Humedales, reserva de agua a defender

El lema del 2021 se centra en el vínculo con el agua dulce, destacando el papel que juegan estos vitales espacios en la cantidad y calidad del líquido, recurso vital para el planeta.

Imagen ilustrativa / Gentileza.
Imagen ilustrativa / Gentileza.

Cada año, la comunidad internacional evoca el Día Mundial de los Humedales, lo que ocurrió algunas jornadas atrás, el 2 de febrero. Organizado por la Convención de Ramsar sobre los Humedales, el lema del año  se centra en el vínculo intrínseco entre los humedales y el agua dulce.

Con la frecuencia cada vez mayor de agua en exceso, muy poca o demasiado contaminada, una cruda realidad en el siglo XXI, los humedales desempeñan un papel clave en el almacenamiento, absorción y limpieza de agua dulce y en la protección  de los impactos climáticos extremos.

Los beneficios o servicios ambientales de estas estructuras son muy importantes para enfrentar el cambio climático y los especialistas suelen definirlos como “soluciones naturales”, con capacidad de adaptación al cambio climático, ya que por su estructura ecológica tienen la posibilidad de proteger ambientes extremadamente desérticos.  Además poseen la capacidad de mitigar el efecto del cambio climático: son grandes sumideros de carbono, que acompañan en esa función a las grandes extensiones de bosques, y por eso evitan que el carbono sea liberado a la atmósfera.

Muchas organizaciones ambientalistas están bregando por una ley de presupuestos mínimos para la conservación y el uso sustentable de estas áreas, es decir que se las proteja y se regule específicamente las actividades productivas, los desarrollos inmobiliarios y otras acciones.

Hubo dos propuestas de ley que tuvieran sanción en Diputados de la Nación, pero lamentablemente luego perdieron estado parlamentario.

Mientras se espera ese marco legislativo de amparo, importa señalar lo que hacen algunas reparticiones, como por ejemplo Irrigación, que está desarrollando un Programa de Seguimiento de la Calidad de los humedales de nuestra provincia.

En ese contexto se han realizado estudios en la Laguna del Diamante (San Carlos), y en una serie de lagunas que se encuentran entre Guaymallén y Lavalle llamadas El Viborón, La Paloma y La Soria, donde fueron tomadas muestras para relevar el estado actual de la calidad del agua.

Otro lugar valiosísimo y digno del mayor amparo es la Laguna de Llancanelo (Malargüe), de 65.000 a 91.365 hectáreas. Es un sitio Ramsar (Nº 759 en la lista de importancia internacional), que incluye en su totalidad los límites del Área Natural Protegida Humedal Llancanelo, un sistema formado por una gran diversidad de humedales.  El sitio se destaca por su diversidad de aves, con más de 100 mil ejemplares de 186 especies.

En tanto, también se encuentran en Mendoza, otros dos más humedales de trascendencia, la Laguna de Guanacache y la Reserva Natural Villavicencio.

Hay que hacer todo lo posible para revertir la pérdida y la degradación de estos preciosos ‘regalos’ de la naturaleza: el Estado supervisando y controlando que no se produzcan alteraciones o usos indebidos de los mismos, y los particulares evitando su contaminación y agresión con productos químicos, desechos plásticos y otras impurezas.

Los humedales están convocados a desempeñar un papel fundamental en el apoyo a los esfuerzos por lograr más agua dulce segura y alcanzar el objetivo de desarrollo sostenible que manda “garantizar la disponibilidad y la gestión sostenible del agua y el saneamiento para todos”.

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