Los signos del año que comienza

En Argentina el contexto inflacionario, al igual que la actividad económica, finalizó el 2022 con una tendencia a la desaceleración.

Los signos del año que comienza
Orlando Pelichotti / Archivo Los Andes

La inflación de diciembre se ubicó en el 5,1%. Así, la inflación del 2022 fue del 94,8%, la cifra más alta desde 1991, cuando la variación anual del nivel de precios alcanzó el 84%. El mayor incremento se dio en el rubro de Restaurantes y Hoteles, con un alza mensual del 7,2%, influido por la estacionalidad. Lo que más preocupación genera es “Alimentos y bebidas no alcohólicas”.

Este rubro registró un aumento del 4,7%. Si observamos los avances interanuales, dos rubros son los que superaron el 100%. El sector con mayor aumento fue el de “Prendas de vestir y calzados”. El incremento en 2022 se posicionó en el 120,8%. Y el rubro de “Hoteles y restaurantes” también se ubicó por encima del 100%, alcanzando una inflación anual del 108,8%.

Por otra parte, la Bolsa de Comercio de Rosario informó que las principales 6 cadenas agroindustriales de granos generaron, en 2022, unos u$s9.691 millones en concepto de derechos de exportación. Esto representó el 90% del total recaudado entre todos los sectores que pagan retenciones.

Asimismo, la Guía Estratégica para el Agro de la Bolsa de Comercio de Rosario señaló que la campaña gruesa se encuentra en peligro, ya que se está desarrollando bajo las condiciones más secas en los últimos 60 años. Las estimaciones de cosecha de soja se redujeron a 37 millones de toneladas, es decir, 25% menos de lo que se proyectaba un mes atrás.

En lo concreto, los datos correspondientes al último trimestre del 2022 evidencian la inercia con la que arrancó el 2023. A la desaceleración inflacionaria, también se sumó la desaceleración en la actividad. También, comenzamos con una disociación entre el plano real de la economía y la parte financiera, con el mercado de acciones y de bonos mostrando un repunte.

En referencia a la actividad industrial, tomando por sectores, se destaca el desempeño del rubro automotor, con 23,5% más de unidades producidas en comparación al 2021. La fabricación de maquinarias y equipos, que tuvo un nivel de actividad casi 12% mayor en el 2022 en comparación al año anterior, motivado por las compras de bienes de capital ante la ausencia de alternativas de ahorro y la aceleración inflacionaria.

Aunque el promedio del nivel general en el 2022, fue aproximadamente 5% superior al del 2021, este dinamismo no fue constante. Primeramente, hubo un avance superior al 2% durante el primer semestre, pero, con posterioridad, un retroceso cercano al 1% durante el segundo, en términos desestacionalizados.

Así, el promedio anual es un reflejo de lo que fueron los primeros 6 meses del año. La comparación punta a punta arroja un incremento aproximado de tan solo 1% en 2022 para la actividad industrial.

De esta forma, la actividad económica arranca con un ritmo menor y una tendencia al estancamiento. Es poco probable que la misma pueda seguir ajena a las tensiones cambiarias y monetarias. Los desequilibrios de la macroeconomía son una ventana abierta a posibles contracciones en la producción.

En lo bursátil, el año comienza en tendencia positiva. Riesgo País perforando la barrera de los 2.000 puntos básicos y el índice Merval que medido en dólares CCL llego a alcanzar los 690 puntos. Estos valores, si bien vistos en perspectiva no son destacables, representan una mejora considerable respecto de los últimos meses.

Asimismo, el contexto inflacionario, al igual que la actividad, finalizó el 2022 con una tendencia a la desaceleración. Vale mencionar que la escalada durante los primeros tres trimestres del año pasado fue parcialmente contrarrestada en los últimos tres meses, principalmente por los componentes estacionales y núcleo.

Mientras que, por su parte, los regulados siguieron en ascenso para reducir su atraso. Esta moderación en la velocidad crucero de los precios no está exenta de motivos que puedan volver a potenciarla. Básicamente, de la mano de la carrera nominal entre inflación, tipo de cambio y tasa de interés.

Algo que fue una constante que alimentó la inestabilidad macro durante el año pasado. Con un crawling del 6% mensual, una tasa efectiva de política monetaria por encima de ese valor, y el stock de pasivos remunerados superando los 10 billones, la economía carece de fundamentos para atravesar un proceso de desinflación en el corto plazo.

En resumen, ha sido positivo terminar el 2022 sin mayores complicaciones, pero también es el reflejo del acostumbramiento a factores perjudiciales como valores anualizados de inflación de tres dígitos, distorsiones sobre el mercado de cambios, intervenciones en el mercado de deuda, y restricciones varias sobre la economía.

Es muy complejo sostener este escenario por mucho tiempo más. O bien se llevan a cabo las correcciones necesarias o la macroeconomía entrará nuevamente en tensión.

*Federico Pablo Vacalebre es profesor de la Universidad del CEMA

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