Una vacuna contra la política enferma

El escándalo desnuda qué piensan los que dirigen el país. Se saben parte de una casta rebosante de privilegios, y hacen uso de esas dotes, con menos empatía que María Antonieta frente a su pueblo hambreado

Quienes somos optimistas esperamos, con la misma ansia que seguimos aguardando la medicina que derrote al covid, que algún día también asome en Argentina la vacuna ética.
Quienes somos optimistas esperamos, con la misma ansia que seguimos aguardando la medicina que derrote al covid, que algún día también asome en Argentina la vacuna ética.

“La política es el arte de servirse de los hombres, haciéndoles creer que se les sirve a ellos”, Louis Dumur.

1. Ellos obraron como siempre. Hicieron uso de su red, tejida durante años a través de una dinámica de favores que van y vienen con representantes del núcleo de poder. Esa es su tela, allí se mueven como araña. Actuaron como lo suelen hacer a diario: aparece un percance, y se soluciona con una llamada o un mensajito de whatsapp. “Quiero la vacuna, pero no me la compliqués. ¿Se puede hacer algo?”, dijo el dirigente, el sindicalista, el periodista amigo, y de acuerdo a su peso específico en la escala de poder, consiguió lo que consiguió: o tuvo que ir al Posadas (claro, sin hacer cola), o fue al vacunatorio select del Ministerio, o si es muy capanga, hasta le mandaron un pedidos ya de vacunas a su casa, con un pobre enfermero que seguro tenía otras cosas más útiles para hacer que atravesar Buenos Aires para pinchar a un pez gordo.

El escándalo desnuda qué piensan los que dirigen el país. Se saben parte de una casta rebosante de privilegios, y hacen uso de esas dotes, con menos empatía que María Antonieta frente a su pueblo hambreado... Días antes de la Revolución Francesa, la reina solía espolvorear sus pelucas con harina, cuando la gente no tenía ni para pan. “¿Cómo que no pueden comer pan? ¡Entonces que coman pasteles!”, es otra de las frases de la esposa de Luis XVI que quedó para la historia.

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“La política debiera ser como la matemática: todo lo que no está totalmente correcto, está mal”. Edward Moore Kennedy.

2. Lo más triste no es que actúen como siempre. Es que reaccionen como siempre. Al otro día del escándalo de los expertos en pinchazos, el Presidente desde México calificó las denuncias contra los colados vip como una “payasada” lanzada desde los medios de comunicación. La ninguneada echa nafta súper al fuego, porque dijo además que “colarse” no sería un delito. La vacuna es un producto escaso, cuya falta genera, a la larga o a la corta, dolor y/o muerte. La idea de esa colada en la fila imaginaria del vacunatorio implica la suposición de que las dosis están disponibles, y con el nivel de provisión actual esto no es así. La imagen de los poderosos vacunándose mientras personal de la salud y ancianos no pueden aún, nos hace recordar la imagen del capitán de barco corriendo por encima de niños, mujeres y ancianos para subirse primero a las balsas. El problema es que, hoy por hoy, los botes no alcanzan.

Cito a Marta Nercellas, abogada, profesora de Derecho Penal en la UBA, en Infobae: “el presidente está equivocado. No se trata de un mero adelantarse en una cola, sino de malversar bienes escasos de los que depende la salud de las personas que están en la primera línea de lucha contra el coronavirus para privilegiar a quienes no les correspondía por egoístas razones. Los delitos que creo que sucedieron fueron abuso de poder e incumplimiento de los deberes de funcionario público”.

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“La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados”. Groucho Marx.

3. ¿Y qué lograste poderoso de turno con todo esto? Desconfianza, oootra vez. Hiciste tu contribución diaria para desgastar la bendita democracia.

Qué vivo que sos, te colaste. Ganaste tiempo, excelentísimo dirigente, y te creés el más espabilado de tu cuadra. No tenés idea de todo lo que perdiste con esa decisión. Para empezar, la gente ya vio tus cartas.

Lincoln dijo que se podía engañar una parte del tiempo a una parte del pueblo, pero que no se podía hacerlo todo el tiempo a todo el pueblo. Los que somos ciertamente optimistas creemos que este cinismo estúpido no será para siempre. Confiamos en la educación, en los pibes. Que la nueva generación se inocule contra esta clase dirigente con ideas vetustas, vencidas, y sepa construir por encima, una nueva, sana, digna.

Quienes somos optimistas esperamos, con la misma ansia que seguimos aguardando la medicina que derrote al covid, que algún día también asome en Argentina la vacuna ética.

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