, compara Lacoste la no presencia del gobernador de Mendoza en el viaje.

Para este mendocino afincado en Chile hace dos décadas, el “olvido” de Fernández es un gesto a favor de fenómenos como el Mendoexit, al que no duda en celebrar.

-¿Cómo vio la visita de Alberto Fernández a Chile y todo el revuelo que generó?

-En primer lugar, tenemos que decir que toda cumbre presidencial es buena en la medida en que ayuda a generar espacios de dialogo, a aliviar tensiones. Esto es algo tremendamente importante y a veces perdemos su perspectiva. Obviamente el año pasado fue malo para las relaciones bilaterales, porque los comentarios del presidente argentino cayeron muy mal en Chile. Haberse jactado de tener una mejor política con la pandemia fue torpe, de típico porteño fanfarrón. Hoy Argentina tiene el triple de muertos que Chile y quedó en ridículo.

-Así y todo no se vieron gestos de esa molestia por parte del presidente Piñera durante la visita.

-El gobierno de Piñera se mueve dentro de las pautas de lo institucional, entonces cuida mucho de no excederse en sus declaraciones. Aunque haya tenido que soportar esas actitudes de Fernández el año pasado, se cuida todo lo posible de no caer en ese tipo de exabruptos. Trata de comportarse dentro del plano de la diplomacia. Porque la diplomacia no es algo personal sino que tiene que ser institucional, de relaciones de Estado a Estado de largo plazo. Por eso Chile produce la mitad del vino que Argentina pero exporta el triple, tiene ese control de la política exterior como algo institucional y no sujeto a la simpatía personal del presidente de turno.

-En Mendoza se cuestionó que el gobernador Suárez no fue invitado. ¿Usted coincide, debería haber participado?

-El gobernador de Mendoza representa al principal corredor bioceánico, por el cual circula el 80% del intercambio comercial terrestre entre Chile y Argentina. Por lo tanto, el presidente Fernández no llevó al principal interlocutor de la relación bilateral, por lo que significa desde el punto de vista del intercambio.

-¿Qué podría haber aportado Suárez?

-Hay problemas no resueltos. El tratado de Maipú del año 2009 estableció una serie de convenios entre los dos países, donde estaba el ferrocarril trasandino central, el paso Las Leñas y el túnel de Agua Negra. Esto es lo que la política exterior tiene que ir sustentando, sin embargo el gobierno en el último año enfrió la relación y estos tres temas han quedado fondeados. No se ha avanzado en nada y después nos enteramos de que los gobiernos no están implementando el crédito del BID para hacer Agua Negra, lo cual es una barbaridad. Mendoza necesita que ese túnel se haga para descomprimir la presión que hay sobre Los Libertadores, que está saturado.

-¿Si no se hace Agua Negra en San Juan pierde también Mendoza?

-Sí, porque Agua Negra va ayudar a descomprimir todo un tránsito que viene de Brasil, de las provincias del norte de Argentina. Entonces Mendoza necesita ese alivio, ese oxígeno. Además, cuando Libertadores se cierra hay que tener alternativas: una por el sur, el Pehuenche, y otra por el norte, Agua Negra.

-¿Es Mendoza imprescindible para la relación bilateral?

-Es como que Europa se vincule con América del Sur sin Brasil. Mendoza tiene 2 millones de habitantes, el flujo turístico va en buena medida por Mendoza, ninguna otra provincia limítrofe tiene ese flujo terrestre. Obviamente hay una concepción patrimonial del poder que es previo a la revolución francesa, cuando el monarca absoluto podía hacer lo que quería porque era el dueño del Estado. El señor Fernández, cuando excluye al gobernador de Mendoza porque no es de su partido y decide llevar a sus amigos, asume una actitud patrimonial del Estado propia del populismo latinoamericano.

-¿Cree que Mendoza, como aconseja el ex embajador José Octavio Bordón, debe tener su propia agenda bilateral con Chile sin depender de la Nación?

