El llamativo argumento de “Chato” Álvarez para desligarse de las coimas en el juicio a Bento

El abogado, sindicado como miembro de la presunta banda que lideraba el exjuez, se desentendió de las acusaciones de cohecho que pesan sobre él. Hizo una curiosa defensa sobre el caso Palumbo.

El abogado procesado Luis Francisco “Chato” Álvarez
Foto: Orlando Pelichotti
El abogado procesado Luis Francisco “Chato” Álvarez Foto: Orlando Pelichotti

Uno de los principales acusados como miembros de la presunta asociación ilícita liderada por el exjuez Walter Bento hizo uso de su defensa este miércoles y se desligó de los casos de cohecho que se le atribuyen. Se trata del abogado Luis Francisco “Chato” Álvarez.

Álvarez, oriundo de la Ciudad de Buenos Aires, se encuentra detenido con prisión domiciliaria allá y prestó su declaración indagatoria desde las oficinas de la PROCELAC, vía Zoom. Pidió hacerlo después de que hayan desfilado testigos que lo acusaron de haber intentado cooptarlos para pagar coimas a cambio de beneficios judiciales. Precisamente sobre las situaciones de Sebastián Palumbo y José Rodríguez Nuñez, ambos condenados por contrabando.

También habló sobre el caso del contrabandista Daniel Martínez Pinto, el que más lo complica, porque la fiscalía entiende que se perpetró un acuerdo espurio para que Bento le otorgue una prisión domiciliaria en 2019, mediante la entrega de un departamento de calle Espejo de Ciudad a modo de “garantía”.

Aferrado a Eduardo de Oro

En principio, Álvarez se aferró a su vínculo profesional con el abogado Eduardo de Oro, quien fue codefensor de Martínez Pinto y no está acusado como miembro de la banda, sino que prestó declaración como testigo. En ese nexo basó su defensa para despegarse de la investigación.

“Si la banda contaba con abogados, cómo yo voy a buscar a un abogado exógeno de la banda ¿Para qué voy a compartir honorarios con un abogado que no tiene nada que ver? Es contradictorio, inverosímil y absurdo”, planteó en principio.

Vale recordar que están acusados como organizadores de la asociación ilícita, los letrados Luciano Ortego y Jaime Alba. Un escalón por debajo en esa estructura delictiva se incluyen otros abogados, además del Chato: Martín Ríos, Matías Aramayo y Javier Angeletti.

“Como bien dijo Eduardo de Oro, la domiciliaria de Martínez Pinto la logró porque trabajó como un burro para conseguirla, son palabras textuales de él”, apuntó luego. Después se refirió a sus “honorarios” y explicó que le pidió a Martínez Pinto, tanto para su defensa como la de De Oro, fue un monto total de 150 mil dólares.

Según Álvarez la familia Martínez Pinto le entregó como parte del pago de honorarios para los dos abogados un lote, con una construcción precaria en Fray Luis Beltrán. Entonces, indicó que esa propiedad fue vendida posteriormente por él a un señor de apellido Malagoli, por 30 mil dólares en pagos de 28 cuotas.

“Con respecto a los departamentos de calles Las Heras y Espejo, que la Fiscalía insiste que han sido producto de una coima… ninguno de esos dos departamentos fue transferido. Nunca salieron de la esfera del patrimonio de la familia Martínez Pinto. Ninguno”, aseguró y manifestó que en realidad habían sido ofrecidos para cancelar los 150 mil dólares.

Entonces “lamentó” que Eduardo de Oro “no haya recordado que la familia Martínez Pinto los haya ofrecido para poder pagar honorarios porque es verdad”.

El abogado también desconoció los polémicos audios que reveló la Fiscalía, donde la madre de Martínez Pinto hablaba puntualmente de un pago de coima para lograr que saliera de la cárcel su hijo.

Dijo que fueron “tergiversados” en su contra. “Lo que puede haber dicho Ana en una llamada telefónica o en un contexto desconocido, no me puedo hacer cargo, porque a ella nunca le pedimos algo que no sea honorarios para Eduardo de Oro y yo”, aseveró y sentenció: “Cuando declare Martínez Pinto va a cerrar este círculo porque yo siempre les dije la verdad”.

La lapicera y la cervecería

Siguiendo con la línea de contacto con su colega Eduardo de Oro, Álvarez manifestó que se reunió con allegados de Sebastián Palumbo y José Rodríguez Nuñez para ofrecerles los servicios de representación legal a los dos. También admitió que llegó a ellos a través de Martínez Pinto.

El Chato se reunió con dos amigos de Palumbo, Federico González y Pablo Espínola, en una cervecería de Palmares en vez de un estudio jurídico. Allí, según la testimonial del propio Palumbo, les habría pedido una coima. “Me falta ajustar la lapicera, pero andá pensando que el número es 350 mil dólares”, aseguró el testigo que Álvarez les ofreció a sus amigos.

Entonces, sobre esa declaración Álvarez arremetió: “A los allegados de Palumbo nunca les cerré el número. Nunca les pude haber dicho una cifra. Lo único que les dije era que a Martínez Pinto le cobramos 150 mil dólares y lo pagaron como pudieron, y que todavía debían mucho más de la mitad”.

Para el abogado, el caso de Martínez Pinto era su “bandera” para vender sus servicios profesionales porque recién se estaba asentando en Mendoza. También mencionó que Marcos Calderón (imputado como sobornador en el juicio) habría llamado a Federico González tras la reunión y le dijo a él que “no se tenía que reunir con giles” y debían hablar en cambio con Aliaga sobre la situación de Palumbo, por lo que intentó despegarse.

Entonces, Álvarez ensayó una curiosa defensa: “De todo esto he aprendido muchísimo. Estoy acá por haber tenido una reunión donde nunca la debería haber tenido, que fue un café o una cervecería. Y por haber hablado en términos que en Buenos Aires son muy comunes de utilizar. Yo le declaré al doctor Vega la primera vez que me senté, que es muy común utilizar el modismo de afinar la lapicera y me hago cargo”.

“Pero eso no me convierte en un delincuente que pida una coima. Lo que quería era reunirme con Eduardo de Oro, ver la posibilidad de ver cuánto cobrábamos y si podíamos cobrar un poquito más de 150 mil pesos. Esta es la única verdad”, sostuvo sobre el caso Palumbo.

Mientras que, sobre el encuentro con los familiares de Rodríguez Nuñez, que se desarrolló en un café, comentó que les ofreció por sus “honorarios” exactamente lo mismo que a Martínez Pinto y luego los presentes habrían confundido el pedido. Para el contrabandista puntualmente, se trató de un pedido de coima por “250 mil dólares en efectivo o una hipoteca de 300 mil”.

“Modesto Rodríguez (hermano del detenido) dijo que la reunión fue muy cortita, 10 o 15 minutos. Dijo la verdad. Porque yo sí a los Rodríguez, les dije que le íbamos a cobrar lo mismo que a Daniel, 150 mil dólares”, manifestó.

“Ahora resulta que integrantes de la misma reunión dijeron tres cifras diferentes. Debería llamarles la atención. La mujer de Rodríguez dijo 250 mil dólares, el señor Rodríguez dijo 350 mil dólares y Modesto Rodríguez, su hermano, dijo 150 mil dólares”, completó. Luis Álvarez manifestó que no volverá a declarar en esta instancia y concluyó sin contestar preguntas.

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