Es difícil referirse a la política local sin tener que remitirse al escenario nacional. En especial al cabo de una semana que marcó, probablemente, la mayor crisis y el más elevado nivel de debilidad del gobierno del Frente de Todos.
En el peronismo ya no se sorprenden de lo que algunos definen como hegemonía comunicacional de Cristina Kirchner. No hay dudas de que con la famosa pulseada por la lapicera le ganó el mano a mano a Alberto Fernández. Y con su último y reciente mensaje, en su provincia, nadie puede dudar de que es ella la que conduce. Ella misma sinceró esa actitud.
Uno de los problemas que se le presentó a Alberto Fernández con motivo de la renuncia de Guzmán fue la ambición de pleno poder de Sergio Massa. El responsable de la tercera pata del frente gobernante buscaba ser jefe de Gabinete una vez más, pero lejos de parecerse al ahora opacado tucumano Juan Manzur. Sin embargo, Alberto Fernández prefirió, finalmente, darle todo el poder a su mentora y dejó al jefe de Diputados con las manos vacías.
Todo repercute en Mendoza, donde posiblemente la movida nacional siga beneficiando a La Cámpora local. ¿Por qué? Porque si, como algunos deducen, el viento a favor de Cristina Kirchner sigue soplando, en las huestes camporistas locales habrá bastante estímulo para intentar remontar una pendiente difícil, como la que tiene, electoralmente hablando, el PJ mendocino.
Lucas Ilardo, que picó en punta dentro del Frente de Todos local, organizando reuniones partidarias en distintos puntos de la provincia con la intención de recuperar mística peronista, es ya para varios observadores del día a día del justicialismo mendocino el dirigente con más posibilidades de imponer una candidatura.
Ilardo, vale recordarlo, es influyente dirigente de La Cámpora, mano derecha política de Anabel Fernández Sagasti, y si consigue imponerse al resto de la dirigencia habrá dado un golpe muy fuerte a las aspiraciones de dirigentes no kirchneristas que consideran que sí es posible recuperar una oferta del PJ mendocino más ortodoxa.
En una entrevista reciente con Los Andes, el sanrafaelino Emir Félix dijo que si el justicialismo mendocino no renueva estilo y propuestas las posibilidades electorales el año próximo serán muy bajas. Habló concretamente de recuperar la confianza de los mendocinos en esa opción política. Félix es uno de los dirigentes que se diferencia del camporismo, pero habrá que ver qué nivel de aceptación entre la dirigencia logra para no quedar circunscripto con su propuesta al departamento que conduce, especialmente si el kirchnerismo lograr reacomodarse con el resto de los intendentes o con dirigentes que siguen siendo referenciales, como los hermanos Bermejo.
No hay que dejar de lado a José Luis Ramón, el referente de Protectora que sigue aliado al justicialismo y desde su puesto se mantiene atento a todos los movimientos que apuntan hacia las elecciones. En su paso por el Congreso supo ser funcional al Frente de Todos y tejió muy buena relación con Sergio Massa. De todos modos, sus aspiraciones, en caso de existir, están sujetas al eventual apoyo desde adentro del PJ.
En cuanto al radicalismo, se insiste con que Alfredo Cornejo estaría decidido a volver. Esto se traduce en competir nuevamente por la Gobernación, de modo de retomar el camino iniciado en diciembre de 2015 y, eventualmente, corregir el rumbo en asuntos que no le hayan salido bien a Rodolfo Suárez.
Incluso, por su apetencia nacional, que existe y es importante, hay quienes sostienen que Cornejo debería intentar posicionarse aún más siendo gobernador de su provincia, de modo de relanzarse de cara a las presidenciales de 2027.
Como se ha dicho, el actual senador nacional es el preferido del Gobernador pensando en la sucesión, ya que con su candidatura Suárez limitaría notablemente las aspiraciones de intendentes y otros dirigentes que están lanzados, o expectantes por hacerlo, ni bien arranque el año electoral.
Por lo menos, Cornejo, tal vez con algún esfuerzo, uniría voluntades en el radicalismo, el principal partido de Cambia Mendoza, mientras que otras postulaciones, como la de De Marchi, podrían quedar supeditadas a otro tipo de negociaciones, dependiendo en gran medida de cómo se presente el diálogo dentro de Juntos por el Cambio a la hora de definir posturas hacia las PASO nacionales. No hay que olvidar que De Marchi, dirigente sumamente cercano a Macri, es, además, coordinador de la mesa nacional que acompaña a Rodríguez Larreta en su armado para la precandidatura presidencial.
Mientras tanto, De Marchi sostiene un séquito muy sólido en la provincia con el que va armando la estructura que debe sostener su candidatura a gobernador. Su figura política fue muy tironeada en el proceso electoral anterior, especialmente por quienes apostaban a que condujera una tercera vía electoral por afuera del oficialismo. Tal vez por ello la cautela y el armado silencioso son por el momento su mejor estrategia.
Párrafo para el solitario diputado del Partido Verde, Emanuel Fugazzotto. Representa a un espacio que tiene como principal misión seguir creciendo legislativamente para poder aspirar a apuestas mayores. Su función es ser oposición a la administración de Suárez, pero al afirmar que “las coaliciones no tienen planes de gestión y caen como modelo de gobierno” también se pone a distancia del derrumbe del gobierno nacional, derrumbe que puede seguir arrastrando a la dirigencia en general si no atina a dar respuestas.