Mayor desigualdad, menor satisfacción y pocas propuestas para la Educación

A pesar de un diagnóstico conocido y ratificado por diferentes informes, la Educación sigue relegada como prioridad entre las candidatas y candidatos a la presidencia de Argentina.

Propuestas educativas de candidadas y candidatos a presidente. Javier Milei, Patricia Bullrich, Sergio Massa, Juan Schiaretti y Myriam Bregman. (La Voz)
Propuestas educativas de candidadas y candidatos a presidente. Javier Milei, Patricia Bullrich, Sergio Massa, Juan Schiaretti y Myriam Bregman. (La Voz)

Argentina se ubica entre los países con mayor desigualdad en los aprendizajes tanto en Lectura como en Matemática y es el único país de América Latina que aumentó, entre 2013 y 2019, la desigualdad de ingresos y al mismo tiempo empeoró la desigualdad de aprendizajes. La conclusión es del informe “Desigualdad y aprendizajes. Comparaciones entre Argentina y América Latina”, del Observatorio de Argentinos por la Educación.

Al análisis que ubica al país en la región, se suma la visión de los propios argentinos y argentinas que perciben que los servicios de educación son cada vez peores. Según el trabajo “Medición de Calidad de Vida en Pueblos y Ciudades de Argentina”, realizado por cuarto año consecutivo por Fundación Colsecor (entre el 30 de junio y el 8 de julio de este año), bajó la satisfacción respecto a la calidad de la educación en los niveles inicial, primario y secundario.

Los porcentajes son elocuentes: en el 2020 las respuestas “muy satisfecho” y “algo satisfecho” sumaron 73%, en el 2021 descendieron nueve puntos, en el 2022 bajaron cinco puntos más y en el 2023, la misma sumatoria llegó al 41,4%.

Estos informes no hacen más que reforzar el diagnóstico ya conocido y charlado en cada mesa de café, sobremesa dominical o en la puerta de los establecimientos mientras los padres esperan que sus niñas y niños salgan de la jornada escolar.

Sin embargo, parece que está lejos de ser una prioridad entre las candidatas y candidatos a presidente de la Nación. Aunque tiene cierta lógica que en en la primera parte del Debate 2023, realizada en Santiago del Estero, hayan destinado más tiempo, palabras y chicanas para la Economía, dejó mucho gusto a poco la rapidez con la que se sacaron de encima el tópico Educación.

Las y los aspirantes al sillón de Rivadavia empezaron sus dos minutos con definiciones obvias y hasta propias de las glosas de los actos escolares del 11 de septiembre o del final del ciclo lectivo. Los únicos que se aflojaron un poco el corset, en ese sentido, fueron Myriam Bregman y Javier Milei que arrancaron con otra remanida fórmula: el diagnóstico.

Los candidatos en el primer debate presidencial, en Santiago del Estero. (Clarín)
Los candidatos en el primer debate presidencial, en Santiago del Estero. (Clarín)

El Sergio Massa candidato expuso como promesa de campaña lo que ya presentó el Sergio Massa ministro de la gestión de Alberto Fernández y Cristina de Kirchner (¿será que si no llega a la presidencia retira el proyecto del Congreso?). En sus dos minutos, se explayó sobre el compromiso de subir el financiamiento del 6 al 8% del PBI (analizado días atrás en esta columna), donde está incluida la incorporación del “ítem aula” nacional que los propios peronistas quisieron derogar en Mendoza y que tanto dio que hablar al escucharlo el 1 de octubre (parece que varios de los que opinaron no habían leído el proyecto de la Ley de Financiamiento Educativo).

A su turno, Patricia Bullrich garantizó que en su gestión aseguraría 190 días de clases; declararía a la Educación “servicio esencial para que las huelgas sean fuera de esos 190 días”; aseguraría una “primaria con conocimientos reales” (habló de lectura, escritura, programación y ciencias), una secundaria “equipada para una salida laboral fuerte” y carreras cortas en las universidades que tengan relación con la matriz productiva de cada provincia.

Juan Schiaretti -como en resto de sus intervenciones- mostró a Córdoba como el laboratorio de lo que podría hacer si este 22 de octubre es elegido como presidente: jardines de 3 y 4 años obligatorios; jornada extendida de hasta 6 horas para 4to, 5to y 6to grados; más secundarias con orientación técnica; secundarias ProA (escuelas modelo en innovación educativa, que forman jóvenes especializados en Desarrollo de Software y en Biotecnología); pasantías; cuidado del salario docente; pruebas de evaluación de la calidad educativa; boleto e internet gratuitos para estudiantes.

Myriam Bregman enumeró en su plataforma, entre críticas a sus adversarios: derecho a la educación pública, gratuita y obligatoria; defensa de la Educación Sexual Integral; y “que los funcionarios públicos cobren como un docente”.

Javier Milei, cuidadoso de no mencionar los vouchers que tanta polémica han generado (tema que recordó a la ciudadanía Patricia Bullrich en el uso de su derecho a réplica), sólo centró su propuesta en la incorporación dentro de la cartera educativa de cuatro áreas: Nñez y familia, Salud, Educación y Trabajo. Algo que suena en sintonía con lo que está planteando Alfredo Cornejo para su próxima gestión como gobernador de Mendoza.

Aquello de que la educación fuera elegida como una prioridad política y social para Argentina que se promovió desde el XV Foro de Calidad y Equidad Educativas (organizado por Educar 2050, y realizado hace poco más de un año) parece que no prendió entre las propuestas de campaña. Sin embargo, aún enciende la alarma lo que planteó en el mismo Foro, Inés Aguerrondo (socióloga, especialista en procesos de innovación educativa y miembro del Consejo Asesor de Educar 2050): “La urgencia de tener un Estado con capacidad política, técnica y administrativa, con una visión de país, de tener claro hacia dónde vamos, haciéndose responsable de la inequidad de hoy en día y pensando a la educación como un derecho de bien común y social”.

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