-La tendencia mundial es al avance de las relaciones paradiplomáticas y al papel de los actores estatales y no estatales subnacionales. Cada vez más en el mundo los municipios, las provincias, las regiones establecen vínculos con su par del otro lado de la frontera para resolver los problemas específicos. En el norte de Chile se ha avanzado muchísimo, tanto en el norte grande con Jujuy y Salta como en el norte chico, donde están armando la ruta del vino más larga del mundo entre Coquimbo, San Juan, La Rioja, Catamarca y Santiago del Estero. Por eso es bueno que el presidente Fernández haya llevado a los gobernadores de esas provincias. Sin embargo, este mismo presidente bloqueó la construcción del túnel de Agua Negra, lo que vulnera todo el trabajo de esas pymes y esos actores subnacionales. Es una situación muy incoherente.

-¿Cómo ve el fenómeno del Mendoexit, es viable cierta autonomía de Mendoza?

-Son procesos culturales de largo plazo y que crecen o disminuyen a medida que los gobiernos centrales los justifican o los neutralizan. Cuando usted tiene un gobierno autoritario en Buenos Aires, que invisibiliza a una provincia, que no tiene en cuenta sus intereses, que la agrede, le niega los fondos que le corresponden, usted va creando las condiciones paraa procesos de secesión. Esto ocurre en todo el mundo. Entonces no es una ocurrencia pintoresca, acá hay movimientos muy profundos porque son respuestas de los actores locales ante agresiones constantes de los poderes centrales. Claro que hay que ver cómo evoluciona. En la medida que Fernández actúe en esta dirección, parece que estuviera trabajando a favor del Mendoexit.

-Usted ha hablado de que los mendocinos son “tilingos” por querer vivir como no son. ¿No sería esto parte de eso?

-El concepto tilingo, que con mi equipo de trabajo desarrollamos, califica las actitudes de latinoamericanos que tratan de actuar como si fueran europeos de segunda. Eso lo vemos con múltiples actitudes, como querer poner sistemas de parquización y jardinería, grandes alfombras de pasto verde, en zonas áridas y semiáridas. Eso lo vemos en Mendoza, en San Juan, en Chile, en Perú, en México y otras partes. O como ponerle champagne, que es una denominación francesa, al espumante. Es pretender ser lo que no son.

-¿Esa tilinguería no se aplica también entonces a lo político, a querer vivir en una supuesta pureza mendocina?

-No, todo lo contrario. Enfrentar al poder, a la corrupción, al discurso de impunidad que tratan de imponer estas castas instaladas en Buenos Aires, no es tilinguería; eso es república, democracia, devolverle al pueblo sus derechos.

-¿Ve posible que exista alguna vez una integración total a la europea, sin pasaportes ni fronteras, entre Mendoza y Chile?

-Hay que ver qué quiere hacer la clase dirigente de Mendoza porque Buenos Aires plantea corrupción permanente, déficit fiscal crónico, inflación alta y ninguneo.

-Futbolísticamente hablando, ¿usted recomienda que Mendoza “pida el pase” a Chile?

-Hay que conversar mucho, no se puede decir tan livianamente. Hay que ver cómo Mendoza se puede defender de esa presión externa de Buenos Aires evitando el aislamiento y construyendo una plataforma que le dé más margen de negociación, para ver si Buenos Aires repiensa esa actitud. Todo esto son votos para el Mendoexit. Es como ocurre con Escocia: mientras el Reino Unido más los maltrata, más se va creando en Escocia el ambiente en contra de los ingleses. Yo sé que jurídicamente es imposible, pero si Mendoza sufre este maltrato pueden empezar a haber ganas de dejar de estar del lado de Buenos Aires. Y si el pueblo de Mendoza empieza a girar en una dirección contraria, no va a haber ninguna ley que sirva. Porque cuando en un matrimonio uno no quiere al otro, no hay marcha atrás. Entonces que Buenos Aires no se confíe, porque va a perder el amor de Mendoza y va a ser difícil reconstruirlo.

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